A raíz de la pandemia, el fenómeno de la masificación en los grandes destinos turísticos ganó más fuerza que nunca. El deseo de la población de volver a salir de vacaciones tras dos años de confinamientos y restricciones, viene provocando en los últimos tiempos una saturación que no agrada ni a residentes ni a turistas.
Según estudios de expertos, esto se explica porque el 95% del turismo mundial visita menos del 5% del planeta. En otras palabras, el sector vive bajo una concentración en la que los turistas tienen entre sus prioridades de viaje los mismos destinos, o muy similares, lo que deriva en que sean siempre estos los que reciban una avalancha de visitantes.
En el caso español, Baleares es una de las regiones más golpeadas por esta saturación, con Mallorca como la zona más afectada debido, entre otros motivos, al aumento desmesurado del alquiler vacacional. Fuera de España, el máximo exponente de esta problemática es Venecia. El destino italiano cuenta con una población residente de 49.000 personas, pero cada año recibe una media de 30 millones de visitantes. Es por ello que lleva años pensando la forma de implantar un impuesto al turismo.
Ámsterdam es otra de las ciudades que se encuentra en busca de soluciones para reducir el turismo. De momento, su deseo es limitar el alquiler vacacional, restringir la estancia, y continuar con la prohibición de construir nuevos hoteles. Todo esto ha despertado el fenómeno de la turismofobia.
El descenso de las últimas semanas a la venta de estancias certifica que los viajeros ya no van a irse de vacaciones a cualquier tarifa, de un lado porque ya no pueden permitírselo, y de otro porque no están dispuestos a hacerlo tras tener que soportar la inflación en sus otros gastos estructurales.
La respuesta a este decrecimiento de la demanda ya está siendo una bajada de los precios hoteleros, para volver a ajustarse a niveles más cercanos a los de antes de la pandemia, aunque todavía por encima, de modo que se vayan alineando a la fuerza del consumo turístico.
El sentir psicológico del viajero de querer vivir experiencias a toda costa tras las restricciones de la pandemia vienen dando paso a una nueva fase en la que se conciben las vacaciones de una manera más normalizada, sin tener que sacrificar en exceso otras necesidades más rutinarias, a diferencia de lo ocurrido desde hace un año.
El sector afronta así una nueva era más estable, después de tres años en la que se vivió la caída más aguda jamás imaginada, para pasar en dos años al crecimiento más fuerte nunca vivido. En adelante, las proyecciones apuntan a unos flujos más predecibles en cuanto a ingresos y también a una moderación en el alza de costos.
Por otra parte, la presidenta y CEO del World Travel and Tourism Council (WTTC), Julia Simpson, que para los nuevos destinos emergentes, es importante enfocarse en la planificación estratégica y el desarrollo sostenible desde el inicio. Es fundamental invertir en infraestructuras turísticas de calidad, promover la conservación del entorno natural y cultural, establecer alianzas con la comunidad local.
La presidenta del WTTC, además opina que en la tendencia actual de alianzas e integraciones en el sector hotelero, se espera que los formatos de colaboración como las alianzas estratégicas entre cadenas hoteleras, los acuerdos de gestión hotelera y las asociaciones público-privadas tengan un mayor alcance. Estos formatos permiten a las empresas compartir recursos, conocimientos y redes de distribución, y a su vez, expandir su presencia en diferentes destinos. Asimismo, se espera un aumento en las alianzas con plataformas de reserva online y empresas de tecnología, que brinden soluciones innovadoras para mejorar la experiencia del cliente y la eficiencia operativa de los hoteles, consideró Julia Simpson.
También hizo referencia a la fuerte recuperación de destinos como Cancún y Punta Cana que se debe al esfuerzo que los sectores público y privado han sostenido en cuanto a la promoción de los destinos. Haciendo referencia al Caribe, la líder del lobby mundial del sector dio además cuatro consejos en la lucha contra el sargazo: “monitoreo previo, limpieza, innovar en las investigaciones, y cooperación regional”. También defiende que «para mejorar la gestión aeroportuaria, los gobiernos deberían invertir en infraestructuras modernas y eficientes en las terminales».
Para los nuevos destinos, es importante enfocarse en la planificación estratégica y el desarrollo sostenible desde el inicio. Es fundamental invertir en infraestructuras turísticas de calidad, promover la conservación del entorno natural y cultural, establecer alianzas con la comunidad local y desarrollar una propuesta única y auténtica que atraiga a los viajeros.
Los destinos turísticos caribeños cuentan con una sólida infraestructura y una amplia oferta hotelera que han sabido adaptarse rápidamente a las necesidades y preferencias cambiantes de los viajeros. No obstante, la cooperación regional entre los países caribeños puede ser clave para compartir mejores prácticas, recursos y experiencias en la lucha por la conservación del medioambiente y contra el impacto del sargazo en el turismo.
Fuentes: WTTC, Reportur, Preferente.
José Luis Perelló Cabrera
Investigador. Cátedra de Estudios del Caribe «Norman Girvan»
Universidad de La Habana