Convencido de la gran cantidad de desafíos a enfrentar en el futuro próximo, el Grupo de los 77 (G77) y China celebró los pasados 15 y 16 de septiembre una cumbre en Cuba que resaltó el valor de la unidad para dar positivas respuestas a los apremiantes problemas del mundo actual.
Más de un millar de representantes de 116 de los 134 países miembros del bloque, que constituye casi el 80 por ciento de la población mundial y supera las dos terceras partes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), se reunieron en el Palacio de Convenciones de La Habana en un ambiente de armonía y de respeto a las diferentes y ricas culturas de América Latina y el Caribe, África y Asia.
Los participantes en la cita convocada por Cuba en su condición de presidente pro témpore durante 2023 del espacio de concertación más diverso de la esfera multilateral reafirmaron que juntos es posible avanzar en temas de vital importancia para el desarrollo a nivel individual y colectivo.
Asuntos relacionados con el papel de la ciencia, la tecnología y la innovación, como guías y partes del lema del encuentro, resultaron comunes en las intervenciones de los oradores, incluidas las de jefes de Estado y de Gobierno y la del secretario general de la ONU, António Guterres.
LA FORTALEZA DEL G77 Y CHINA
En opinión de Guterres, el impulso permanente a los tres temas mencionados posibilita forjar la solidaridad, resolver problemas comunes y contribuir a hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Solo una acción global puede hacer frente a las desigualdades, garantizar una transición justa a una economía digital y asegurar que, en una nueva era tecnológica, no se deje a nadie atrás, consideró el diplomático de origen portugués.
Recordó que durante el azote de la Covid-19 los países más ricos acapararon las vacunas mientras la pandemia se extendía por el Sur Global, y actualmente, agregó, las naciones africanas pagan tres veces más que la media mundial por los datos, y los titanes tecnológicos amasan una riqueza inimaginable.
A criterio suyo, las normas aplicables a las nuevas tecnologías no pueden ser elaboradas únicamente por aquellos que son ricos y privilegiados.
Cuento con este grupo, que durante mucho tiempo ha sido paladín del multilateralismo, para que dé un paso al frente, utilice su poder, luche por defender un sistema basado en la igualdad, y ponga firmemente sobre la mesa los intereses de los países en desarrollo, expuso Guterres.
Manifestó que el mundo le está fallando a esas naciones, y para cambiar tal situación resultan urgentes varias medidas a nivel nacional que garanticen la buena gobernanza, movilicen recursos y den prioridad al desarrollo sostenible.
El mundo necesita disposiciones que respeten la titularidad nacional, con miras a construir un sistema global que defienda los derechos humanos y vele por el interés común, recalcó.
Según Guterres, el G77 y China, que surgió el 15 de junio de 1964, conserva el nombre inicial por cuestiones históricas y en el caso del gigante asiático se le considera un miembro oficial, pero participa y colabora de manera externa, debe alzar su voz con el fin de luchar por un mundo que funcione a favor de todos.
Para ese propósito, consideró, se demanda un fortalecimiento del multilateralismo con nuevas oportunidades destinadas al liderazgo en la escena mundial y la existencia de instituciones fuertes y eficaces.
Muchas de las entidades del orbe, en particular el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y las de Bretton Woods, reflejan una época pasada en la cual muchos países en desarrollo estaban encadenados por el dominio colonial y no podían participar en sus propios asuntos ni en temas internacionales.
Al respecto, el titular del máximo organismo internacional reiteró su llamado a una arquitectura financiera mundial más representativa en aras de responder mejor a las necesidades de las economías en desarrollo.
EL CAMBIO DE LAS REGLAS DEL JUEGO
Previo al discurso de Guterres en la jornada inaugural, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, subrayó que ya les toca a los países del Sur cambiar las reglas del juego y seguir exigiendo la democratización pendiente de las relaciones internacionales.
De acuerdo con el mandatario de la mayor isla del Caribe, ese derecho les asiste porque son las víctimas principales de la actual crisis multidimensional del mundo, el abusivo intercambio desigual, la brecha de intercambio del conocimiento y el agotamiento de los recursos naturales, entre otros problemas.
