“Cada esqueleto que encontramos, cada cráneo con un agujero de bala agrega un poco más a nuestro conocimiento de cómo operaba este sistema de represión y asesinato masivo” sostiene Clyde Snow en el documental “El equipo”.
¿Cómo llega un médico forense de Texas a comprometerse con la lucha por la verdad y la justicia en América Latina? Esta es la pregunta que guía el hilo narrativo en “El equipo”, documental de Bernardo Ruiz que cuenta la llegada del doctor Snow a Argentina en 1984 para identificar de manera independiente, utilizando técnicas científicas, los restos de los desaparecidos y darles respuestas a tantos familiares, incluyendo a las Abuelas de Plaza de Mayo, a quienes brindó comprobación científica de que sus hijas desaparecidas y embarazadas habían dado a luz a sus nietos.
Snow fundó el Equipo Argentino de Antropología Forense, una organización pionera en la aplicación de métodos científicos para investigar violaciones a los derechos humanos y crímenes contra la humanidad. Lo hizo convocando a un grupo de jóvenes estudiantes de antropología y arqueología en los albores de la democracia en la Argentina post dictadura cívico-militar (1976-1983) y declaró en el juicio a las juntas que enjuició a los miembros de la dictadura en Argentina en el año 1985. Su testimonio ayudó a condenar a los ex líderes de la junta militar argentina. El Equipo Argentino de Antropología Forense llegó a trabajar en más de 60 países. Este documental relata su historia.
De padre mexicano y madre norteamericana, la obra de Bernardo Ruiz, quien nació en México y reside en la ciudad de Nueva York desde los seis años, ahonda en la complicada relación entre América Latina y Estados Unidos. “Mi interés, pasión o amor por el cine empieza con largometrajes de ficción”, confiesa. “Pero a la vez tenía un interés muy fuerte por el periodismo, sobre todo el periodismo sobre América Latina. Y recién a los veintitantos años empiezo a darme cuenta de que a través del documental se podrían combinar esos dos intereses, realizar cine y realizar periodismo independiente crítico”.
– ¿Cómo llegaste al Dr. Snow? ¿En qué momento escuchaste sobre él y sobre el Equipo Argentino de Antropología Forense?
-Mi primer contacto con el equipo y toda la historia es a través de Mimi Doretti. Mi primer largometraje de documental fue una película que se llama Reportero, es sobre periodistas mexicanos cubriendo temas del narco, crimen organizado, corrupción en la ciudad de Tijuana y justo había terminado de realizar este documental y a través de contactos me enteré de que Mimi estaba en la ciudad de Nueva York. Y por varias razones tenía mucho interés en su trabajo, el trabajo del equipo. No había sucedido la desaparición de los 43 estudiantes de México todavía. Estamos hablando de 2012 cuando empiezo a hablar con Mimi. Le dije mi intención de hacer algo sobre el equipo y su trabajo. Y ella me dijo “si de veras estás interesado y quieres hacer algo sobre nuestro equipo, nuestra historia, te aconsejo que vayas a entrevistar a Clyde Snow”. Esto fue un año y medio antes de que Clyde Snow muriera y su estado de salud era delicado. También siento que fue como una especie de prueba. Para ver si realmente iba a durar a largo plazo. Entonces a partir de ese consejo voy a los pocos meses a entrevistar a Clyde. Todo lo que se escucha en la película viene de un día y medio con él en Oklahoma, lo cual fue un regalo como documentalista, pasar todo ese tiempo con él. Otra cosa que siempre me ha impactado ahí, en la casa de Clyde, es que no había fotos de sus propios hijos biológicos en las paredes, pero sí había fotos de los miembros del equipo. Entonces eso me quedó muy grabado en la mente y es a partir de ahí donde empiezo a realizar el trabajo.
-Mimi Doretti estuvo de acuerdo desde un principio. ¿Pero los demás entrevistados tambien se sumaron desde un principio?
-No. Fue un proceso muy largo. Y primero siento que es porque los miembros del equipo nunca han querido ser el foco de atención. No les gusta ser protagonistas en la historia, lo cual respeto mucho. Pero a veces fue un poco difícil porque uno está intentando realizar un retrato o una historia sobre ellos. Primero es eso, que no quieren esa atención. Segundo, por su estructura. No hay, no han querido tener muchas jerarquías, entonces los acuerdos son con cada persona. Como cineasta fue un desafío. Obviamente diez años después de empezar esas conversaciones, ya hay una relación. Ya han visto el trabajo. Hace un mes tuvimos una exhibición del documental en La Haya, en Holanda, con Luis Fondebrider y Morris Tidball-Binz y fue la verdad muy emocionante convivir con ellos y compartir ese trabajo y, sobre todo, compartirlo con un público de la comunidad internacional. Fue la verdad muy fuerte.
