¿Es este un buen momento para comprar una propiedad de inversión?

En el transcurso de una semana normal, recibo múltiples llamadas telefónicas de personas que requieren orientación en temas inmobiliarios. Trato de contestar personalmente todas estas importantes llamadas pero, ante todo, me esfuerzo en responderlas con absoluta honestidad, lo cual es supremamente costoso.

Para ayudarles a comprender el anterior dilema, procedo a reconstruir apartes de una de estas llamadas telefónicas.

-Ring, Ring (Sonido de llamada entrante)

 -Hello, Jorge speaking!!

-Señor Jorge, ¿Es este un buen momento para comprar una propiedad de inversión?

Sonrio e incluso puedo ya escuchar el dulce sonido de la impresora que elabora los cheques de las comisiones en mi oficina inmobiliaria.

Empiezo entonces con las preguntas de rigor:

– ¿Amigo cuánto tiene ahorrado para la cuota inicial?

El señor me dice:

– Pues, me han dicho que ese dinero se lo podemos sacar a la casa en la que vivimos a través de una refinanciación o una segunda hipoteca.

Respondo:

– Puede que sea posible, pero ¿será que realmente le conviene hacer eso?

Procedo a preguntarle: Dígame algo amigo, ¿es usted consciente que los ingresos provenientes de esa segunda propiedad, debe declararlos en sus impuestos personales y por ende pagar el porcentaje que le corresponde al gobierno?

Un poco desconcertado mi interlocutor responde:

 – Fíjese que no lo había pensado, pero, si toca declararlos, los declaramos.

En este punto, me preparo a hacerle la última y más seria de mis preguntas, precisamente aquella con la cual y por lo general termino perdiendo mi comisión.

 – Dígame una cosa caballero, ¿Si nos demoramos tres o cuatro meses en rentar la propiedad que compremos, está usted en condiciones de pagar cumplidamente la hipoteca al banco, adicionalmente de todos los otros costos asociados con su propiedad de inversión? Déjeme decirle que lo mismo se aplica caso de que su inquilino, por algún motivo dejara de pagarle la renta y usted se viera obligado a recurrir a mecanismos legales para recuperar el dinero de las mensualidades atrasadas o en el peor de los casos, lograr que le devuelvan el inmueble.

El señor se queda en silencio por unos segundos y ahora con tono un poco triste me responde:

– Honestamente señor Ortiz, eso sería un desastre para mi economía familiar y para mis nervios, yo no estaría en condiciones de seguir adelante con esa inversión y de verdad no sabría qué hacer. De seguro me tocaría vender el inmueble y quizás perder mucho dinero.

Agradezco su llamada y concluyó diciéndole lo siguiente:

No se sienta apenado por haberme compartido su idea, mi deber es orientarlo y en lo posible prevenirlo sobre los riesgos ocultos que una persona de bien como usted, se puede encontrar en algunas transacciones inmobiliarias.

Nos despedimos amablemente, el un poco más tranquilo y con los pies en la tierra, yo, un poco cansado por el esfuerzo mental al resolver tan importante y difícil pregunta, con mi cuenta bancaria igual a cómo empezó el mes, pero eso sí, con la infinita satisfacción del deber cumplido.

¿Entienden ahora por qué digo al inicio de esta historia que la honestidad es supremamente costosa?

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