Cuando la amistad sobrepasa las fronteras de solo conocidos

Es lindo cuando conoces personas y con el pasar del tiempo y compartir comidas, eventos, fiestas, etc., te das cuenta que esas personas ocupan un espacio muy importante en tu vida. Muchas veces la amistad llega a alcanzar un nivel tal que puedes visitar a tus amigos, quedarte en su casa, compartir la mesa y hasta abrir el refrigerador y sentirte que estás en tu casa.

Te levantas y ayudas a preparar el desayuno, lavas los platos y te sientas a ver televisión como si estuvieras con tus hermanos o tus padres. En días recientes tuve la hermosa experiencia de compartir una semana en casa de unos amigos, el trato, la camaradería, la calidez humana me hizo sentir entre familia. Tanto que hasta me atreví a meterme en la cocina y preparé un pastel de piña para celebrar el cumpleaños de mi amiga. Ella, su esposo y su pequeño me trataron con una amabilidad y cariño que al despedirme sentí que se me estaba desprendiendo un pedacito de corazón. Con tristeza vi a mi amiga en el portal de su casa mientras el taxi se alejaba rumbo al aeropuerto.

Espero muy pronto poder recibirla en mi casa y corresponder a las atenciones que recibí. Muchas veces crees que para tener buenos amigos debes conocerlos desde la infancia, pero no es cierto. La chispa de la amistad puede saltar en poco tiempo y ser tan fuerte que sientes conocerlos desde siempre. Por eso me atrevo a decir que para la calidad de la amistad no se necesita tiempo, sino puntos en común y un buen corazón.

Los miembros de la familia te los da la sangre y eso no lo puedes cambiar, en cambio los amigos son un tesoro que te da la vida y es tu responsabilidad cuidarlos, alimentar la amistad y mantenerla sana, diáfana y sincera.

Glennys Katiusca Alchoufi
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Integrante del Certificado de Escritura Creativa en Español de la Universidad de Toronto