La ambiciosa propuesta para establecer una red ferroviaria que conecte estratégicamente América del Sur con Panamá. Este megaproyecto planea integrar a países como Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Argentina, Paraguay, Brasil, Uruguay, Venezuela y las Guyanas, mediante un recorrido de aproximadamente 3,000 kilómetros de vías y una inversión estimada es de aproximadamente 9 mil millones de dólares.
Esta iniciativa destinada a unir a once países de América Latina; a su vez, facilitaría la movilidad de personas y carga, impulsando el desarrollo económico y turístico. Su trayecto que conecta diversas culturas, paisajes y destinos emblemáticos, tiene el potencial de convertirse en un eje turístico de relevancia mundial. Desde las playas de Panamá hasta los desiertos y montañas de Chile, este tren permitiría a los viajeros explorar la riqueza natural y cultural de América Latina de una manera cómoda y accesible. La red ferroviaria también podría incentivar el turismo interno en cada país participante, promoviendo la exploración de áreas menos conocidas y dinamizando las economías locales.
Este tren no solo uniría geografías, sino también a las personas y sus sueños de un continente más conectado, próspero y sostenible. Flavia Villafuerte, del Ministerio de Energía y Minas, indicó que el desarrollo del Puerto de Chancay, inaugurado el pasado noviembre, podría motivar la construcción del Tren Eléctrico Transcontinental, conectando este con el Canal de Panamá.
Este proyecto podría convertirse en un modelo de sostenibilidad, dado que se utilizaría energía eléctrica, reduciendo las emisiones de carbono en comparación con el transporte por carretera. La creación de una red ferroviaria transcontinental fortalecería la infraestructura logística y facilitaría el intercambio de bienes y servicios a través de fronteras, mejorando la conectividad y la competitividad de los países involucrados.
La construcción, operación y mantenimiento del Tren Eléctrico Transcontinental generará miles de empleos directos e indirectos en los países participantes, beneficiando a sectores clave como la ingeniería, la construcción, la logística y el turismo. Además, incentivará la capacitación laboral, formando trabajadores especializados en tecnología ferroviaria y sistemas eléctricos sostenibles.
Asimismo, estimulará la economía local al fomentar la contratación de proveedores nacionales para materiales y servicios, así como la modernización de puertos, estaciones y carreteras cercanas. Una red ferroviaria eficiente conectará mercados regionales, promoviendo el crecimiento del comercio interno y facilitando el transporte de productos nacionales.
En términos estratégicos, la red ferroviaria optimizará el movimiento de bienes y personas, promoviendo la integración logística entre Sudamérica, América Central y los mercados globales. Al conectar puertos, centros de producción y zonas comerciales, impulsará el comercio intercontinental.
Este proyecto enfrenta varios retos antes de convertirse en una realidad. Entre ellos se encuentran la coordinación entre los gobiernos de los 12 países involucrados, la obtención de financiamiento y la resolución de cuestiones técnicas y ambientales.
Según Robert Salameh, ingeniero jefe del proyecto ha señalado que 2025 será un año clave para captar el interés de inversores y autoridades. Si los preparativos avanzan según lo esperado, el Tren Eléctrico Transcontinental podría sentar las bases para una nueva era de conectividad y desarrollo en América Latina.
El Tren Eléctrico Transcontinental no es solo una obra de infraestructura; es una visión para el futuro de América Latina. Al conectar países, culturas y economías, esta red ferroviaria podría posicionar a la región como un modelo de integración y desarrollo sostenible.
“El momento es ahora debido a la necesidad en que nos encontramos. El desarrollo del Puerto de Chancay va a permitir que se desarrollen otros proyectos en la costa y en la sierra, sobre todo donde hay un mayor comercio minero”, concluyó Flavia Villafuerte, del Ministerio de Energía y Minas.
De esa manera resaltó la importancia de estas regiones y el potencial crecimiento económico que traería su conexión vía férrea con más mercados y países. Aseguró que las vías conectarían desde el Canal de Panamá hacia Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Argentina, Paraguay, Brasil, Uruguay e integraría a Venezuela y las Guyanas. Y en ese recorrido, el Perú sería un punto de intersección entre las vías.
José Luis Perelló Cabrera
Investigador. Cátedra de Estudios del Caribe «Norman Girvan»
Universidad de La Habana