Esta tarde me fundo como la nieve, busco las raíces, las flores por venir. Indago en mi diario. ¡En una semana cambia tanto! He aquí siete postales de una semana de otoño del 2022:
«Karaoke de pasiones»
Hay un pub dentro de la universidad. Los miércoles hay promoción de alitas de pollo. Se ha vuelto una tradición ir allí con los latinos. Soleil se encarga de reservar una mesa. He logrado conocer mucha gente y me he vuelto célebre en el mundo del karaoke. El animador ya me reconoce y me hace bullying. Mi repertorio incluye REM y The Killers. Cantando en grupo, “Barby girl” de Aqua o “Everybody” de BST animan a cualquiera. Casi no hay canciones en español. El repertorio se reduce a rolas tipo “La gasolina” o “Suavemente”, todo un éxito dentro del mundo francófono. Prefiero ser fiel a mis raíces rockeras, la sola idea de cantar “Despacito” me da escalofríos. En francés no canto ni el bingo.
«Voz de trueno»
Hay una Asociación de Latinos en la Universidad. Tienen un grupo en Whatsapp que me ha salvado la tanda. Cuando no encontraba alojamiento, Isla me recomendó el hospedaje de Mel, la peruana. Habíamos hablado por audio, pero lo gracioso es que hoy jueves, durante un recorrido guiado en español por el Campus, Isla escuchó mi voz, se murió de risa y me preguntó si yo era el bato de Costa Rica.
«Café con leche»
Me encontré con Gaby este viernes, una filósofa costarricense que anda haciendo un doctorado en la misma U. Fuimos por un café y resulta que tenemos un tanate de compas en común. Como buena tica (como les dicen a los costarricenses), me contó hasta de la maestra de redacción y ortografía que tuvo en la escuela. Como acotación, también conocí a Phillipe, un tico-quebeco que estudia Derecho, trabaja en una tienda, tiene novia y entrena fútbol. ¡Lo que es tener juventud! El problema es que nunca tiene tiempo. Aún no hemos ido por un café.
«Vieux Quebec»
Gracias a Soleil conocí a Mar, quien se integró a un doctorado en Química y que vivía en Francia. ¡Ella sí trae el francés afilado! Con Soleil como guía, nos vimos el sábado en la Place de Youville. Escuchamos a la distancia el Gay Pride que se celebraba en las Plaines d’Abraham. Paseamos por el viejo Quebec, el Chateau de Frontenac, la terraza Dufferin y el callejón de Petit Champlain.
«Randonnée latina»
La Asociación de Latinos organizó una randonnée este domingo en el famoso parque Jacques Cartier. ¡Es la época del cambio de colores! Se apuntó un montón de gente. Me preparé un par de sándwich para el camino, agua y me llevé la Canon. Hicimos el Sentier les Loups, bastante rudo, era nivel avanzado y hubo varios caídos en batalla. Todos comentan y comparten fotos en el grupo. Creo que voy a dormir por tres días.
«Cinefilia»
Me escribo a diario con L. y a veces nos llamamos. Este lunes vimos juntos un capítulo de Freaks and geeks, pero por Zoom. No sé qué hacer con nuestra relación. Ahora ella está en D.C. y yo en Q.C. A distancia, el amor es un túnel sin luz. Tampoco me sentía cómodo cuando convivimos. Me descubro mirando el vacío y me siento una basura pensando que no terminé las cosas en Costa Rica. Por dicha, la adaptación a mi nueva vida no me da tiempo de pensar. No quiero pensar.
«El llamado»
Los martes voy a una cena gratuita en una casa cristiana y practico francés. Moncha y socialización, me parece un trato justo, aunque nunca bajo al sótano cuando van a hablar de Dios. Ni Beto ni Marc bajan, así que nos quedamos comiendo y hablando pendejadas. Se pasa bonito y se me traba menos la lengua.
Tantos eventos fragmentados se suceden, una postal tras otra, y yo perdido en el espacio-tiempo-movimiento. He aprendido sobre las estaciones un poco a los golpes, pero también la he pasado bien. Por suerte aparecen personas que nos conectan con el presente, con la vida, son nuestra red. Vencemos los grados de separación, nos juntamos como cristales de nieve en la mano.
Sebastián Arce
Integrante del Certificado de Escritura Creativa en Español de la Universidad de Toronto