La comunidad mexicana en Toronto está de fiesta pues recibimos de la honorable Olivia Chow, alcaldesa de la ciudad, la proclamación del 2 de noviembre como TOdíademuertos / Toronto día de muertos y con ella, ganamos un espacio más de la presencia como comunidad en Canadá.
A petición de una servidora, la proclama es respaldada por Angélica Pérez fundadora de la organización Catrinas Festival y desfile anual de catrinas; Jesús Mora, cofundador del Colectivo Día de los muertos; Silvia Méndez de AHORA Canada; Maria José Miranda de catrinas.ca; Lumy Fuentes de Canadá nos une; Alejandra Gutiérrez de CHHA 1610 AM; la fotógrafa canadiense Mary Wallace; Fabiola Murphy de RedPop Creative y por el Consulado General de México en Toronto y otros artistas mexicanos y canadienses que trabajamos con esta querida tradición.
Con este logro, también cierro un camino de casi 40 años que inicié en 1985 en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de York, donde monté la primera ofrenda en Canadá. Un camino con la hermosa y fascinante tradición de Día de muertos, camino que nombro El camino de la catrina, la catrina de los bosques de maple del Canadá como lo nombró Claudia Solis Ogarrio, ex agregada cultural de la Embajada del Canadá en México.
Se trata de un camino de flores de cempasúchil como una mirada a mi trabajo creativo realizado entre 1985 y 2023, con la temática de la fascinante tradición mexicana de Día de muertos inscrita en la UNESCO, desdoblando la forma tradicional desde muchos puntos de entrada a las artes.
A través de un juego poético- artístico de flores, me transformo en la icónica catrina, imagen en grabado creada originalmente bajo el nombre de la Calavera Garbancera por José Guadalupe Posada, ícono en el imaginario colectivo del mexicano, que más tarde, Diego Rivera renombra como la catrina en su hermoso mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda. Con tocado de flores de cempasúchil frescas y de papel, convoqué a las instituciones: Royal Ontario Museum, Art Gallery of Ontario y el complejo cultural Harbourfront Centre, para sumarse a las actividades artísticas. En compañía de amantes del arte y mujeres vestidas de mariposas monarca, mi camino arranca en noviembre de 2022 en el río Mimico de Toronto, reflexionando sobre el frágil balance entre los humanos y la naturaleza, continuando en metro, hacia el centro de la ciudad.
Con la invitación y llamado a sumarse, se obsequiaron flores de cempasúchil de papel, como símbolo de la poderosa semilla sembrada el otoño de 2022, para su florecimiento en 2023 y se entregó una petición a la Alcaldía de la ciudad para proclamar el día 2 de noviembre Toronto Día de muertos.
Sincretismo con orígenes remotos en las culturas mesoamericanas de épocas precolombinas y la festividad católica de Día de todos los santos, la tradición de día de muertos, es un espacio cultural de remembranza y celebración, espiritual y festivo, artístico y solemne, colectivo y privado, que a través del tiempo adquiere una enorme dimensión que rebaza lo nacional mexicano para ser adoptada en muchas ciudades del mundo.
De todas las flores asociadas con la festividad de muertos, la flor de cempasúchil es sin duda icónica de la fiesta de los idos. Representa la vida que nace de la muerte, sus etéreos pétalos naranja amarillos, aluden a las frágiles alas de mariposas y en su corola el cempasúchil guarda la luz del sol que alumbra el camino de los recién fallecidos en su tránsito a la mar de la vida eterna. Las creencias populares nos dicen que en día de muertos, cada cempasúchil busca a su difunto y, evocando al sol, ilumina su camino, abre sus pétalos, vuela por el aire, dibuja, baila y en calendario ritual, año tras año, le da vida a la muerte. A donde quiera que nos lleve la migración, los mexicanos sabemos que tenemos una fecha importante en el calendario para honrar a nuestros difuntos.
Para finales de octubre, cuando las mariposas monarcas están llegando a su lugar de orígen en el bosque de oyameles de Angangueo, Michoacán, los mercados de todo México empiezan a surtirse de cempasúchil y por su aroma impregnante y el frío de la temporada, decimos que “ya huele a muertos”. Es allí, donde el zenzontle canta en 400 voces y el chocolate es de agua y lleva flores, cada otoño las mariposas migrantes siempre regresan y el ritual iluminado por los pétalos dorados del Cempoalxóchitl, da comienzo a la fiesta de los idos.
Maria Luisa de Villa
Nace en CDMX, vive entre Canadá y México desde 1961, artista visual, curadora, investigadora en artes de México, maestría por la UNAM, 50 años de trayectoria en las artes. Escribe sobre las artes, la cultura de México y el español y los hispanohablantes de Canadá.