Florecemos en un abismo

El lunes 24 de abril de 2023 estuve en pie temprano, con el corazón a galope y con ganas de llorar a mares de pura dicha. Esa mañana, el poeta, profesor y ensayista venezolano Rafael Cadenas recibió el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2022, en la Universidad Alcalá de Henares. Vi la ceremonia a través del móvil.

El jurado otorgó el premio a Cadenas por su “vasta y dilatada obra literaria” y reconoció en su fallo “la trascendencia de un creador que ha hecho de la poesía un motivo de su propia existencia y la ha llevado hasta alturas de excelencia en nuestra lengua. Su obra es una de las más importantes y demuestra el poder transformador de la palabra cuando la lengua es llevada al límite de sus posibilidades creadoras.”

En su discurso, Cadenas, que ha vivido casi un siglo durante el cual ha visto gobernar y morir a tres dictadores venezolanos, usó las palabras justas para hablar de lo esencial: la libertad y la palabra. El mundo debería ser cosmopolita, dijo y la democracia debe recrearse; “… decimos fuego sin quemarnos, tampoco va al paso de la realidad. Esta cambia constantemente, pero no la palabra.”

Para mí que, como venezolana, a veces me siento rota y de a ratos voy por la vida como un saco lleno de esquirlas que duelen al menor movimiento, el poeta y su premio ha venido a recomponerme las piezas. También a recordarme que somos más, mucho más que la barbarie que hoy se nos impone a porrazo. Somos la palabra que busca civilidad, tierra fértil de esperanza y florecemos en un abismo.

Corallys Cordero
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Integrante del Certificado de Escritura Creativa en Español de la Universidad de Toronto