Qué pasa cuando se pierde el empleo

Para muchas empresas el empleado no es más que un número de registro, una tarjeta para marcar la entrada y salida de la jornada laboral, un recibo de pago cada quince días. Cuando la economía sufre algún golpe a la baja, empiezan los recortes de personal para ajustar los costos. La justificación para esos movimientos es porque las utilidades de los altos ejecutivos o los dueños no son suficientemente altas, por ende, hay que ahorrar, se debe apretar el cinturón de la austeridad.

Los empleados al representar solo una lista de nombres y costos, son los recursos humanos los primeros que sufren dichos ajustes. En algunas ocasiones las personas son llamadas al departamento de personal, pero en otras, solo reciben una carta informándoles  que sus servicios ya no son requeridos. Y ahí es donde empieza la problemática: esas cartas llegan sin aviso y muchas veces con una compensación pírrica. Las personas se encuentran de la noche a la mañana sin ingresos, y con gastos fijos a los que no le pueden dar excusas.

El banco no esperará por el pago de la hipoteca o de las tarjetas de crédito. El supermercado no entregará despensa sin pago, así como los servicios de luz, agua, internet no funcionan si se dejan de pagar.  Si la persona además de ser empleado es padre de familia, ahora sí que la cosa se complica aún más. ¿Qué hacer con los gastos escolares? ¿Cómo le dices a los niños que esperen para cubrir sus necesidades?

Muchas veces, departamentos completos desaparecen y la ola de despidos es masiva. No hay protección cuando son grandes corporaciones que tienen el poder de realizar esta debacle sin riesgo a recibir sanciones. ¿Por qué si la operación no es tan productiva, ellos no empiezan por eliminar cargos con salarios millonarios? No, se empieza por despidos masivos a empleados con salarios bajos, cuando con solo uno o dos de esos jefes se compensaría el gasto de muchos más.

Siempre se dice que la cuerda del pobre revienta por lo grueso, y es verdad. Reducir personal es una tarea que estresa al supervisor inmediato, desmotiva a las personas en cargos similares y deja un mal sabor en todos en general, en especial cuando toca despedir trabajadores que han dado la extra-milla, que su desempeño siempre ha sido sobresaliente, que cumplen con sus objetivos y a pesar de eso recibe la carta o el llamado. Yo, como especialista de recursos humanos que fui hasta hace un tiempo, les puedo contar de primera mano que es una tarea ácida de llevar a cabo, ya que no hay justificación, motivo o razón con el cual brindar una explicación a lo que no lo tiene. Si un trabajador tiene un mal desempeño es otra historia, pero en los casos de recortes por ajustes económicos la injusticia es la reina.

La justicia a veces tiene una venda muy gruesa sobre los ojos y el poder económico deriva en las manos que más reciben en contra de los que menos.

Glennys Katiusca Alchoufi
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Integrante del Certificado de Escritura Creativa en Español de la Universidad de Toronto