Con frecuencia escuchamos historias de padres de familia que tienen más de un empleo con tal de poder comprarle a sus hijos todo lo que ellos piden, o lo que los padres creen que necesitan. Muchas veces no toman en cuenta que en la mayoría de las veces, lo que los hijos necesitan es brindarle una buena calidad de tiempo, más allá de lo que puede comprar el dinero.
Claro, no todos los padres actúan de esa manera. No se puede generalizar en un tópico tan sensible. Sin embargo, muchos padres miden las necesidades de sus hijos por las cosas que les faltó en su niñez o juventud y no tuvieron, sin detenerse a pensar en si es lo que sus hijos en realidad desean o necesitan. Hay chicos que a los dieciséis años ya tienen un vehículo, aun cuando no han terminado la escuela. Lo mismo sucede cada vez que sale un nuevo modelo de teléfono y hay que cambiarlo para que no se queden atrás. Las apariencias no solo son de los chicos, sino la imagen de esos padres que creen que por darles todo lo material son padres modelos.
Esos adultos que pasan tantas horas trabajando, que salen de casa cuando sus hijos están dormidos y regresan después de la cena, sin saber en qué andan sus chicos, porque no hay tiempo, hay que trabajar y producir para proveer. Los chicos pueden reunirse con malas compañías, estar en problemas sentimentales, sobre todo en la adolescencia que es un período donde hay tantos cambios, hormonales, físicos, emocionales y esos padres pueden estar tan lejos de esa realidad.
En la calle hay peligros y no son exclusivos de un género, tanto chicos como chicas viven en riesgo. La calle está plagada de influencias que pueden ser negativas tales como los vicios, dificultades académicas, frustraciones, etc. Antes de pensar que son padres excelentes porque les dan a sus hijos objetos costosos y de última tendencia, deberían preguntarse si están cerca de sus hijos cuando estos realmente los necesitan. Un estudio de Jeunesse, J’écoute / Kids Help Phone en Canadá, muestra que no todos los jóvenes que tienen sus necesidades básicas cubiertas están exentos de sufrir depresión por no sentirse amados o atendidos por sus padres.
Lo material no compensa lo afectivo, por eso todo con medida es mejor. No esperen a que sea tarde para compartir tiempo de calidad con ellos, no sea que cuando ustedes noten los problemas de sus hijos ya ellos no los consideren para hablar, porque son tan grandes que ya no los necesitan.
Glennys Katiusca Alchoufi
Integrante del Certificado de Escritura Creativa en Español de la Universidad de Toronto
Muy cierto, hay que estar al pendiente de los chicos porque lo que van a recordar no es el vestido o zapatos que les compraste o la consola de videojuegos sino esa salida al campo, esos días de hamburguesas en el patio o una noche de película. Gracias por recordárnoslo.
Excelente lectura. Muy actual y realista!
excelente artículo!
Me encanta y lo más importante de todo es el tiempo de calidad. Ese es el fundamental en el que logras contactarte con tu hijo