Una generación en pausa: el desempleo juvenil exige acción inmediata

Las últimas cifras de Statistics Canada confirman una realidad que miles de familias ya sienten en casa: el desempleo juvenil en el país está alcanzando niveles alarmantes. La tasa subió de 14.5% a 14.7% en septiembre, el punto más alto desde 2010 si se excluyen los años de pandemia. Más que estadísticas, estos números reflejan sueños suspendidos, proyectos postergados y una generación que observa cómo las puertas del futuro se cierran antes de poder cruzarlas.

Particularmente dramática es la situación de los estudiantes que intentan sostenerse mientras estudian. El 17.1% no logra encontrar empleo, una cifra que revela no solo una falla del mercado, sino la ausencia de estrategias efectivas por parte del gobierno federal. En Ontario, la crisis tiene rostro propio: más de 17,000 jóvenes perdieron su trabajo solo en el último mes y el desempleo total supera las 700,000 personas, con un aumento de 83,000 en comparación con el año pasado. Ciudades como Windsor ya superan el 10% de desempleo y Toronto registra incrementos históricos.

Lo vivido durante el verano fue un anticipo del deterioro. El desempleo entre estudiantes de tiempo completo que regresaron a sus estudios alcanzó en promedio 17.9%, la cifra más alta desde la Gran Recesión, excluyendo el primer año de la pandemia. Jóvenes que buscaban pagar matrícula, adquirir experiencia o iniciar su vida laboral se encontraron con un mercado cerrado y sin respuestas del gobierno.

Ni siquiera la educación garantiza hoy una oportunidad. Uno de cada seis trabajadores con estudios postsecundarios está empleado en áreas ajenas a su formación. Esto no solo representa una pérdida de talento y de inversión educativa, sino un golpe directo a la movilidad social.

Las causas no se pueden seguir evadiendo. La falta de alineación entre inmigración, formación profesional y demanda laboral; el aumento de cargas fiscales para pequeñas empresas; y la pérdida de inversión privada han debilitado gravemente el ecosistema laboral juvenil. Las promesas oficiales sobre crecimiento inclusivo y apoyo a la clase media contrastan con un escenario que empuja a los jóvenes a la precariedad o al exilio laboral.

Canadá no puede permitirse otra generación perdida. Es responsabilidad del gobierno reconocer que sus políticas han contribuido a esta crisis y revertir el rumbo. Hace falta una estrategia real: incentivos a la contratación juvenil, ajuste formativo al mercado, y alivio fiscal que reactive la creación de empleo. No se trata solo de estadísticas, sino del derecho de los jóvenes a construir un futuro en el país que llaman hogar.

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