Receta # 18: Es tiempo de dejar de ser perfeccionista

Un tema muy interesante, y si eres de las personas que necesitan que todo sea perfecto, estas palabras son para ti. Debo decírtelo: estás condenado a la infelicidad. Los perfeccionistas suelen hacer mucho trabajo adicional porque piensan que otros no pueden realizar las tareas tan bien como ellos, y por eso no delegan. Delegar es misión imposible, ya que les provoca ansiedad y estrés, pues viven en zozobra ante el miedo al fracaso o al trabajo mal hecho.

Espero que este tema te atrape. Y si conoces a alguien a quien le caerían bien estas palabras, compártelas y envíaselas con solo tres palabras: “Te va a gustar”. Te lo agradecerá, en serio.

El perfeccionismo es el enemigo de la creatividad y, a menudo, nos impide actuar. Es una de las causas principales para postergar lo que debemos hacer, reemplazándolo por actividades más triviales o apetecibles. Realmente, ¿quién no ha pospuesto una tarea alguna vez porque no le apetecía hacerla o porque consideraba que no era el momento idóneo? No pediré que lances la primera piedra de nuevo, pero sabes que es verdad. Hoy escuchamos esa palabra en todos lados: procrastinación.

Hay algo curioso en varios estudios: los perfeccionistas tienen incluso más miedo al fracaso que el resto de las personas. Suena extraño, pero ¿cómo pueden tener tanto miedo si no proceden, no actúan, no toman decisiones y, al final, no fallan? La realidad es que no hacen nada. Postergan con facilidad y evitan decidir. Otros, por el contrario, se mantienen activos 24/7, reescribiendo su libro o proyecto una y otra vez, analizando la misma propuesta de negocio mil veces, esperando una señal, un comentario o una opinión inesperada… porque todavía no es perfecto. Y así pasan los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses y hasta los años, esperando el momento ideal.

Considera que el perfeccionismo puede afectar tu personalidad y tu vida. Este hábito constante de pensar en un posible fracaso hace casi imposible desarrollar cambios saludables, ya que los perfeccionistas intentan menos cambios y, por ende, toman menos riesgos. Y estos son dos ingredientes clave para el éxito y la felicidad, tanto en la vida personal como en los negocios.

Quiero que tomes estas palabras con calma y no malinterpretes mis recomendaciones. Somos conscientes de que hay profesiones, como la cirugía o las matemáticas, donde la perfección es necesaria. Pero en muchas otras áreas de la vida, no lo es.

Por eso te invito a dejar el perfeccionismo y caminar hacia el cambio, para convertirte en una persona comprometida con la excelencia y el alto rendimiento, para ser feliz y no perfecto.

Una persona que da siempre lo mejor de sí usa sus habilidades y competencias con autoconfianza, autocontrol, empatía, inteligencia emocional y efectividad interpersonal. Es alguien que sabe delegar, controla sus emociones y tiene claro que la perfección no existe, por lo tanto, experimenta menos ansiedad y frustración. Y así, la vida fluye mejor.

En cambio, una persona perfeccionista solo experimenta, en el mejor de los casos, un alivio temporal de no haber fallado… pero no disfruta el proceso.

Una persona comprometida con la excelencia disfruta el día a día, el camino, el paisaje de su viaje. Vive y goza niveles más altos de felicidad que los perfeccionistas. Con un plus adicional: esos recuerdos satisfactorios no son temporales, son duraderos y trascienden.

Es tiempo de dejar la perfección y ser felices.

Víctor Albán
+ posts