Messi escribe un nuevo (y sorprendente) capítulo en su historia

Lionel Messi, campeón del mundo y probablemente el mejor futbolista en la historia, sacudió al planeta, al anunciar su intención de sumarse al Inter Miami CF y a la Major League Soccer durante este verano.
Tras ganar en cuatro ocasiones la UEFA Champions League y en siete veces del Balón de Oro se convertirá en agente libre al final de junio, luego de jugar durante las últimas dos temporadas para el Paris Saint-Germain y previamente durante 17 años para el FC Barcelona.
La historia ya tuvo un final. Y fue el propio Lionel Messi el que anunció que se irá a jugar al Inter de Miami, que sus días en las ligas de elite se terminaron. Para tomar esa determinación intervinieron muchos factores y diferentes actores: PSG, Barcelona, Al Hilal, Inter Miami y los clubes europeos que lo tentaron.
Para darle un sentido a esta novela que culminó con la bomba del año, hay que retroceder a los días más felices de Messi. A esas horas posteriores a la vuelta olímpica en Qatar, a la caravana por las calles de Lusail, a ese Lionel en estado puro arriba del micro, al rayo del sol, saludando a la manifestación más grande en la historia de la Argentina. Eran días pletóricos y con una decisión clara, comentada a sus íntimos, con respecto a su futuro: iba a renovar por un año más con PSG.
Todo estaba acordado. Jugar hasta el final de la temporada 23-24 en París. Solo faltaba la firma. Fue la época en que mejor lo trataron en Francia, cuando se sintió mimado y querido, en la previa del Mundial con un inicio de la 22-23 fabuloso. Pero a la vuelta de la Copa del Mundo, los resultados volvieron a ser esquivos, la firma se demoró demasiado, los detalles ya no eran detalles y la nueva eliminación en octavos de la Champions, ahora contra el Bayern Munich, fue el principio del fin.
La hostilidad y los silbidos de algunos franceses (sobre todo los Ultra) precipitaron el adiós. La renovación se desvaneció en abril, cuando Jorge Messi le dijo al mánager Luis Campos que seguramente no iban a continuar. Eran días fríos en París y conversaciones dulces con Xavi, el técnico del Barcelona. Charlas que empezaron a fines del 2022, pero que fueron creciendo en el 2023, así como corría el año, como se ponía todo más duro en la Ciudad Luz.
A Leo lo ilusionaba muchísimo volver al Barcelona. Lo habló con los suyos y fue algo que empezó pensar seriamente. Lo entusiasmaba tanto que volvía seguir a esa ciudad cuando tenía tiempo libre. Pero conforme pasaba el tiempo, cuando todo se iba poniendo más aspero en el PSG y tuvo el punto más álgido con la suspensión (por haber faltado a un entrenamiento por un cambio de planes del día de práctica y haberse ido a Arabia Saudita), desde España no llegaron señales claras. Todo lo contario.
Mientras los árabes le ofrecían 400 millones de euros por año y el Inter de Miami, de callado, le avisaba que el contrato estaba listo para cuando él quisiera. El juego en los medios se hizo diario, se trasladó al minuto a minuto y ahí Messi tomó la decisión de que lo del Barcelona no iba a ser algo positivo, que otra vez él sería el centro de lo bueno y de lo malo. Fue el día después de salir campeón con el PSG, cuando todos aseguraban que volvería al Barça, que sintió que no estaban las condiciones para regresar.
Se hablaba de su regreso, todos lo daban por hecho, pero el club no tenía las condiciones ni siquiera para ofrecerle un contrato. Y, encima, lo ponían a Messi como si de él dependía todo.
El lunes 5 por la noche de París determinó que no habría nueva estadía en Barcelona. Ya lo tenía casi abrochado y se convenció al 100%, algo que venía madurando y por eso negociando con los de Miami. Lo que le sucedió en el PSG y lo que vivió en el último tiempo con el Barça también le sirvió para descartar las ofertas de equipos importantes de Europa, de dos ligas top en las que Leo no había jugado.
La MLS siempre pretendió contar con Leo desde hace tiempo. La primera vez que lo tentó fue en 2018, en días de renovación con el Barcelona. Messi dijo que no, a pesar de la oferta suculenta en dinero y en acciones de un club de Los Angeles. Y fue el Inter de Miami el que volvió a la carga: el contrato estaba listo hacía al menos un año, porque si no era ahora, su llegada a Estados Unidos estaba señalada para julio del 2024.
Messi ya sabía las condiciones económicas que le podían ofrecer, que van desde dólares constantes y sonantes, más acciones en el club, más un montón de otros negocios con diferentes marcas, como porcentajes de ingresos de Apple TV (tiene los derecho de la MLS).
La Pulga genera mucho dinero con su sola presencia en tickets, merchandising, redes sociales y etcéteras varios. Era tomar una decisión de vida. Por el dinero en sí, se habría ido a buscar los 400 millones de euros por año que le ponía el Al Hilal, pero Leo no quería eso para él ni, sobre todo, para Antonela y los chicos. Igualmente, sin dudas que Estados Unidos sigue siendo un gran negocio.
Le meditó y lo maduró. Entendió que su tiempo en la elite había terminado, que era el momento de apostar a otro estilo de vida, a jugar en una liga con menos presión, en una ciudad que le encanta y en un país que será sede de la Copa América 2024 y del Mundial 2026. Muchos en Barcelona aprovechan la frase de Messi de “estoy en un momento donde quiero salir un poco del foco”, para no asumir culpas.
Messi fichará por el Inter Miami. Buscará ser feliz adentro y afuera de la cancha. Firmará un contrato de dos años, con opción a uno más, pero todo será revisado cuando Leo quiera. El mejor del mundo deja un mundo y se larga a otro desconocido: jugar sin más obligaciones que jugar.

Oscar Paratore
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