Receta #16: Admite tus errores y evoluciona

¿Sabías que, con frecuencia, desperdiciamos mucha energía y tiempo inventando excusas y justificaciones para demostrar que tenemos razón? Lo hacemos porque, para muchos de nosotros, admitir un error resulta difícil, y en ocasiones, casi una misión imposible.

Este hábito puede calar tan profundo que llega a convertirse en una creencia limitante: pensamos que cometer errores nos vuelve menos valiosos, o incluso creemos que deberíamos ser perfectos. Intentamos convencernos —y convencer a los demás— de que nunca nos equivocamos, y justamente ahí comienza el verdadero problema. Esa actitud afecta directamente nuestra vida, nuestras relaciones y nuestro crecimiento personal.

Para evolucionar, debemos aprender a distinguir entre aptitud y actitud. La primera es tu capacidad o talento para realizar una tarea; la segunda, tu disposición emocional para hacerlo y enfrentar los desafíos. Ambas se fortalecen con práctica y autoconciencia. Y sí, vas a cometer errores en el camino, pero como has aprendido en el libro Es tiempo de cambiar, eso no solo es normal, sino necesario.

Cometer errores no te hace débil. Al contrario, reconocerlos con humildad te convierte en alguien creíble, fuerte y admirable. Puede parecer incómodo al principio, pero admitir un error con honestidad y una sonrisa sincera es un acto poderoso. Es poco común… y precisamente por eso, sorprende e inspira.

No se trata de evitar errores a toda costa —porque todos los vamos a cometer—, sino de entender por qué suceden. ¿Fue por descuido, por falta de experiencia, por impulsividad? ¿Lo hiciste sin pensarlo o fue un riesgo que asumiste? Identificar la causa es clave para no repetirlo.

Admitir un error también requiere energía. Pero, como mencionamos en el libro, esa energía es mejor invertida en asumir responsabilidades que en sostener una negación. Negar consume y desgasta. Aceptar, en cambio, libera.

Además, para aprender cosas nuevas debemos arriesgarnos, probar, ensayar, equivocarnos. No importa tu edad ni tu situación actual: esto aplica en todos los ámbitos —ciencia, espiritualidad, trabajo, relaciones, religión, familia—. La evolución ocurre cuando nos atrevemos a vivir, no cuando evitamos el error.

Cometer errores de forma consciente y reflexiva es una forma poderosa de crecer y aprender. A veces nos preguntamos: “¿Y qué hago si me equivoco?”. La mejor respuesta es:

Aprende. Agradece. Mejora. Evoluciona.

Y sobre todo, no repitas el mismo error una y otra vez. Si lo haces, detente, obsérvate y busca el patrón. Allí encontrarás la lección pendiente.

Aceptar nuestros errores no nos debilita. Nos humaniza. Y reconocerlos es un signo claro de madurez, de coraje y de transformación.

¡Disfruta y comparte esta receta saludable del café con Víctor Albán!

Víctor Albán
+ posts