El presidente de Ecuador, Rafael Correa, considera que la Cumbre Iberoamericana está a prueba y que la continuidad de este foro dependerá de la eficacia que consiga y de los frutos que dé en la nueva etapa que se ha lanzado en Veracruz, porque asegura que los que ha dado hasta ahora “son muy pobres”. Correa habló poco antes de que comenzara la segunda y última sesión de la vigésimo cuarta cumbre iberoamericana, que hoy concluye en la ciudad mexicana de Veracruz con notables ausencias y la voluntad de renovar este foro, el único que reúne a los jefes de Estado y Gobierno de América Latina, España y Portugal.
El presidente de Ecuador cree, como otros mandatarios latinoamericanos, que hay demasiadas cumbres y se corre el riesgos de que “nuestros pueblos se cansen de que estemos siempre en cumbres y ellos continúen en el abismo”.
–¿Cree que la Cumbre Iberoamericana va a sobrevivir otros 23 años?
-Lo que es necesario es reducir el numero de cumbres. Yo temo que nuestros pueblos se cansen de que estemos siempre de cumbres y ellos continúen en el abismo. Hay cumbres por aquí, cumbres por allá, y creo que hay que ser más eficientes en esto. Se ha decidido que sea cada dos años, se pueden lograr cosas importantes. El tema de esta cumbre es muy importante, muy acertado: educación, cultura e innovación, pero si realmente profundizamos los conceptos, las orientaciones y de ahí vienen las políticas y programas y llegamos a las concreciones… dependerá de la eficacia y eficiencia que tengan estas cumbres, de sus resultados.
– Pero da la impresión de que algunos gobernantes latinoamericanos se han cansado de estas cumbres (en está hubo notables ausencias, los presidentes de Argentina, Brasil, Bolivia, Cuba, Venezuela y Nicaragua) y por ejemplo el presidente Evo Morales ha hecho una durísima critica diciendo que es un
invento de europeos a espaldas de Latinoamérica y que lo que interesa es fortalecer Unasur. ¿Comparte esta opinión?
– Creo que no son excluyentes. Se puede fortalecer Unasur y este espacio iberoamericano, pero, insisto, dependerá de la eficiencia y de la eficacia.
Necesitamos tener un espacio de unión pero al final resulta un poco forzado, somos países de diferentes niveles, de diferentes desarrollos. Dependerá de los frutos que den estas cumbres y en lo que tiene razón Evo es que hasta ahora los frutos no han sido muy claros. Pero hay un relanzamiento, hay una nueva secretaria iberoamericana, las cumbres serán cada dos años y veremos entonces los resultados.
–Entonces, ¿se puede decir que la cumbre iberoamericana está a prueba?
-Es un buen término. Coincido con ese término. Y el tema de esta cumbre es muy interesante. Ahí está la clave. Educación, cultura e innovación.
–¿La inauguración de la gran sede de Unasur en Quito supone que Ecuador pretende en cierta manera convertirse en la Bruselas de América del Sur?
– Desde su fundación se decidió que Quito fuese la sede de Unasur. Es uno de los edificios más modernos de América Latina y probablemente del mundo, lo que es también movilizador en lo imaginario. En lo práctico es tener una referencia, es un impulso importante a la integración. No nos interesa ser líderes de nada, solo servir a nuestro pueblo.
– ¿Cree que Unasur en algún momento, quizás en una década, podrá ser un embrión de lo que es en el caso de Europa la Unión Europea?
– Esperemos que no sea solo un embrión sino el producto final. Esa es la aspiración, la patria grande, una verdadera unión política entre nuestros países. El potencial de la integración es inmenso. Separados será el capital trasnacional el que nos imponga las condiciones y seguiremos luchando entre nosotros. Unidos seremos nosotros los que le pongamos las condiciones al capital trasnacional. Y América Latina tiene muchas más condiciones para la unión que los europeos. Siempre digo, los europeos
tendrán que explicarles a sus nietos por qué se unieron, nosotros tendremos que explicarle a los nuestros por qué nos demoramos tanto.