Nos perdimos y olvidamos el significado de la solidaridad

¿Qué es lo que nos pasa como humanidad? ¿Acaso perdimos la razón?

Vivimos en un mundo crecientemente confuso, en el que pesan más los sentimientos y creencias personales que los hechos en sí mismos. Es un mundo en el que se distorsiona de manera deliberada la realidad con el único propósito de imponer un discurso sobre otro.

Nos encontramos perdidos en un mundo de mentiras y desinformación, del que difícilmente podemos escapar. Lo peligroso es que estamos tomando decisiones y actuando en consecuencia, en base a esa información engañosa y solo considerando el interés individual y no el interés colectivo. El voto que una mayoría de hispanos, especialmente hombres, dio a Trump confirman esto último. Es la ley del sálvese quien pueda.

Lo que me parece terrible es sean los propios líderes políticos quienes participen en este juego sucio de la desinformación y mientan de manera descarada, sin presentar una sola prueba y sin medir las consecuencias de sus afirmaciones.  Donald Trump es un ejemplo. El presidente electo del país más poderoso del mundo mintió al decir que los migrantes son “criminales, asesinos y violadores”. Mintió al afirmar que ‘tenemos millones de personas que llegan a nuestro país procedentes de prisiones y cárceles, de instituciones psiquiátricas y manicomios”.  No ha mostrado el menor respeto por la dignidad de estas personas.

Su discurso está cargado de odio y desprecio y se ha encargado de esparcirlo por todos los medios a su alcance. Es inaceptable, verdaderamente dañino por la violencia y la intolerancia que puede generar.  No sería extraño que sus seguidores, que creen y comparten ese discurso contra la comunidad migrante, actúen en contra de estas personas y familias.  

Algo similar paso en la Alemania nazi, cuando miles de ciudadanos azuzados por la propaganda del Tercer Reich, se lanzaron a las calles para cazar judíos, destruir sus casas y negocios, y saquear sus pertenencias.

Ese es el peligro, se crea un enemigo al que hay que destruir porque “amenaza la seguridad interna”. Las deportaciones masivas tan anunciadas por Trump serian la vía para deshacerse del problema. La cuestión es que estamos hablando de familias completas que han vivido en la sombra en Estados Unidos -por estar indocumentados- pero que durante muchos años han pagado sus impuestos y han contribuido de manera importante a la economía de ese país.  

El informe del Instituto de Impuestos y Política Económica (ITEP, por sus siglas en inglés) expuso que en 2022 unos 10,9 millones de indocumentados pagaron 96,700 millones de dólares en impuestos federales, estatales y locales.  Una buena parte proviene de México, y también los hay de India, China, Filipinas, El Salvador, Guatemala, República Dominicana, Colombia.

Vienen tiempos recios para estas familias, no solo por la amenaza de la deportación sino por la discriminación y el odio de los que podrían ser víctimas, como resultado de ese discurso de odio que el mismo presidente electo se ha encargado de propagar.

Otros lideres políticos deben verse en ese espejo y evitar cometer los mismos horrores. La dignidad y los derechos de las personas deben ser respetados y protegidos a toda costa.

Necesitaremos más tolerancia, más racionalidad y sobre todo una buena dosis de solidaridad y empatía.

Ana Cristina Castañeda Sánchez
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Periodista y comunicadora