Díaz-Canel condenó el actual orden internacional que limita las posibilidades a desarrollarse de los Estados con menos recursos y perpetúa un ciclo de dependencia tecnológica.
Son los pueblos del Sur los que más padecen pobreza, hambre, miseria, muertes por enfermedades curables, analfabetismo, desplazamientos humanos y otras consecuencias del subdesarrollo, expresó.
El único camino válido para que esta nave mundo no termine como el Titanic es la cooperación, la solidaridad, la filosofía africana del Ubuntu, que entiende el progreso humano sin exclusiones, donde el dolor y la esperanza de cada uno sea el dolor y la esperanza de todos, afirmó.
Destacó que es preciso derribar las barreras internacionales que han obstaculizado el acceso al conocimiento a los países en desarrollo y el aprovechamiento por parte de ellos de factores tan determinantes para el avance económico y social.
Por otra parte, rememoró que muchas de las singulares naciones representadas en el G77 y China escribieron impresionantes páginas de creatividad y heroísmo en la historia de la humanidad, antes de que la colonización y el saqueo empobrecieran los destinos de una parte de ellas.
Recuperemos ese espíritu de lucha, el conocimiento tradicional, el pensamiento creativo y la sapiencia colectiva, propuso a sus homólogos de la Unión de las Comoras, Angola, Sri Lanka, Botswana, Ghana, Mozambique, Ruanda, Mongolia, Laos, Palestina, República Dominicana, Nicaragua, Argentina, Colombia, Venezuela, Honduras y Brasil, entre otros presentes en La Habana.
Solo así estaremos en condiciones de concurrir a la revolución científico-técnica en pie de igualdad. Solo así seremos capaces de ocupar el lugar que nos pertenece en este mundo donde nos pretenden relegar a la condición de mansos aportadores de riqueza para minorías, estimó.
HOJA DE RUTA Y VOLUNTAD DE AVANZAR
Al final del encuentro, que propició decenas de diálogos bilaterales de alto nivel y contó con más de 500 periodistas acreditados, fue aprobada una declaración de 47 puntos que evidenció la voluntad de fortalecer la labor del G77 y China.
Ese documento enfatizó en la profunda preocupación ante los retos generados por el presente orden económico internacional, los efectos de la Covid-19, las tensiones geopolíticas, las medidas coercitivas unilaterales y las múltiples crisis.
Otros problemas esbozados fueron la presión sobre los alimentos y la energía, el desplazamiento de personas, la inflación, el aumento de la pobreza extrema, el ascenso de las desigualdades, las adversidades del cambio climático, la degradación del medio ambiente y las brechas digitales.
También el texto repudió los monopolios tecnológicos y otras prácticas desleales pues los Estados que tienen el dominio en el ámbito de la Información y la Comunicación, incluido Internet, no deben utilizar los avances en esas áreas como herramientas de contención y supresión del legítimo progreso.
Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que fomente un entorno abierto, justo, inclusivo y no discriminatorio para el desarrollo científico y tecnológico, anotó la declaración.
Instó a crear las condiciones destinadas a proporcionar a los países en desarrollo una conectividad asequible y fiable, la cual, entre otras acciones, facilite promover el acceso y la inclusión digitales, y garantice un uso ético más equitativo de la inteligencia artificial.
Asimismo, alertó sobre la inquietud de que a mitad de camino de la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el mundo, en particular los países del Sur, siguen estando muy lejos de alcanzar los ODS.
Como pudo constatar el periódico Correo Canadiense y sostuvieron corresponsales de otros medios de prensa, la Cumbre de La Habana significó un rotundo éxito del Sur, y paralelamente el país anfitrión recibió numerosas muestras de apoyo en su lucha contra el bloqueo económico, comercial y financiero que le impone Estados Unidos hace más de seis décadas.
Junto al reclamo de poner fin al cerco estadounidense, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, señaló que también “rechazamos la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo”, una unilateral decisión de Washington.
Diversas voces auguran que, con la hoja de ruta trazada ahora, el G77 y China llegará más robustecido a la Cumbre del Sur, su principal órgano de toma de decisiones, en Kampala, Uganda, el próximo año. Mientras, los retos identificados demandan soluciones.