El Taller de Escritura Creativa “La cavidad de las historias: diseño de personaje e identidades discursivas” dictado por la galardonada escritora Elaine Vilar Madruga, el pasado jueves 26 de septiembre, fue una jornada amena y rica en información que procuró despejar algunas dudas recurrentes sobre “cómo construir una historia, el mundo que habita nuestro personaje, y el personaje que habita en este mundo narrativo”.
Con la calidez que la caracteriza y su amplio bagaje intelectual, la escritora de origen cubano ofreció una clase magistral a un grupo de escritores y lectores de Toronto. La jornada organizada por Canadá Habla Español, se planteó como un espacio dedicado no solo a la creación de personajes y tramas, sino también a la construcción de una identidad lingüística particular para cada uno de ellos.
La también profesora universitaria enfatizó que, aunque todos compartimos una lengua común, nuestra manera de hablar refleja nuestras experiencias personales, biográficas, culturales y generacionales. Esta diversidad se convierte en una fuente de riqueza que todo escritor debe aprender a aprovechar al diseñar personajes que se sientan auténticos y creíbles.
Sobre el concepto de identidad discursiva o identidad lingüística, aclaró que este se refiere a la manera específica en que cada personaje se expresa. Esta última actúa como una “marca de agua” que lo distingue de otro.
Dijo que al igual que las personas en la vida real, los personajes literarios deben hablar de manera coherente con su trasfondo, su edad, su clase social y sus experiencias. El escritor debe ser consciente de estos matices para evitar caer en la trampa de hacer que todos los personajes suenen igual, como si fueran reflejos del propio autor.
De manera concisa, la escritora desgranó algunos de los elementos más utilizados para concebir un buen personaje atendiendo a la historia (pasado-presente-futuro), y su biografía literaria (quién es, de dónde viene, por qué, etc) en sus líneas biológica, dramática y de pre-historia.
Elementos físicos y emocionales
A la hora de perfilar los personajes, Vilar destacó la importancia de los detalles físicos en la construcción de personajes. Dijo que, aunque no todos necesitan rasgos distintivos, algunos detalles pueden volverse significativos para la narrativa.
“Estas marcas no solo aportan al aspecto visual, sino que a menudo están cargados de significado simbólico, como la cicatriz de Harry Potter, que lo marca tanto física como emocionalmente”, comentó a manera de ejemplo.
-Asimismo, nuestros acentos, nuestras maneras de hablar, nuestras apropiaciones culturales, nuestros cuerpos migrantes o no migrantes, son también marcas de agua que se incorpora a la hora de diseñar un personaje, acotó.
También hay “marcas oscuras de carácter” que permiten crear personajes complejos y multidimensionales para enriquecer un texto literario. Hannibal Lecter, acotó, ilustra claramente cómo un personaje puede estar definido no solo por sus habilidades excepcionales, sino también por sus rasgos oscuros y contradictorios.
En este sentido, la literatura moderna tiende a moverse en el terreno de los “claroscuros”, donde los personajes no son ni completamente buenos ni completamente malos, sino que, como los seres humanos, navegan entre ambos extremos.
La coherencia en el discurso
Otro de los errores más comunes que surgen cuando se hace literatura, expresó la escritora, es la incoherencia en el uso del lenguaje de los personajes. “Un niño de seis años, por ejemplo, no debería hablar como un filósofo existencialista, a menos que esa sea una característica deliberada de su identidad”. Escuchar cómo hablan las personas reales es esencial para dar verosimilitud a los diálogos, ya que cada personaje debe estar en consonancia con su nivel de desarrollo lingüístico y su experiencia vital.
Otro concepto interesante sería el “personaje con identidad escritural”, en el que todos los personajes suenan igual porque el autor ha impregnado sus voces con su propio estilo. Aunque autores como Federico García Lorca podían permitirse este tipo de licencia, dado su estilo poético y distintivo, la recomendación general para los escritores noveles es que eviten que todos sus personajes hablen como si fueran extensiones de sí mismos. La clave es individualizar las voces y permitir que cada personaje tenga su propia identidad discursiva.
Asimismo, se abordó cómo el uso de técnicas como la sintaxis no ordenada (al estilo del maestro Yoda) o el uso de neologismos pueden enriquecer el discurso de un personaje. Sin embargo, se advirtió sobre el peligro de saturar al lector con demasiadas alteraciones discursivas. La regla del “tres” es la guía: es recomendable que cada personaje tenga un máximo de tres características discursivas distintivas para mantener la coherencia y la fluidez del texto.
El desafío de escribir
Finalmente, Vilar Madruga enfatizó que escribir es un proceso arduo y complejo. ”Es un grito que debe moderarse”. La búsqueda de la palabra justa, del tono adecuado y de la identidad perfecta para cada personaje requiere paciencia y dedicación. Aunque el proceso de escribir puede ser solitario, el escritor siempre está acompañado por sus personajes, por sus lectores potenciales y por la comunidad de escritores que, como ellos, enfrentan los mismos desafíos.