El sector turístico americano ha experimentado enormes cambios en esta última década, tanto en aviación como en hotelería y en intermediación.
Las quiebras, adquisiciones, emprendimientos o fichajes han sido decisivos para transformar el mapa de la industria en la región a lo largo de esta pasada década.
Una de las tendencias de más impacto para el gremio en los últimos diez años ha sido el de la toma de control por parte del capital estadounidense de las principales enseñas aéreas de Latinoamérica.
La pandemia aceleró esta corriente al convertir en accionistas a acreedores financieros, que permitieron salir de la quiebra a Avianca, Latam y Aeroméxico, unido a socios industriales como Delta o como Qatar.
El crecimiento de las low cost ha marcado igualmente al continente, con el lanzamiento de numerosos proyectos en esta última década, como las de Jetsmart, Arajet, Wingo, Flybondi o Sky, aunque también se hayan registrado sonadas quiebras, como las de Interjet, Viva Air o Ultra Air.
En el campo hotelero también ha destacado la ofensiva de los gigantes estadounidenses por hacerse con proyectos latinos consolidados como Decameron o City Express, a la vez que han acelerado su expansión en un nicho donde no eran dominantes, como el vacacional mediante operaciones como la venta de Apple Leisure a Hyatt, así como a través de alianzas lideradas por Marriott, Radisson o Wyndham.
En el terreno emisor, la oleada de concentración tuvo en los últimos diez años como más claro exponente a la encabezada por Despegar sobre empresas como Bestday o Viajes Falabella, o la de CVC sobre Byblos, Almundo o Avantrip, de igual modo que el de Pricetravel sobre Tiquetesbaratos.
Una conclusión de estos procesos en los distintos subsegmentos del Turismo es que en este periodo se ha acentuado una mayor cohesión en todo el continente. Esto ha sido consecuencia de que una mayor competencia de aerolíneas y de capital más saneado se ha traducido en más conexiones y a menor precio.
Del mismo modo, la creación de gigantes emisores multilatinos ha favorecido economías de escala que permitieron una mayor inversión en tecnología para que las agencias hayan mejorado su propuesta de valor. Y el efecto de la concentración hotelera se ha apreciado en la notable renovación de su producto con innovadores productos y de mayor calidad.
El turismo americano, en suma, ha dado un importante salto en solo una década en cuanto a solidez financiera y en su profesionalización, a la vez que ha disparado su conectividad.
José Luis Perelló Cabrera
Investigador. Cátedra de Estudios del Caribe «Norman Girvan»
Universidad de La Habana