– ¿Crees que el compromiso de Snow con los derechos humanos estaba desde un principio o se fue formando a través del trabajo que realizó en Argentina y en el resto de Latinoamérica?
-Lo que intentamos demostrar en la película es un poco la educación de Clyde Snow. Porque obviamente él llega a Argentina en el 84’ ya cincuentón, 50 y tantos años y con una formación muy norteamericana, venia de Texas. Tenía una política bien formada por sus experiencias de ser norteamericano. Entonces sí le cuesta mucho entender el contexto argentino en el regreso de la democracia después de la dictadura, todos los miedos, las presiones políticas. Y quizás nunca entendió el contexto por completo pero lo que a mí me encanta como cineasta es esa relación entre los estudiantes y él. Snow da y comparte una educación técnica forense con esos estudiantes que son como esponjas, absorben absolutamente todo. Pero Mimi, Patricia, Luis y los otros estudiantes van enseñando a Clyde sobre las realidades políticas y sobre todo, la importancia de trabajar con las familias, de incluir a las familias, no ver este proceso como algo aparte, sino como algo fundamental. Y eso es lo rico de esta historia, cómo pudieron compartir eso y compartirlo a lo largo de casi cuatro décadas de una colaboración hasta la muerte de Clyde. Entonces sí creo que fue una educación fundamental en la vida de Clyde Snow y fue algo que le cambió, que realmente le marcó toda la vida.
-Es muy común en tus películas que haya, en un momento, antes del final, en donde aparecen los rostros en silencio de quienes dan sus testimonios. Son imágenes que transmiten mucha emoción. Es como un sello en tus películas. ¿Por qué elegís incluir esos rostros?
– Siempre me pregunto, con cualquier historia, por qué hacemos lo que hacemos en documentales, de qué se trata esto. Y al final de cuentas se trata de personas, de la gente, entonces muchas veces siento que los rostros comunican más que cualquier idea, cualquier técnica narrativa. Se trata de ver las caras. Si estamos hablando del dolor… Por ejemplo, hice una película que se llama Kingdom of Shadows, sobre la guerra, la llamada guerra contra el narco en México y las desapariciones forzadas ahí en un contexto particular. Termino también con rostros de familias, personas con seres queridos desaparecidos. Yo creo que al final de cuentas esos rostros comunican mucho más que cualquier entrevista de experto o cifra, o lo que sea. Entonces siempre es un instinto, yo creo, de querer ver rostros y compartir esto.
– ¿En dónde se exhibió hasta ahora la película? ¿Se va a ver en cines o por alguna plataforma en Argentina y en el resto de Latinoamérica y/o Norteamérica?
-En Estados Unidos saldrá en la televisión pública, a nivel nacional, a través de la serie Independent Lens en Octubre. En el pasado hemos tenido como un millón y medio de espectadores a través de PBS. Entonces trabajaremos mucho para promoverlo. Justo estamos hablando de cómo exhibirlo en Argentina, México y Guatemala. En México he tenido muy buenas experiencias de exhibición en el festival Ambulante que organiza exhibiciones públicas al aire libre, muchas veces de forma gratuita, justo estamos en este proceso. En Estados Unidos hemos tenido exhibilciones cada mes desde Febrero. Después de Hot Docs vamos a Los Angeles Latino International Film Festival. Y también en Nueva York tendremos dos exhibiciones, en el Bronx Documentary Center y en DCTV, que es un espacio de documentales en el barrio chino de Manhattan.
Los documentales de Bernardo Ruiz, como Reporter (2012); Kingdom of Shadows, (2015) o Latino Vote: Dispatches From The Battleground (2020), están disponibles a través de la Toronto Public Library.
“El equipo” se puede ver en Hot Docs el 6 de Mayo de forma presencial y a través de streaming online entre el 5 y el 9 de Mayo. Más información en hotdocs.ca
Vanesa Berenstein
Encargada de Programación del Festival de Cine Latinoamericano de Toronto (LATAFF)
Investigadora en MAP Centre for Urban Health Solutions, St. Michael's Hospital, Unity Health Toronto