OPINION- Bachelet: “No volveremos a los 70” 

Banquete, discurso, protesta y las cosas que unen a Chile con Canadá 

OAKLAND ROSS*

Oakland Ross

 

La Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, visitó Toronto para un almuerzo este pasado 6 de junio — y alguien se olvidó de la seguridad.

Cualquier persona que hubiese querido entrar la sala Cristal en el piso 17 del Omni King Edward Hotel –en King Street East- solamente tenía que oprimir el botón correcto en el panel de control del ascensor y listo.

No hubo chequeo de identidad, detector de metales, ni impedimento de cualquiera naturaleza. No hubo ni siquiera un registro de invitados. Bueno, iba a haberlo, pero el evento se retrasó, así que los organizadores simplemente pidieron a los asistentes que entraran, sin ninguna cuestión.

Michelle Bachelet, presidenta de Chile. Foto: Freddy Velez

Algo refrescante, en cierto sentido, pero también arriesgado. Si apareciesenn algunos manifestantes — pacíficos o no — no hubiera habido advertencia alguna.

Y resultó que sí hubo manifestantes — dos, ambas mujeres, en ropa negra, que surgieron del baño femenino en el piso 17, llevando una bandera negra.

“¡Libertad para nuestros prisioneros políticos!” gritaron, intentando entrar a la gran sala del almuerzo.

Lanzaron volantes al aire y declararon ser manifestantes pacíficas, pero no avanzaron mucho. Unos hombres grandes en trajes oscuros las dirigieron hacia un ascensor de una manera tan ortodoxa que sugería que ya habían hecho este tipo de acción antes.

Así que sí hubo algo de seguridad, después de todo.

(Para el récord, las dos mujeres quisieron llamar la atención sobre un conflicto territorial en el sur de Chile entre comunidades indígenas Mapuches y el estado. Para más información, visite: https://wccctoronto.wordpress.com

Desafortunadamente para las dos mujeres, es probable que la presidenta chilena ni alcanzó a sospechar de su presencia.

Al lado, con casi 200 invitados, ella se deleitó con un almuerzo preparado por el súper chef chileno Rodrigo Jofré –el menú: chuletas de cordero, seguido por dulce de leche con helado de bay; los vinos incluyeron un Chardonnay “La Palma” 2016 de Chile central y un Henry of Pelham vino de postre 2015 de Ontario.

Bachelet estuvo en Canadá para marcar el vigésimo aniversario del tratado de libre comercio entre los dos países. Inevitablemente, hubo discursos. El anfitrión del evento, Ken Frankel, presidente del Consejo Canadiense para las Américas, dio la bienvenida a la presidenta chilena y ofreció uno de los detalles más sensacionales de su biografía.

Escena del almuerzo ofrecido en Toronto a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Foto: Freddy Velez

Su padre, un general de brigada en el ejército chileno, murió por lesiones sufridas cuando fue torturado por las fuerzas de seguridad después del golpe de estado del General Augusto Pinochet en 1973. Bachelet misma fue detenida, torturada, y desterrada de Chile.

Ubicados en polos opuestos de dos vastos continentes, Chile y Canadá quizás parecen ser socios no muy probables, pero Frankel insistió que los dos países están unidos por lazos más fuertes que pura conveniencia económica, “por una historia compartida de trabajar juntos en favor de los derechos humanos, los valores democráticos, y la diversidad.”

Lo que nos llevó a pensar en el sujeto de Donald Trump, cuyo nombre no fue mencionado ninguna vez desde el podio en el “King Eddy” durante el almuerzo pero cuya fisionomía enorme estuvo siempre presente en la mente, lo que parece ser una tendencia global por estos días.

Bachelet, desafiante, elogió las virtudes del libre comercio y de los acuerdos multilaterales de comercio, un enfoque del comercio internacional con frecuencia criticado por Trump, pero que Canadá y Chile parecen determinados a perseguir.

Mientras tanto, la ministra canadiense de asuntos extranjeros Christia Freeland  en Ottawa, presentaba muchos de los mismos argumentos en el Parlamento, también sin mencionar a Trump por su nombre.

Es decir, ambos países parecen preparados a avanzar en un mundo ya turbulento y ahora aún más caótico como consecuencia del individuo sin nombre en la Casa Blanca.

“Es volátil e incierto,” dijo Bachelet acerca del futuro. “(Pero) tenemos que vivir con incertidumbre … No vamos a regresar a los 1960 o ’70. Jamás regresaremos”.

*Periodista y escritor canadiense múltiples veces galardonado, vive en Toronto.

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