Música, tradiciones, folclor, gastronomía, arquitectura, deportes, espacios para el amor, un malecón y su gente, junto a los calificativos de antigua, moderna, coqueta, alegre, extraordinaria e inolvidable pueden acompañar cualquier descripción sobre la más famosa de las ciudades de Cuba: La Habana.
Con 504 años de fundada por los colonialistas españoles, la capital del país caribeño conserva un peculiar encanto a la hora de atraer a visitantes nacionales y foráneos, y así se mantiene como su principal destino turístico, pues, al decir de muchos, “posee algo para todos”.

La Habana recibió en 2016 el título de “ciudad maravilla”, una de las siete del mundo moderno con esa distinción, y tiene un lugar sobresaliente en su centro histórico, que es desde 1982 patrimonio del orbe, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Aunque constituye la más pequeña de las 15 provincias cubanas teniendo en cuenta la extensión territorial, representa a la vez, con una cifra superior a los dos millones de habitantes, la de mayor población.
En su espacio geográfico, perteneciente al occidente cubano, se encuentran joyas arquitectónicas al estilo del Parque Histórico Militar Morro Cabaña, el túnel de la bahía, disímiles iglesias, el Capitolio, edificaciones con predominio del eclecticismo, el Gran Teatro Alicia Alonso, el paseo del Prado y la Plaza de la Revolución.
A tales infraestructuras se suman, para el deleite de observadores de paso y habituales, icónicos espacios como el estadio Latinoamericano, la Ciudad Deportiva, la Universidad (de casi tres siglos), la Biblioteca Nacional, la heladería Coppelia, las avenidas de los Presidentes, Paseo y quinta, y la calle 23, con el inicio o el final en el río Almendares.
El Floridita, la Bodeguita del Medio (cuya fama de ambos impulsó el estadounidense premio Nobel de Literatura Ernest Hemingay), El Gato Tuerto, La Guarida y otros reconocidos bares y restaurantes ofrecen cocteles y platos para satisfacer los gustos más diversos.
De la misma manera, hay hoteles de dos a cinco estrellas de cadenas cubanas y extranjeras, incluidos los insignes Inglaterra, Nacional y Habana Libre, y casas de renta destinadas a garantizar una memorable estancia a los viajeros, quienes también pueden disfrutar de agradables playas, principalmente Santa María y Guanabo, en la parte este.
Todas las propuestas mencionadas pueden conjugarse con la presencia de los forasteros en eventos específicos en diferentes etapas del año, que reserva para las postrimerías un acontecimiento muy esperado: el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Este 2023, la edición 44 de la iniciativa surgida en 1979 tendrá desde el 8 al 17 de diciembre 199 películas en concurso de casi 20 países de América Latina, con destaque para Cuba, México, Argentina, Brasil, Colombia y Chile.
De la última nación es el filme Los colonos, que fue seleccionado para abrir este encuentro con los amantes del séptimo arte, cuyos apartados competitivos incluyen largometraje de ficción, ópera prima, documental, animación, postproducción, cartel y guion.
Una vez más, diferentes entidades de dentro y fuera de la mayor de las Antillas entregarán lauros colaterales atendiendo a los asuntos que aborden las realizaciones.
Según la directora del Festival, Tania Delgado, las obras que pretenden adueñarse de los premios Coral abundan sobre temas relacionados con los vínculos familiares, la violencia, la juventud, el enfoque de género, la diversidad y sucesos históricos, entre otros.
También, la funcionaria manifestó en una reciente conferencia de prensa que durante el evento, con el lema “Luz verde ¡acción!” y los cines Yara, Acapulco, 23 y 12, Chaplin y La Rampa como sedes, se proyectarán creaciones audiovisuales de Estados Unidos, España, Finlandia, Hungría, Bélgica, Francia, Italia, Irán, India y Japón.
El programa de esta cita, que tiene, además, en calidad de anfitrionas a las salas Glauber Rocha y de la Universidad de las Artes, contempla la película Sin Papeles, del actor y director chileno-canadiense Christian de la Cortina, quien aspira con tal obra, según declaraciones propias, a exponer la situación de muchos inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, lejos del llamado sueño americano.
Quiero quitar ese velo de que todo es bonito, de que todo está bien y mostrar la realidad, darle un sentido mucho más humano, afirmó el realizador en una entrevista periodística.
Las noticias mostraban que en Estados Unidos separan a las familias en las fronteras. Vi un documental con niños en jaulas. Me dije: tengo que servir como cineasta para pasar un mensaje. Quise ser una voz que hable en nombre de nosotros, los hispanos, agregó.
Sin dudas y como afirman muchos, el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana convierte a esta capital en un sitio bohemio y dinámico muy emocionante, con un público que no deja de divertirse y reflexionar gracias a las opciones de la pantalla grande.
