Las anécdotas vividas por el director técnico Javier Torrente, su pasión por el fútbol y sus experiencias desde su inicio en su natal Rosario son el hilo conductor del libro El camino largo, disponible ya en Argentina.
En 197 páginas, ilustradas con imágenes de momentos importantes de su carrera, el DT relata sus primeros pasos desde su contacto con el balón, en su tierra natal, ciudad futbolera por excelencia, hasta la actualidad.
Redactado por el periodista y también director técnico de fútbol Andrés Sciapichetti, colaborador de Prensa Latina, el volumen cuenta con prólogo de Gerardo Martino, otrora entrenador en el Barcelona, o en las selecciones nacionales de Argentina, Paraguay y México.
En 41 capítulos, Torrente desgrana en tono casi novelesco sus retos para armar un club, los momentos más lindos y los más complejos de su trayectoria pero sobre todo ese amor por el deporte, donde encontró su vocación.
El libro del exdirector técnico de Newell´s, entre otros equipos, fue escrito al calor del aislamiento que impuso la pandemia a comienzos del pasado año, desde su hogar en Viña del Mar, Chile, donde se encontraba al frente del equipo Everton, que dirigió hasta diciembre del pasado año.
Con la ayuda de Sciapichetti, el exDT fue moldeando durante unos tres meses y medio el texto que califica como una biografía novelada de la vida y el fútbol.
La obra cuenta con reflexiones de varios colegas como Martín Posse, exfutbolista de Vélez y Espanyol del Barcelona, quien lo califica como ‘muy trabajador, apasionado y con muchas ganas de crecer, como lo viene demostrado a lo largo de su carrera’.
En uno de los capítulos, Torrente recuerda la tarde de 1996 cuando por recomendación fue a ver en el predio de la escuela de fútbol infantil Malvinas Argentinas, perteneciente a Newell´s, a un chico que era demasiado distinto a todos. Jugaba en la categoría 87, es decir que eran niños de nueve años.
‘Físicamente, era más pequeño que la mayoría de los compañeros y rivales, la camiseta le sobraba por todos lados, parecía tan frágil que podía romperse, pero tenía una coordinación y unos movimientos que lo hacían ver varios años más grande. Como si un genio estuviese encerrado en el cuerpo de una criatura’ (…) Ese pequeño monstruo era nada menos que Lionel Messi, recuerda Torrente.
Con el nombre Aprendimos a quererte, además recuerda pasajes de su histórica visita a Cuba, en 1985, y su admiración por su prócer preferido, Ernesto Che Guevara.
‘Siempre había tenido el anhelo de visitar Cuba y hacerlo mientras estuviera presente Fidel (Castro). Vivir en primera persona la obra de la Revolución, conocer sobre el sistema de salud y educación (…) Un pueblo con una preparación y nivel cultural admirable, aún en aquellos que solo tuvieron formación básica’, describe el autor en el volumen.