Los analistas de Goldman Sachs advierten que esta convergencia de reducción de viajes y debilitamiento del comercio internacional podría resultar desastrosa. Pronostican que, de continuar las tendencias actuales, el impacto económico de la caída del turismo y los boicots de los consumidores en represalia podría reducir drásticamente la economía estadounidense en 90.000 millones de dólares en un año.
El turismo en Estados Unidos se enfrenta a una grave caída debido a que las crecientes tensiones comerciales bajo la administración del presidente Trump alimentan la reacción global, en particular de países aliados clave como Canadá, el Reino Unido y Alemania. Estos países, que en su día fueron importantes fuentes de turismo receptivo, han respondido al aumento de aranceles y a la retórica incendiaria con una reducción de los viajes y un boicot generalizado a los productos estadounidenses.
Los datos muestran caídas significativas en las llegadas de turistas —de hasta un 29 % en algunas regiones—, mientras que los analistas advierten que el impacto combinado de la disminución de los viajes internacionales y las represalias del consumidor podría afectar a la economía estadounidense hasta en 90 000 millones de dólares este año. El impacto económico no solo es inmediato, sino que también indica una profundización de las fracturas en las relaciones diplomáticas y económicas de larga data.
En medio de las tensiones comerciales y las disputas arancelarias bajo la administración del presidente estadounidense Donald Trump, la economía estadounidense se prepara para un impacto significativo. Expertos del sector estiman que la combinación de la caída en picado de las llegadas de turistas y el boicot generalizado a los productos estadounidenses a nivel mundial podría generar pérdidas de hasta 90.000 millones de dólares solo en 2025.
Una de las disminuciones más notables del turismo receptivo proviene de Canadá. La relación entre ambos países se ha visto afectada por barreras comerciales directas y declaraciones políticas incendiarias, como la controvertida sugerencia de Trump de que Canadá podría ser tratado como el “estado 51”.
Según datos de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, las llegadas de turistas canadienses cayeron un 12,5% en febrero en comparación con el año anterior, y en marzo se registró una caída aún más pronunciada del 18%.
La reacción negativa no se limita a Norteamérica. Europa Occidental, considerada durante mucho tiempo un aliado cercano de EE. UU., también ha mostrado un interés cada vez menor en los viajes estadounidenses. Informes de la Oficina Nacional de Viajes y Turismo indican una caída interanual del 29 % en las llegadas en marzo desde mercados clave como el Reino Unido y Alemania.
José Luis Perelló Cabrera
Investigador. Cátedra de Estudios del Caribe «Norman Girvan»
Universidad de La Habana