Nadie en el planeta debería considerarse un esclavo de sus sentimientos o decisiones. Incluso si a veces te sientes así, eres el único responsable de tus emociones. No son los demás quienes las causan, sino tu reacción ante lo que dicen o hacen. Tus emociones provienen de tus pensamientos, y ya has aprendido en la lectura del libro Es tiempo de cambiar que puedes entrenarte para modificarlos y controlarlos.
Las emociones son energía en movimiento, una reacción física a un pensamiento. Si puedes controlar tus pensamientos, entonces también puedes gestionar tus emociones, y lo puedes hacer en tan solo milisegundos. Este tema es muy interesante en el libro.
Aprender a aceptar tus emociones es fundamental para transitar el camino del cambio. También es importante comprender que no existen sentimientos o emociones “buenas” o “malas”. Las emociones son simplemente eso: emociones, y cada una tiene su función. La ira te permite defenderte y poner límites; la tristeza te ayuda a identificar una pérdida; el miedo te protege, y la felicidad te permite disfrutar la vida. Todas son parte de nosotros y forman capítulos muy interesantes en Es tiempo de cambiar.
Conéctate siempre con tus emociones y aprende a expresarlas. Esto beneficia todas las áreas de tu vida: personal, laboral, empresarial y profesional.
Jamás las descuides, escondas o evites. Hacerlo solo empeorará las cosas. No te engañes diciendo “estoy feliz” si en realidad estás profundamente triste, o “estoy bien” cuando no has cumplido tus metas o estás atravesando dificultades económicas. Analiza de dónde vienen esas emociones y permítete sentirlas. Eres un ser humano y, como todo, estas emociones también pasarán.
No hay nada malo en estar triste, decepcionado, preocupado, enojado o incluso envidioso de vez en cuando. Lo importante es identificar de dónde provienen esas emociones y para qué aparecen en tu vida.
Sé un observador de tu mundo personal, laboral y profesional. Observa hacia dónde te llevan tus emociones, disfruta sus enseñanzas y acéptalas, así como aceptas los días soleados, el calor, la humedad o la lluvia.
Este ejercicio nemotécnico de imaginar la lluvia nos ayuda a comprender cómo ser observadores de nuestras emociones. Inténtalo:
> Imagina que en tu ciudad lloverá toda la semana, sin parar. Como observadores, podemos reconocer la lluvia sin desesperarnos, sabiendo que eventualmente pasará. Del mismo modo, aplica esta perspectiva a emociones como la felicidad, la ira, la tristeza o el miedo en tu vida personal y profesional.
Que una emoción aparezca en un momento dado no significa que estará allí para siempre.
El libro Es tiempo de cambiar comparte herramientas poderosas, como escribir sobre tus sentimientos y emociones. Hacerlo te ayudará a liberar la mente, como si estuvieras eliminando archivos innecesarios en un disco duro.
Si estás enojado con alguien, realiza alguna actividad física, sal a caminar, escucha música, medita o practica la respiración profunda. También puedes escribir una carta, un mensaje en Telegram o WhatsApp, o un correo electrónico, pero no lo envíes de inmediato. Déjalo en borradores y revísalo al día siguiente. Verás que tu perspectiva habrá cambiado. Si ya lo enviaste, no puedes hacer nada, pero recuerda siempre conservar la calma y el respeto en tus palabras. Vive el enojo, porque también pasará, y muchas cosas volverán a la normalidad.
Realiza los ejercicios en los cuadernos de trabajo (workbooks) y aprende a manejar, comprender y administrar mejor tus emociones.
Identifica la razón, motivo o creencia detrás de tus emociones.
Aprende a percibir y expresar mejor lo que sientes.
Reflexiona: “¿Cómo me sentí durante…?”
Comprender tus emociones te dará grandes ventajas en la vida.
Tendrás mayor resiliencia ante los problemas y mejorarás tu capacidad de concentración en tu día a día, en el trabajo o en los negocios.
También podrás mitigar el impacto de las tensiones que afectan tu tranquilidad y desarrollarás un mayor control sobre tus impulsos, evitando conflictos innecesarios. Esto es especialmente útil en entornos laborales con alta exigencia y competitividad.
El objetivo es establecer un equilibrio, una serenidad que te permita afrontar los momentos críticos sin perder la perspectiva.
¡Disfruta y comparte esta receta saludable para el bienestar emocional!