No todas las recetas son iguales; algunas son más costosas que otras, pero todas buscan un mismo objetivo: el bienestar en nuestra vida.
Por eso, debemos considerar todas nuestras áreas de influencia: nuestro trabajo, nuestras actividades deportivas y personales, nuestro círculo social, y nuestras actividades culturales. Sin embargo, debemos empezar por el amor propio, ya que es uno de los pilares fundamentales para la construcción de nuestro bienestar personal y profesional.
Dondequiera que te encuentres hoy, te recomendamos revisar y realizar las actividades de autoayuda del Workbook Nº 12: “Yo, socialmente”. A través de ellas, comprenderás que, con el amor propio, crece la autoconfianza y, a su vez, la autoestima se fortalece de manera exponencial.
El problema es que nuestra sociedad se ha volcado incontrolablemente a las redes sociales (RRSS), como Instagram y Facebook, entre otras, las cuales impactan y distorsionan la percepción del amor propio. Estas plataformas se han convertido en sinónimo de narcisismo, egoísmo e incluso arrogancia, sin olvidar lo ridículo de algunas exhibiciones de amor propio en redes como TikTok. Todo esto se debe a que generan una supuesta mayor comunicación e interacción entre las personas, una falsa sensación de estar más informados, pero no necesariamente mejor informados. Nos dejamos cautivar por la inmediatez, la excesiva libertad de expresión y la proliferación de fake news.
Esta distorsión afecta la autoconfianza y la autoestima de las personas, impactando su vida diaria. Incluso, la inmediatez que ofrecen las RRSS promueve el uso excesivo del tiempo en la creación de publicaciones y videos, donde la prioridad es grabar en un lapso definido, ya sea en 5 o 14 segundos, filmar y compartir, muchas veces sin considerar el mensaje o contenido.
A principios de 2017, la Royal Society for Public Health llevó a cabo una encuesta en el Reino Unido sobre el impacto de Facebook, Instagram, Snapchat, Twitter y YouTube en la salud y el bienestar de los usuarios, considerando 14 áreas (soledad, ansiedad, soporte emocional, etc.).
Los resultados indicaron que YouTube fue percibida como la plataforma más positiva, seguida por Twitter y, en tercer lugar, Facebook. En los últimos puestos se encontraron Snapchat e Instagram, esta última en la peor posición. Los encuestados percibieron que Instagram había incrementado su ansiedad, depresión, sensación de soledad e insomnio, además de empeorar significativamente la imagen que tenían de sí mismos. Este es un tema crucial dentro de nuestra receta saludable.
Vemos que las RRSS afectan a la sociedad en su punto más vulnerable. Mientras no exista una legislación que regule su uso, será nuestra responsabilidad modularlo, para evitar que algo a lo que estamos permanentemente expuestos se convierta en un veneno para la salud mental.
Debo ser muy enfático en esto: la excesiva libertad y el abuso de las fake news, junto con la sobrecomunicación a través de gráficos, memes, stickers y aplicaciones que alteran virtualmente la realidad, generan hábitos no saludables. Estas prácticas tienen un impacto negativo, ya que han dado lugar a un nuevo fenómeno: el miedo a perderse algo (FoMO, fear of missing out). Este miedo lleva a las personas a estar permanentemente conectadas para no perderse ningún detalle de lo que publican sus amigos, celebridades o grupos de chat.
En el libro Es tiempo de cambiar, señalamos que los hábitos negativos como el egocentrismo, la arrogancia y el narcisismo deben ser reemplazados por hábitos saludables. Estos comportamientos no son un signo de autoconfianza ni de autoestima, sino un claro indicador de su ausencia.
Te invitamos a dejar atrás creencias destructivas que nos han inculcado nuestros padres, maestros, sacerdotes y las RRSS. Mantén una mente abierta y sumérgete en el camino hacia el cambio.
Es fundamental hablar de esto, ya que constantemente se nos dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Y eso es correcto; lo predico y lo comparto. Pero, ¿te has detenido a pensar que, en la mayoría de los casos, amamos al prójimo y nos olvidamos de amarnos a nosotros mismos?
Siempre utilizamos nuestros dones y lo mejor de nosotros para ver lo positivo en los demás, pero rara vez aprendemos a verlo en nosotros mismos.
Aquí te dejo una regla de oro para empezar de nuevo: lo primero que debes hacer es amar tu realidad y amarte a ti mismo como amas a tu prójimo. Trata bien a las personas de buen corazón y sé tan indulgente contigo mismo como lo eres con los demás. Acéptate tal como eres y recuerda que no necesitas ser perfecto para ser feliz.
Empieza a pasar más tiempo con la persona más importante en tu vida: tú mismo. Revisa la actividad “Yo, mejor imposible” en el Workbook Nº 1 y disfruta de hacer cosas solo, como ir a jugar baloncesto o ir al cine, en la mejor compañía posible: tú mismo. Aprende a disfrutar de tu propio tiempo y siente placer en estar contigo. Encuentra un espacio donde puedas desconectarte del ajetreo cotidiano o laboral.
Reduce la velocidad de tus actividades profesionales; tú lo vales. Recuerda que lo que haces impacta positivamente en todas tus áreas de vida, reforzando el valor que tienes como persona.
Así generamos cambios en nuestra vida. Pero tranquilo: si te equivocas, al menos lo has intentado. No te martirices ni te reproches por ello. No te preocupes si tu exposición académica no fue perfecta o si tu roleplay o dinámica de grupo no salió como esperabas. Aprende de tus errores, acéptalos y comprométete a mejorar.
Eso es aprender, crecer y avanzar en la vida. Durante la lectura del libro Es tiempo de cambiar, te darás cuenta de que solo cuando estás bien contigo mismo, puedes transmitir ese bienestar a tu entorno personal, familiar, laboral y profesional.
En palabras sencillas: si te sientes bien, todos se benefician de ese bienestar. Serás un mejor esposo, esposa, hijo, hija, amigo, etc. En la vida, debes ser un poco egoísta contigo mismo, pero no egocéntrico.
¡Disfruta y comparte esta receta saludable!