A pocos kilómetros de Machu Picchu, se encuentra otra ciudad inca muy poco conocida, porque para llegar hasta ella los visitantes tendrán que caminar durante tres días entre la vegetación selvática. Se trata de una impresionante ciudadela de piedra con mucha historia bajo sus entrañas; y tras su abandono, estuvo oculta del hombre durante casi cuatro siglos. El sitio es un lugar lleno de enigmas que lo convierte en todo un misterio para arqueólogos e investigadores.
Choquequirao está ubicado entre los Andes y la Amazonía peruana, en la región de Cuzco. Se encuentra en lo más alto de una cumbre del nevado Salcantay a 3.033 metros sobre el nivel del mar y su construcción data aproximadamente del año 1536, bajo el dominio del Imperio Inca. Es conocida como la “hermana sagrada” de Machu Picchu por su semejanza estructural y arquitectónica con esta.
Los monumentos arqueológicos del sitio están conformados por edificios y terrazas distribuidas en diferentes niveles, desde el nivel más bajo “Sunch’u Pata” hasta la cima truncada más alta, para formar una plataforma de unos 150 metros cuadrados.
Actualmente, no está definida cuál era la función concreta de Choquequirao, pero lo más probable es que fuera un centro sagrado que también servía para conectar Pisac antigua ciudad inca y Machu Picchu con la Amazonía de Perú. Por otra parte, dado a su complejo acceso, también pudiera tratarse de una zona de refugio para los incas tras la llegada del imperio español.
Solamente se ha restaurado un tercio de lo que fue la ciudadela, de modo que aún queda mucho espacio por investigar y muchas dudas por resolver. El sitio arqueológico está dividido en nueve sectores y en ellos encontramos un centro político-religioso, una plaza principal, edificios, fuentes, almacenes, escaleras gigantes, corrales, casas de gobernantes, templos y terrazas inmensas.
Existen más de veinte grabaciones en piedras con figuras nombradas como “Llamas del Sol” dispuestas en quince terrazas con dirección al nevado Quory Hauyrachina; una característica de los poblados incas, que ayudaban en el uso agrícola de las laderas de los cerros, y que actualmente, a la vista de los visitantes, parecen pisos alfombrados por la vegetación de la zona.
Es probable que haya sido un centro religioso muy importante y que estaba ocupado por los sacerdotes consagrados a las divinidades; pues se han encontrado vestigios de pinturas y cementerios que confirmarían esta creencia. Lo que hace suponer que Choquequirao más que una fortaleza, era un sitio religioso.
Una de las mayores incógnitas que rodea Choquequirao es el hecho de que consiguiera permanecer oculta la ubicación de la gran obra de los sucesores del Inca Pachacutec, Topa Inca Yupanqui y Wayna Capac, durante la conquista española del Imperio Inca.
Sin embargo, los incas pudieron refugiarse en este sitio a partir del año 1535, que pasó a ser conocido como la última resistencia del Imperio al colonialismo español, uno de los últimos centros religiosos incas cuyo legado se ha mantenido intacto desde entonces.
Choquequirao fue abandonado hacia finales del siglo XVI, y no se redescubrió hasta varios siglos más tarde, a través de arqueólogos y exploradores que visitaron el lugar. La primera referencia escrita sobre Choquequirao data del año de 1768 y su autor fue Francisco Antonio Cosme Bueno, cosmógrafo mayor del Virreinato del Perú. Sin embargo la documentación fue puesta de lado y echada al olvido por las autoridades.
Desde el aire los investigadores, que lo han apreciado, describen que Choquequirao se muestra como un gran libro abierto, con el caudaloso río Apurimac a sus pies y una gran cadena montañosa que se precipita hacia las vertientes orientales cubiertas por una inmensa vegetación tropical.
Además de su enigmática riqueza arqueológica, el entorno de Choquequirao es muy rico en biodiversidad. Todas las especies que lo habitan se han adaptado a pesar de las variaciones de temperatura como es sol durante todo el día e inclementes heladas durante la noche. La fauna del lugar está compuesta principalmente por cóndores, tarucas, vizcachas, zorros, zorrinos, pumas, picaflores, osos y el gallito de las rocas, ave nacional del Perú. En su flora destacan los helechos gigantes, el ichu (pasto del altiplano andino), y una gran variedad de orquídeas, donde resalta la de la variedad wakanki.
Llegar hasta Choquequirao es un verdadero desafío para los amantes del turismo de naturaleza y aventuras; pero solo podrán hacerlo aquellos que estén mental y físicamente preparados, para enfrentar un recorrido que se hace a pie y toma hasta tres días. A las largas caminatas se suma el clima húmedo y la altitud de Cusco, que roza los tres mil quinientos metros sobre el nivel del mar y puede provocar daños o mal de altura.
La Ruta Choquequirao es una experiencia de trekking con una distancia de 60 kilómetros, durante 4 días, se lleva a cabo en uno de los cañones más profundos del mundo, el formado por el río Apurímac, por estrechos y zigzagueantes senderos, frente a majestuosos nevados y aterradores precipicios, con maravillosos paisajes y vegetación que va desde el ichu de la puna hasta los helechos tropicales, pero que sólo puede realizarse si se cuenta con la asesoría de un guía especializado.
José Luis Perelló Cabrera
Investigador. Cátedra de Estudios del Caribe «Norman Girvan»
Universidad de La Habana