Seguramente te has encontrado con personas que, con mucha frecuencia, comparten contigo lo que les sucede en la vida utilizando frases como estas:
“Dios, si hubiera elegido la otra opción…”
“Si hiciera esto o aquello, sería mucho mejor persona en el colegio…”
“Si viviera en otro sector de la ciudad…”
“Si no hiciera esto, sería más amado por mis compañeros de equipo…”
“Si pudiera hacer tal cosa, estaría mejor…”
Estas expresiones son un verdadero desperdicio de tiempo, energía y recursos vitales. Debes detenerte ya. En serio, ¡basta!
Es muy simple: todas esas frases construidas con un “si” condicional te mantienen atrapado en la insatisfacción. No te permiten estar en paz contigo mismo. Te sumergen en una niebla mental que refuerza la idea de que eres insuficiente, imperfecto o incapaz.
Y tú ya lo sabes. Lo has leído en este mismo libro, Es tiempo de cambiar:
Tú eres la mejor versión que puedes ser.
Tú eres valioso tal como eres.
No necesitas cumplir ninguna condición para sentirte bien contigo mismo.
Ahora bien, eso no significa que no puedas mejorar. Siempre hay margen para crecer, aprender y evolucionar. De hecho, uno de tus objetivos debe ser la mejora continua y la búsqueda de la excelencia, tanto en lo profesional como en lo personal.
Pero empieza por aquí: acéptate completamente. Reconoce lo extraordinario que ya hay en ti. Desde ese punto de partida —no desde la culpa o la carencia— puedes avanzar más sólido y con más paz.
Da lo mejor de ti en cada momento. Sin exigencias desmedidas. Ni más ni menos. Hazlo también por salud emocional y mental, especialmente si deseas sostener en el tiempo aquello que has logrado. Verás cómo, con el tiempo, todo lo harás cada vez mejor.
¡Disfruta este momento, y comparte esta receta saludable del café con Víctor Albán!
