Las elecciones legislativas en la provincia argentina de Buenos Aires, celebradas el último 7 de septiembre, significaron un contundente fracaso para el presidente Javier Milei y su partido La Libertad Avanza (LLA) ante el peronismo revitalizado y unificado bajo el frente Fuerza Patria.
Con más del 98 por ciento de las mesas escrutadas, el ganador se impuso con un 47,3 por ciento de los votos, mientras que el oficialismo quedó en segundo lugar con un 33,7 por ciento de respaldo en las urnas.
A juicio de especialistas, tal resultado marca un duro revés para Milei y redefine el mapa político en la provincia más grande y poblada de Argentina, clave para cualquier cálculo electoral nacional debido a su peso en el padrón (cerca del 40 por ciento del electorado del país).
Contexto y desenlace
El tropiezo de Milei en Buenos Aires fue calificado por el propio mandatario como una “clara derrota” y un llamado a “aceptar los resultados” para reconstruir y avanzar.
Muchos habían considerado estas elecciones provinciales como un plebiscito para la gestión del gobernante y una prueba de fuego para su proyecto político nacional, por lo que la pérdida por más de 13 puntos porcentuales representa un severo llamado de atención.
Además, la alianza de Milei tuvo que lidiar con una baja participación y una fragmentación del electorado no peronista, factores que incidieron en el resultado adverso.
Conducido por el gobernador Axel Kicillof y articulado en Fuerza Patria, el peronismo recuperó protagonismo con una campaña centralizada y una lista conjunta que capitalizó el descontento con las políticas de austeridad implementadas desde diciembre de 2023: recortes en el gasto público y despidos masivos de empleados estatales.
La victoria fue percibida como un reposicionamiento del peronismo, que vuelve a consolidarse como la principal fuerza opositora frente al proyecto ultraliberal.
Según el consultor Jaime Durán, sobredimensionar a nivel nacional la elección en Buenos Aires fue un error estratégico que debilitó la imagen presidencial y favoreció a la oposición. También criticó los cambios improvisados en el equipo de campaña, que no lograron contener la derrota.
Por su parte, Juan Le, director del Centro de Análisis Política Argentina, sostuvo que la debacle refleja errores políticos evidentes y una “soberbia” que impidió a Milei generar alianzas con sectores provinciales claves.
El analista Ignacio Labakui coincidió en que la baja participación y la fragmentación opositora incidieron, pero subrayó que la derrota es un llamado para corregir el rumbo del Gobierno.
Mientras tanto, el politólogo Vincent de Sanín afirmó que Milei convirtió equivocadamente los comicios en un plebiscito personal, lo que abrió la puerta al peronismo para desplegar todo su aparato político en un territorio donde tiene fuerte arraigo.
Impacto
El fracaso en Buenos Aires plantea un desafío concreto para la gobernabilidad de Milei y la implementación de su programa radical.
La necesidad de ampliar su base parlamentaria para avanzar con sus reformas quedó cuestionada ante el nuevo equilibrio de fuerzas en la Legislatura bonaerense, donde el peronismo logró 24 bancas frente a 15 de La Libertad Avanza y otros partidos minoritarios.
A nivel económico, el golpe electoral impactó en los mercados argentinos, que reaccionaron de forma negativa tras conocerse los resultados. El dólar oficial subió y reflejó la incertidumbre ante la posibilidad de que Milei deba recalibrar su política fiscal y económica.
De acuerdo con expertos, este descalabro representa un punto de inflexión que obligará al Gobierno a reconsiderar la continuidad de la austeridad extrema y los recortes presupuestarios en medio de una crisis social y económica creciente.
Rumbo a octubre
Aunque reconoció la derrota, Milei adelantó que no cambiará el rumbo de su administración e incluso aseguró que acelerará las reformas.
Mientras tanto, voces críticas piden una revisión estratégica para no perder más terreno en las elecciones legislativas nacionales de octubre.
Por otro lado, el peronismo, con Axel Kicillof como gran ganador, consolida su liderazgo opositor.
Voces expertas coinciden en que detrás de este resultado se esconden errores tácticos, una maquinaria peronista en pleno despliegue y un electorado que mantiene cautela frente a propuestas extremas.
En octubre se definirá si la derrota provincial es un punto de inflexión o solo un tropiezo momentáneo para Milei y su corriente.














