Roger disputó el último partido de su carrera en un dobles junto a Nadal en la Laver Cup. Aficionados de todo el mundo quisieron acompañar a su ídolo
La ciudad amaneció gris. El cielo londinense lloró emocionado y convirtió el clima en un paralelismo de la realidad de un histórico viernes 23 de septiembre. El día que Roger eligió para despedirse, su día más especial -no sé si el más triste- y el más duro para sus fans.
Desde Ginebra hasta México pasando por Tokio, Cuba, Buenos Aires o Madrid. Aficionados de todo el mundo quisieron acompañar a su ídolo. Banderas suizas, la gorra conmemorativa de la marca de Federer, la camiseta de Laver Cup o unos vaqueros. Cada uno acudió a la cita como quiso, o como pudo. El único nexo común, ese sentimiento de nostalgia que te lleva a recordar los buenos momentos y soñar con que quizá vuelvan, a pesar de que muchas veces sabes que es imposible.
Todos querían despedirse. Lorenza recorrió 9.000 kilómetros desde México para intentar conseguir una entrada, pero no lo logró. Carlos, sin embargo, se gastó casi 800 euros en la reventa. Incluso a quien escribe le ofrecieron un ticket por 1.500 euros a menos de media hora del inicio de la sesión de noche con el Murray – De Minaur. Los que sí tuvieron que tirar resistencia -y paciencia- fueron los aficionados que quisieron ver entrenar a sus ídolos. Más de una hora de cola para 30 segundos de peloteo en directo.
Más allá de la pista de entrenamiento, los alrededores del O2 Arena parecían un pequeño parque de atracciones. Food trucks, pequeñas pistas de tenis, pantallas gigantes… El circo de Laver Cup como guarnición para el tema principal: la despedida de uno de los mejores tenistas de la historia, el momento clave de un evento que él mismo impulsó hace un lustro y que ha sido el elegido para ponerle el punto final a su carrera. En su segunda casa, Londres. La ciudad que, tal y como hemos podido comprobar, lo quiere, lo respeta y le vio ganar 8 Wimbledon.
El tenista suizo le puso punto final a su gloriosa carrera deportiva en un partido de dobles que compartió junto a Rafa Nadal y otras figuras.
El público presente en el estadio O2 de Londres y los millones que siguieron por diferentes plataformas el último partido de Roger Federer nunca olvidarán las postales de una noche histórica. La despedida del suizo estuvo cargada de emoción: desde sus lágrimas, pasando por las de su amigo e icónico rival Rafael Nadal, hasta las de toda su familia.
Uno de los videos que se viralizaron en las redes sociales tras la derrota en el primer día de acción de la Laver Cup ante la dupla del equipo Resto del Mundo Sock-Tiafoe por 4-6, 7-6 y 11-9 fue el abrazo que se dio el tenista suizo con su esposa, Mirka. Las imágenes de una de las transmisiones muestran a un Roger compungido que llora y se abraza junto a su pareja por más de 40 segundos.
Una vez que Mirka sale de escena, los que aparecen son sus cuatro hijos: las mellizas Myla y Charlene, de 13 años, y Leo junto a Lennart, los mellizos de 8. Los cuatro no perdieron el tiempo y se abalanzaron hacia el físico de su padre, que no podía contener el llanto luego de varios minutos de que ya había finalizado el partido.
Por último, los que se acercaron al final del ritual familiar fueron los progenitores de Roger. Lynette y Robert tampoco ocultaron su emoción y se sumaron al saludo con su hijo. Hay que recordar que los padres de Federer siempre acompañaron al tenista de 41 años en su carrera deportiva.
“Fue un día maravilloso. Es grandioso estar acá. Disfruté ponerme las zapatillas una vez más. Que todos estén aquí, amigos, familia, compañeros. El partido fue grandioso. No puedo estar más feliz. Y jugar con Rafa en el mismo equipo. Gracias a todos”, fueron sus primeros comentarios tras el retiro oficial.
Con la emoción a flor de piel, el ganador de 103 títulos, 20 de Grand Slam, no pudo contener las lágrimas cuando le tocó hablar de su familia frente a las casi 20 mil almas en el recinto londinense. “Fue un viaje perfecto. Haría de nuevo todo como lo hice. Gracias a todos aquí y en todo el mundo. Están aquí mis padres, los chicos, las chicas, mis padres. Vamos a superar esto de alguna manera. Les dije a los chicos que estoy feliz, que no estoy triste”, agregó.
Federer tuvo una mención especial para Mirka, clave en la transformación que hizo el suizo de 41 años en el comienzo de su carrera para dejar de lado malas actitudes por su carácter y convertirse en un caballero del circuito, como todos lo elogiaron. “Ella me permitió jugar, no me detuvo hace muchos años. Gracias a mis padres. Gracias a todos, hay tanta gente para agradecer”, reflexionó.
Rafael Nadal aseguró que, con la marcha de Roger Federer del circuito profesional, una “parte importante” de su vida también se va. “Al final fue muy emocional. Ha sido un honor formar parte de este importante momento de la historia de nuestro deporte. Son muchos años compartiendo muchos momentos. Cuando Roger se va del circuito, una parte importante de mi vida se va también”.