Miles de argentinas terminaron el 2020 con una noticia que les fue esquiva durante más de una década y vuelve a poner a este país a la vanguardia: el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
Fue una larga y dura batalla, de cambiar mentes anquilosadas que incluso expusieron dentro de un acalorado debate en el Senado, posiciones que rozaban lo inaudito. Pero se logró, la interrupción voluntaria del embarazo es ley y abre el camino a la lucha de otras mujeres en el continente.
Cuando se escucharon uno a uno los votos pasadas las cuatro de la mañana, sonrisas, llantos, gritos y una gran marea verde estalló frente a la Plaza de los dos Congresos. Se terminó el tabú con el aborto, se escuchó emocionada a una mujer desde el lugar en tanto otra gritó con voz desgarradora frente a las cámaras: al fin somos libres.
Con 38 a favor, 29 en contra y una abstención, los senadores dieron su voto a este proyecto de ley que tenía ya media sanción en la cámara de Diputados.
Ese pañuelo verde nacido en las entrañas de esta tierra austral y que levantaron miles de voces en todo el mundo y en los lugares menos impensables -como en el festival de Cannes-, enarbola más fuerte por esas horas en una Plaza de los dos Congresos que durante varias horas vivió momentos únicos a la espera de los resultados de la votación.
El Senado votó muy diferente a 2018, cuando muchas vieron echar por tierra un proyecto que por vez primera llegaba entonces al Congreso. Esta vez primó la mayoría y someterse al aborto de manera legal ya será una realidad.
Bajo un sofocante calor con 35 grados reinantes transcurrió esta jornada que quedará como la mejor y más bonita para muchas argentinas en el 2020 para el olvido.
De la mano del gobierno de Alberto Fernández también se aprobó aparejada a la nueva ley otra, la de los 1000 días, abocadas a acompañar la maternidad y los tres primeros años de vida del recién nacido.
Este 29 de diciembre marcará otra fecha muy importante en la lucha feminista en una Argentina que hoy irradia esperanza a otras mujeres del cono sur.
Una imagen para la historia impactó en esta jornada. El pañuelo verde con un perchero acompañada por la palabra Adiós, que simboliza el drama de los intentos clandestinos para terminar un embarazo.
Con la decisión del Congreso, se cambia la ley que hasta ahora solo permitía someterse a este procedimiento si el embarazo ponía en peligro la vida de la madre, o si se produjo como consecuencia de una violación y la mujer embarazada es considerada demente.
Alegría, liberación, una explosión de sentimiento se sintió en los colectivos feministas que tras una batalla de 17 años hace historia gracias a una enorme resistencia diaria que sostuvieron en las calles.