Para nadie es un secreto que los intentos de fraude y estafas son cada vez más creativos y recurrentes en Canadá. Son pocos quienes se han librado de recibir correos, llamadas, mensajes de texto y otras variantes fraudulentas que atentan contra la integridad de personas y empresas. El último reporte de El Centro Canadiense Antifraude (Canadian Anti-Fraud Centre -CAFC) da cuenta que durante el año pasado se tramitaron 62 mil 365 denuncias, hubo 41 mil 111 víctimas y pérdidas por 554 millones de dólares.
Este organismo gestionado por la Real Policía Montada de Canadá, la Oficina de Competencia de Canadá y la Policía Provincial de Ontario, es un servicio policial nacional que recopila información sobre fraude y robo de identidad y ayuda a la Policía de Jurisdicción con los esfuerzos de aplicación y prevención. En su página web https://antifraudcentre-centreantifraude.ca desglosa los tipos de fraude y estafas más utilizados y ofrece recomendaciones para identificar y denunciar estas prácticas.
Mediante su asistencia, indican, han logrado recuperar por $6 millones 693 mil dólares en el lapso comprendido entre 2021 y 2023.
Paralelamente, otros organismos como Service Canada (programa que sirve como punto único de acceso a los programas más utilizados del Gobierno) también contiene una amplia sección en la que alerta sobre cómo reconocer las estafas, cómo protegerse y reportar los fraudes relacionados con el robo de identidad.
En www.canada.ca aclaran que solo envían información solicitada y únicamente envían notificaciones a través de los servicios a los que se ha registrado el interesado, por lo cual se debe estar alerta cuando cualquier persona que diga ser un empleado de Service Canada o 1 800 O-Canada, se comunique a través de correos electrónicos, mensajes de texto, cartas y llamadas (incluidos los mensajes grabados) solicitando información personal, números de seguro social, tarjeta de crédito, cuenta bancaria y/o pasaporte. Lo mismo ocurre cuando se reciben notificaciones fraudulentas que lo instan a completar una transacción financiera a través de hipervínculos, depósitos e impuestos.
Por su parte, la Oficina de la Competencia de Canadá (Competition Bureau Canada) ofrece una serie de alertas y recomendaciones contenidas en la segunda edición de “El pequeño libro de las estafas”. En esta publicación mencionan que los estafadores son sigilosos y astutos. Su objetivo puede ser cualquier persona o un negocio. Aseguran que nadie es inmune a la estafa, pero el conocimiento es clave para prevenir y denunciar.
Enumeran las estafas más frecuentes para que la gente las reconozca y denuncie:
La suscripción, que ofrece periodos de prueba “gratuitos” o “a bajo costo” para productos y servicios. Señalan que las tácticas de venta de alta presión, como una “oferta por tiempo limitado”, a menudo se utilizan para hacerle tomar una decisión precipitada y aportar sus datos. Posteriormente, se hace muy difícil parar los envíos y cobros.
Para protegerse, insisten que se debe “confiar en sus instintos: si es demasiado bueno para ser cierto, no se registre ni inscriba”, entre otras medidas de prevención.
El robo de identidad es un delito grave que utilizan los estafadores para cometer fraude, realizar compras usando sus cuentas, obtener pasaportes, recibir ayudas del gobierno, solicitar préstamos y mucho más. Para recopilar o reproducir su información personal, utilizan técnicas que van desde lo más simple (desde hurgar en la basura o robar el correo) a lo más elaborado (usar programas espía y virus, el pirateo-hacking y fraude electrónico).
Las estafas de directores ejecutivos son otra modalidad de estafa comercial que está en crecimiento y que puede costar miles a millones de dólares a los pequeños negocios locales tanto como a las grandes empresas. Lo usual es que los estafadores utilicen una estrategia de tiempo predeterminado (cuando los directores se ausentan o es difícil contactarlos) para hacerse pasar por ellos y engañar a los empleados con firmas autorizadas pidiendo, de manera urgente y confidencial, que envíe dinero a una tercera persona.
Médicas y de salud. Estas son las estafas que a menudo aparecen como anuncios patrocinados en las redes sociales o como ventanas emergentes en las páginas web, relacionadas con productos y servicios que ofrecen soluciones rápidas y fáciles en forma de curas mágicas, programas de adelgazamiento y falsas farmacias en línea.
Las románticas. Son aquellas estafas que suelen apelar al lado más romántico y compasivo de la víctima para solicitar dinero. Se encuentran tanto en los sitios de citas populares y auténticos, como en los falsos.
Estafas a las empresas. Son prácticas a través de las cuales se manipula la compra de un bien o servicio, se envía una factura y se cobra sin retribución. El fraude del Directorio es uno de los habituales. Consiste en que el estafador envía a la compañía una propuesta para que se anuncie en una revista, periódico, o en un directorio empresarial o en línea. Le llamarán para confirmar la dirección y otros detalles. Después, el departamento de contabilidad recibirá y pagará la factura, sin saber que su compañía nunca ordenó o autorizó el servicio. Otra posible estafa es la de los suministros de oficina, que consiste en que se recibe y se le cobra por artículos que nunca solicitó y luego le acosarán para que pague y le engañarán para hacerle creer que enviarán su información a una agencia de cobros.
Phishing y Smishing. El phishing ocurre cuando se recibe un correo no deseado que dice proceder de una organización legítima, pidiendo que proporcione o verifique información personal o financiera por correo electrónico o haciendo clic en un enlace en Internet. El smishing, por su parte, viene a ser la misma estafa pero a través de mensajes de texto (SMS).
Impuestos. Estas son frecuentes en esta época del año. Suelen ser mensajes falsos que emiten a nombre de la Agencia de Ingresos de Canadá (CRA), y en los que aseguran que la víctima tiene derecho a recibir una devolución extra, o hacer un pago pendiente, pero que antes debe proporcionar sus datos bancarios.
Estafas puerta a puerta. Estas son muy agresivas y pueden afectar a personas y negocios. Los estafadores utilizan tácticas de alta presión para convencerle de que compre un producto o se suscriba a un servicio que no desea o no necesita.
Emergencia. Estas van dirigidas, por lo general, a los abuelos que cuidan de sus nietos para robarles su dinero o que revele su información personal. La típica estafa comienza con una llamada telefónica de alguien que se identifica como su nieto y asegura estar en peligro (algunas variantes suelen ser por haber sufrido un accidente de tráfico, estar en la cárcel, o tener problemas para regresar de un país extranjero) o de una tercera persona que dice conocer al familiar de la víctima y en ese momento estar gestionando una solución que requiere, con urgencia, el desembolso de recursos.
Otras estafas también están relacionadas con la compra y venta de productos en línea “que son demasiado buenas para ser ciertas”.
Además del conjunto de recomendaciones para prevenir caer en fraudes y estafas, todos los organismos coinciden en que el conocimiento es el principal elemento de protección; y que ante alguna sospecha lo mejor es denunciar en el servicio de policía local, o solicitar ayuda al Centro Canadiense Antifraude en línea o llamando al 1‑888-495-8501. El robo del Número de Seguro Social (SIN) también debe ser denunciado inmediatamente, comunicándose con Service Canada al 1-866-274-6627.
