Este Real Madrid ha ganado las ocho últimas finales de UEFA Champions League que ha jugado y, a veces sin merecerlo, a veces sin saber cómo, ni cuándo ni porqué, se lleva y se sigue llevando al museo del Santiago Bernabéu, los trofeos
En Wembley, la película no fue desconocida pero sí cruel para el Borussia Dortmund, un equipo que dominó con suficiencia al Madrid durante toda la primera mitad, que pudo, y mereció, irse al descanso con ventaja clara en el marcador y acabó, al cabo de una hora, aplaudiendo con tanta deportividad como frustración el título número 15 del Madrid.
Hasta cinco ocasiones de gol tuvo el equipo alemán durante la primera mitad. Tres de ellas muy claras, con un remate al palo de Niclas Füllkrug, paseándose después el balón burlonamente por delante de la línea de gol mientras Karim Adeyemi, Julian Brandt o Jadon Sancho celebraban un gol que no fue cuando, aún antes de llegarse a la media hora, ya empezaba a sobrevolar por Wembley la sensación de que el Madrid seguiría siendo inabordable.
Cuando Gregor Kobel, al comienzo de la segunda mitad, salvó un disparo de Toni Kroos comenzó a entenderse, a sospecharse, que el Borussia estaba condenado. Como tantos otros en el pasado. Cuando Dani Carvajal, el más bajito entre gigantes, acertó a conectar un cabezazo tan imposible de creer como inaudito de entender para avanzar al Madrid, ya apenas nadie dudó de que el título iba a ser ESPAÑOL . Como casi siempre. O, bueno, como siempre cuando de una final de Champions se trata.
Al Borussia Dortmund le costará olvidar el nombre de Wembley. En este escenario perdió la final de 2013 ante el Bayern y volvió a caer al cabo de once años. En la despedida de Marco Reus y con Mats Hummels llorando otra derrota cruel. Un equipo enorme este Borussia…
