El pasado lunes 1 de abril, entró en vigencia el aumento nacional de $15 CAD por tonelada al impuesto federal al carbono, el cual forma parte de la política climática orientada a minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero generados por la quema de combustibles para producir energía.
Este cargo impositivo -que pasa de 65 dólares por tonelada a 80 dólares- y sus reembolsos asociados, se suma al precio de la gasolina, el propano, el diésel, el gas natural y otros productos derivados de los hidrocarburos, además de bienes y servicios asociados. Su costo adicional depende del grado de afectación que produzcan.
Canadá cuenta con una combinación de sistemas federales, provinciales y territoriales de fijación de precios del carbono para los emisores industriales. Se estima que, al restar incentivos a la demanda de combustible, también disminuirá la huella de carbono.
El sistema federal de tarificación se aplica a la gran industria, que paga el precio de una parte de sus emisiones reales, y al consumidor (individuos, pequeñas y medianas empresas, instituciones públicas, etc.) a través de la compra del combustible en todo Canadá excepto las provincias de Columbia Británica, Quebec y los Territorios del Noroeste.
Los residentes de estas provincias no reciben los reembolsos federales conocidos como Carbono Carbon Rebate (CCR) por este concepto, ya que manejan su propio sistema impositivo y generan sus propios pagos para sus residentes. En el resto del país, los reembolsos federales se otorgan mediante pagos trimestrales a sus habitantes.
Tema sensible
Este tema ha generado una creciente oposición en la esfera política del país. Varios primeros ministros provinciales, como Danielle Smith, de Alberta y Blaine Higgs, de New Brunswick, entre otros, y figuras públicas como el líder conservador Pierre Poilievre, han solicitado detener este programa de fijación de precios del carbono, por considerar que encarece el costo de vida de los hogares canadienses y las empresas.
Por ejemplo, señalan que este impuesto que se introdujo en Ottawa en 2019, a la fecha ha añadido 17,6 centavos al costo de un litro de gasolina. Con este último ajuste, suma 3,3 centavos más por litro en el surtidor y 2,9 centavos más por metro cúbico de gas natural.
Alegan que, si se considera el impacto fiscal y económico del incremento del tax, es posible prever un recorte de empleos y de ganancias en los sectores del transporte, el petróleo y el gas; al igual que el incremento en los gastos de los hogares que, además de recibir ingresos ligeramente más bajos que los reembolsos que recibirán, estarán afectados por el cargo en el pago de combustible y GST.
Por su parte, el gobierno ha insistido que espera que este incremento, incluido el precio del carbono industrial y de consumo, represente aproximadamente un tercio de las reducciones de emisiones de Canadá, tesis que ha sido refrendada por reconocidas organizaciones climatológicas como Environment and Climate Change Canada.
Asimismo, afirman que ocho de cada diez familias reciben más reembolsos de lo que pagan por el impuesto al carbono y que todo el dinero que recauda directamente por este concepto, se devuelve a la provincia o territorio (alrededor del 90 por ciento) mientras que el resto se destina a comunidades indígenas, agricultores y empresas para hacerlas más eficientes en esta materia.
Este reembolso se deposita o envía por correo a los contribuyentes cuatro veces al año, y se divide entre los hogares según el tamaño de la familia, no de sus ingresos.