El panorama no puede ser más sombrío para los migrantes indocumentados en Estados Unidos. El recién llegado a la Casa Blanca está cumpliendo con lo ofrecido durante su campaña: detener la “invasión” de inmigrantes, cancelar las peticiones de derecho de asilo, alegando que los que llegan no tienen “información médica suficiente y antecedentes penales fiables”, y autoriza a “tomar todas las medidas apropiadas para repeler, repatriar o expulsar a cualquier extranjero que participe en la invasión a través de la frontera sur”.
Como estaba previsto, la nueva administración inició redadas y capturas en varias ciudades de los Estados Unidos, y comenzaron las anunciadas deportaciones en aviones militares. “El presidente Trump está enviando un mensaje firme y claro a todo el mundo: si entras ilegalmente en los Estados Unidos de América, te enfrentarás a graves consecuencias”, dijo la Casa Blanca en un tuit en el que muestra una fotografía de migrantes engrilletados momentos antes de abordar uno de estos aviones.
La narrativa que está difundiendo Trump, al decir que se trata de “criminales” busca persuadir al pueblo estadounidense que son ellos el enemigo interno y por tanto es preciso “liberar a un Estados Unidos ocupado por inmigrantes traídos para infectar el país”. “Entrarán en tu cocina y te cortarán la garganta”, aseguraba durante la campaña. Esto justifica ejercer todo el poder a su alcance para asegurar que se marchen cuanto antes de los Estados Unidos.
México, Guatemala, Colombia, Brasil, son algunos de los países que ya comenzaron a recibir miles de migrantes en estos aviones. Brasil expresó su malestar por “el uso indiscriminado de esposas y cadenas”, mismos que serían violatorios de los acuerdos con Estados Unidos que comprenden un “tratamiento digno, respetuoso y humano” a los repatriados.
El odio y la crueldad son pavorosas y muy preocupantes, porque el propio Trump está caldeando los ánimos de los ciudadanos estadounidenses, envalentonándolos y promoviendo un clima de irrespeto, intolerancia y violencia. En cierta forma está dando permiso para que esto suceda. Muy peligroso por los alcances que puede tener. Tierra fértil para grupos extremistas.
Mientras tanto, el miedo es lo que prevalece. Y se olvida que, como dijo la misma Obispo Episcopal, Mariann Edgar Budde: “Quizás no sean ciudadanos ni tengan la documentación adecuada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son delincuentes, pagan impuestos y son buenos vecinos. Son miembros fieles de nuestras iglesias y nuestras mezquitas, sinagogas y templos.”
No parece que Trump esté dispuesto a responder a su pedido de piedad. Y así será con todo lo demás. Ejercerá el poder sin piedad, sin importar las consecuencias y el daño que pueda ocasionar a las personas, las familias, los países.
Se avecinan sin duda tiempos difíciles.
Francamente asusta, pero como bien dijo la presidenta de México, “hay que tener la cabeza fría”. Yo añado, necesitaremos en América Latina, en el mundo, en Canadá, líderes políticos que estén a la altura de las circunstancias. Necesitaremos astucia, inteligencia, preparación, firmeza y mucha dignidad.


Ana Cristina Castañeda Sánchez
Periodista y comunicadora