Catalunya y Escocia: En busca de futuro

JOSEP LUÍS PÉREZ DE ARCE*

 

Después de dos años de negociaciones con el Reino Unido, los escoceses salieron a la calle a votar para responder a una sola pregunta: ¿Queréis que Escocia sea un estado independiente? Solo podían votar los escoceses, y el 55.3 % estuvo en contra de la independencia y 44.7% a favor. El pueblo escocés dijo que no gracias a las promesas hechas por el Primer Ministro Británico, David Cameron, ofreciéndoles mayor control de los recursos naturales del país, total control del P.I.B. y otros derechos.

Catalunya es una nación milenaria cuyos orígenes como estado, surgieron en el Siglo XIII gracias a la creación de las “CortsCatalanes” cuya finalidad fue la de confirmar los privilegios, libertad, usos y costumbres de los catalanes. La corona de Aragón (no existía España como estado) le otorgó estos privilegios y permitió además que Catalunya tuviera control del comercio, administración de la justicia, cobrar impuestos y otros derechos haciendo de Catalunya un estado independiente. Con ello se iniciaba la creación de la “Generalitat de Catalunya”. Estos derechos y privilegios duraron hasta el Siglo XVIII cuando Catalunya, que intervino en la Guerra de Sucesión a favor de los Austrias, perdió la guerra y en septiembre de 1714 la ciudad de Barcelona, capital del estado catalán, caía en manos de Felipe V. Con ello Catalunya fue incorporada al Reino de Castilla eliminando sus privilegios incluyendo su estatuto como estado independiente.

Indudablemente el resultado del Referéndum de Escocia puede influenciar, en cierta forma, al Referéndum que Catalunya está preparando para el 9 de noviembre próximo.

La diferencia está en que el gobierno británico autorizó a Escocia a realizarlo mientras que el gobierno del estado español se niega a que Catalunya vote.

El argumento está basado en la Constitución española que considera que España es ‘una, grande, libre e indivisible. Naturalmente el gobierno español no quiere reconocer que la Generalitat de Catalunya fue restablecida por Adolfo Suarez al llamar a Josep Tarradellas, presidente de Catalunya en el exilio, a que ocupara de nuevo el Palacio de la Generalitat (1.977); por tanto, existió mucho antes que la Constitución votada por los españoles en 1.978.

Indudablemente los escocés votaron por razones históricas y sociales, siendo el factor económico secundario. En el caso de haber votado sí a la independencia, Escocia tomaría control total de su economía. En Catalunya, los resultados podrían ser distintos. El Partido Popular, que tiene mayoría parlamentaria en el “Reino de España” al negarse a ofrecer a los catalanes un concierto económico parecido, o similar, al que ya concedieron al País Vasco y Navarra hará que los catalanes vayan a las urnas en donde tendrán que votar si o no a las dos preguntas formuladas en el Referéndum: ¿Deseas que Catalunya sea un estado? Si se responde positivamente hay que responder una segunda cuestión, ¿deseas que este estado sea independiente?

Los movimientos independentistas escocés y catalán han sido movimientos pacíficos y democráticos. El derecho a que un pueblo elija su propio destino está escrito en la Carta Magna de las Naciones Unidas. España es parte de ella y en forma alguna puede negar la voluntad de un pueblo a elegir su propio futuro en el Referéndum del 9 de Noviembre.

*Ingeniero español, presidente del Centro Catalán de Toronto

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