La culpa: ¿cómo lidiar con ese sentimiento?

En nuestra sociedad la culpa ha sido parte de nuestra vida diaria, en la forma de crianza en la casa, en el colegio,  a través de las diferentes religiones en las que,  a través de la culpa, se espera que las personas se comporten de manera correcta, de acuerdo a las reglas establecidas socialmente.

¿Pero realmente qué es el sentimiento de culpa?

Un sentimiento es la mezcla de un pensamiento que viene de nuestra interpretación de lo que es bueno o malo de acuerdo a nuestro sistema de creencias que aprendimos, mezclado con una emoción. La culpa se genera por el juicio que las otras personas pueden hacer de nuestras acciones o comportamientos de lo que se espera hagamos, así como de nuestro propio juicio que en muchas ocasiones es peor que el juicio de otras personas  y puede llevar a un deterioro emocional muy intenso que hasta podría llegar a generar depresión e incluso suicidio.

Usualmente sentimos culpa cuando cuando rompemos o creemos haber roto ciertas normas o significados tanto personales como sociales, de carácter ético, natural, religioso, sexual, también como una situación de causa y efecto, por ejemplo cuando no hicimos algo que “deberíamos” haber hecho o porque hicimos algo sin pensar en el resultado de la experiencia. Esto puede ser algo real o imaginario. Por ejemplo si hubiera estado en la casa podría haber evitado un accidente, cuando en realidad nada tiene que ver lo que sucedió con sentir culpa.

La culpa es el dolor por haber hecho algo que creemos no deberíamos haber hecho o de  algo que no pudimos hacer,  pero que esta en el pasado.  Como es algo que sucedió en el pasado, es imposible reversar esa situación y lo que hacemos es recrear en nuestra mente esta situación que nos impide realmente aprender de la experiencia.

Quisiera que te preguntaras si has iniciado un proyecto, un negocio, una relación  o si has tomado una decisión pensando que vas a fallar.

Por supuesto tu respuesta es un NO. Nadie inicia ninguna acción con el fin de fallar, sencillamente hacemos lo mejor que podemos con las herramientas y el conocimiento que tenemos en ese momento.

Sin embargo el sentimiento de culpa genera la sensación interna de haber hecho algo malo, de ser una mala persona, de hacer daño a los demás, tanto en situaciones reales como imaginarias,​ produciendo un juicio moral de nuestra conducta, de nuestros pensamientos e incluso nuestras emociones. Nos juzgamos por haber cometido un error y por supuesto al recibir juicios de otras personas, hay que tener un castigo por ese acción   Desafortunadamente en la sociedad actual la mayoría de las personas tienen mucho miedo de los juicios de los demás, porque eso representaría no poder hacer parte de algo y ser excluido por esos juicios.

La culpa genera tristeza, vergüenza, auto compasión remordimientos, pensar que se tiene una mala conciencia y todo esto genera una mezcla de emociones y sentimientos negativos que nos atormentan y se genera una retroalimentación que impide identificar y poder entender el aprendizaje de la experiencia. Ademas porque son las opiniones de los  otros lo que refuerzan esa culpa. Y es un círculo vicioso donde al parecer no se encuentra una salida.

Hay varios tipo de culpa:

1. Culpa verdadera: Cuando realmente tenemos la intención de generar daño. Por ejemplo un asesino que mata a alguien.

2. Culpa ilusoria o culpa tóxica: cuando el resultado esperado no se cumple y te culpas por esta razón.

3. Culpa de control: Piensas que si puedes controlar podrías haber evitado lo que sucedió. Te culpas a ti mismo o a otra persona para tener el control.

4. Culpa del sobreviviente: En caso de accidentes colectivos, las personas que sobrevivieron preferían haber muerto que estar vivos.

La culpa o el remordimiento, como tales, no traen nada bueno a la vida. Son expresiones de reproche por haber actuado en contra de nuestros principios o convicciones. No es exactamente conciencia de haber hecho daño, sino castigarnos por no haber estado a la altura de lo que pensamos acerca de nosotros mismos.

Lo aconsejable no es castigarnos, ni seguir culpándonos  por lo que hicimos, sino encontrar el significado de esos actos o de esas palabras por las que nos arrepentimos. Para comprenderlo es necesario encontrar las causas que nos llevaron a actuar de esa manera y las consecuencias que esto genera, para nosotros mismos y para los demás.

Permitirnos aprender de la experiencia es la mejor opción. La compasión, comprensión y la empatía es fundamental para poder traer paz a nuestra mente y nuestro corazón.

Todos hemos sentido culpa en algún momento de nuestra vida y cuando encontramos personas que nos comprenden, que entienden que dadas las circunstancias lo que sucedió hace parte de una experiencia de vida mas y que tenemos la oportunidad de  aprender a través de estas experiencias nos hace crecer como seres humanos.

Para liberarnos de la culpa, primero es entender nuestros pensamientos hacia nosotros o hacia la otra persona, sentir esas emociones y entender que dadas las circunstancias lo que sucedió seguramente era impredecible. Es importante hacer una reflexión profunda de nuestras acciones y ponernos en los zapatos del otro. Así podemos entender como se sintió la otra persona con nuestras acciones y también poder entender desde donde actuamos y de esta reflexión aprender a hacer las cosas desde un lugar de mayor comprensión y empatía. Perdonarnos de manera genuina y poder hacer una reparación si se puede hacia la otra persona.

Por ejemplo pedir disculpas con honestidad, disponerse a actuar desde otro lugar de mayor comprensión, entender que no hay nada que podamos controlar y que van a suceder cosas que están fuera de nuestro control y en caso que sea una culpa verdadera, en el ejemplo del asesino, repara al ir a la cárcel. Aunque no pueda devolver a la persona a la vida, el asumir su resultado y al tratar de enmendar su comportamiento generara más paz.

El perdonar las acciones de la otra persona nos trae calma, entendiendo que hizo lo mejor que podía, al igual que nosotros y también está en proceso de aprendizaje. Cuando vemos la situación desde afuera, entendiendo que nadie tiene realmente la intención de lastimar al otro. Sencillamente como seres humanos a veces nos hace falta entender al otro y ver que desde esa experiencia, nosotros actuaríamos  seguramente igual  y esto nos permite volver a conectarnos con nuestra humanidad. Todos estamos en este mundo para aprender a ser seres humanos con conciencia y corazón.

Dra. Olga Lucía Salinas
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Terapeuta holística