La Conferencia Este recuperó el orgullo del All-Star Game de la NBA. En el regreso del nuevo formato, el equipo liderado por Giannis Antetokounmpo -jugador más votado- pasó por encima del Oeste (211-186) en un partido que se recordará. No en términos de emoción, pues empezó bien y terminó… siendo un All-Star. Pero sí por la brutalidad de los números y un Damian Lillard MVP por capacidad ofensiva y dejar dos triples que darán la vuelta al mundo.
El Este reventó récords. El de puntos estaba en 196 desde 2016.
Con el cambio de formato y regreso del ‘clásico’, se vivió algo bastante diferente de salida. La defensa, eso sí, casi inexistente. Pero había intención, manos. Y un ritmo divertido. Lo propuso Tyrese Haliburton, jugando en casa, que acertó sus primeros cinco triples. Pocas veces se vio algo igual. Insufló vitalidad al Este, que también se apoyó en otros de Lillard o Adebayo. LeBron James apareció con varias clavadas
Los números lo resumen: 104 puntos al descanso, récord de un equipo del All-Star.
No cambiaría mucho la cosa tras el descanso. Kevin Durant y Stephen Curry buscaron enchufar al Oeste, pero el Este decidió seguir alargando las distancias. Haliburton metió otro triple, Lillard se sumó con un par más -incluyendo uno desde el centro del campo- y Tatum también quiso participar en la fiesta (132-105, 30′). Era el show del equipo dirigido por Doc Rivers, que se encontró el puesto, por casualidad, dos triples de Scottie Barnes (Toronto Raptors).
Desde 2014 no se llevaban el triunfo. El cambio de formato afectó, sí. Pero el Oeste monopolizaba las últimas ediciones con tres coronas seguidas y siete en los últimos 10 años de un partido así.
Stephen Curry ganó la histórica batalla de los sexos
El 20 de septiembre de 1973 se hizo historia del deporte. Bobby Rigss, un antiguo campeón de Wimbledon (1939) pero bocazas como ninguno, se citó en un partido de tenis a Billie Jean King, la histórica del circuito femenino. Fue un partido entre hombre y mujer, una conocida como ‘Batalla de los Sexos’ y ante 30.472 personas -y 90 millones en televisión-, y King, en mucha más forma y con motivación, pasó por encima de Riggs (6-4, 6-3 y 6-3). “Si perdía era retroceder 50 años”, confesó. Fue historia… y la NBA, en un tono positivo y diferente, tuvo su capítulo parecido. Mucho más enriquecedor. Con Stephen Curry (Golden State Warriors) batiendo a Sabrina Ionescu (New York Liberty) en la pelea entre los mejores tiradores del mundo. Uno en la NBA, otra en la WNBA.
Fue una pelea brillante. Ionescu pidió tirar también desde la línea NBA y no decepcionó. Sabrina con 26 puntos obligó a Curry esperar hasta el último tiro quien firmó 29 y se llevó el ‘cinturón de campeón’. Una batalla gloriosa. “No sé si alguien podrá ocupar nuestros puestos, pero quizá sea algo que debemos repetir más a menudo”, contó el líder de los Warriors.
Más allá del resultado, confirma que los tiradores no entienden de sexo o ligas. “Shooters shoot”, dicen en el lenguaje de los Estados Unidos. Se aplicó. Con Ionescu arrancando de forma impresionante (13 de sus primeros 15 lanzamientos). Y Curry firmando, al menos, cuatro aciertos de cinco balones en sus últimos cuatro carros. Dos concursos tremendos. Curry sería campeón, con tres de diferencia, sobre el que ganó Damian Lillard en el tradicional. Ionescu también, aunque sus 26 fueron igualados por ‘Dame’, Trae Young, Karl-Anthony Towns o Tyrese Haliburton.
Nada de batalla de los sexos. Es una fiesta del baloncesto. “Nunca descartes al que tengas a tu derecha o a tu izquierda. Si puede tirar, puede tirar. El baloncesto femenino es increíble. Es un pequeño paso en la dirección correcta”, confesó Curry.
Y eleva a Ionescu, ya una estrella de la WNBA y protagonista de campañas de la multinacional Nike. “Solo importa el corazón que tienes al querer ser mejor de lo que puedas ser”, abrochó. Baloncesto para la historia.
EL PLATO FUERTE LAS VOLCADAS
Parece que vuela. Pero pocos le conocen de verdad. Más allá de parecer una de esas historias de superhéroes cuentos y semidesconocidos, la vida de Mac McClung (Virginia, 1999) es la de alguien extraordinario. No debería cuando es un pequeño base (1,88) de los Osceola Magic, filial de los de Orlando en la Liga de Desarrollo. Pero la cosa cambia cuando se trata del mejor matador del planeta. Un arte difícil, lleno de aristas. Y el ‘0’ lo domina. Repitió -revalidando- la corona del Concurso de Mates del All-Star de la NBA. Ya no es una sorpresa.
McClung fue una sorpresa en 2023 cuando se coronó campeón viniendo del equipo filial de los Sixers. Tal era su historia que protagonizó algún momento viral cuando se encontró a un fan con su camiseta… pero no le reconocía la cara en persona. Era un jugador desconocido, pero su nombre ya se apunta a héroes modernos del concurso como Michael Jordan, Dominique Wilkins o Nate Robinson. Sus muelles, su creatividad y la complejidad de ‘clavar’ casi cada ejercicio.
Fueron cuatro mates de suma belleza. En el primero, un auto-pase en el aire. El segundo cambió a un rectificado para finalizar , con toda la violencia en el aro (notas de 48 y 49,4). Para ganar el concurso apostó todavía más: saltando a dos personas con molinillo y el ganador en el que voló… ¡sobre Shaquille O’Neal! Un mito le coronó. Uno que mide 2,16 metros. Necesitaba un 49,1 para ganar tras su 48,8 en el primero de la final. Facturó el 50. La perfección.