El senderismo es una actividad recreativa y turística que implica caminar por senderos y rutas al aire libre, generalmente en entornos naturales como bosques, montañas, parques nacionales o zonas rurales. A diferencia de otras actividades, el senderismo suele centrarse en rutas bien marcadas y no requiere de habilidades especializadas o equipo técnico avanzado. Es una actividad accesible para personas de diversas edades y niveles de condición física. En tal sentido, desempeña un papel crucial en la promoción del bienestar físico y mental, así como en la conexión con la naturaleza.
El senderismo tiene sus raíces en Europa, especialmente en países como Alemania y Suiza, a fines del siglo XVIII y principios del XIX. En esa época, el interés por la naturaleza y la salud física experimentó un aumento significativo, y se promovió la práctica de caminar y explorar paisajes pintorescos. Intelectuales de la época fueron influyentes en la promoción de la conexión entre el ser humano y la naturaleza.
La creación de rutas señalizadas y la formación de clubes excursionistas en el siglo XIX contribuyeron al desarrollo del senderismo como una actividad recreativa y socialmente aceptada. A lo largo del tiempo, el senderismo se ha convertido en una actividad popular en todo el mundo, brindando a las personas la oportunidad de disfrutar de la naturaleza, mantenerse activas y experimentar una conexión más profunda con el entorno.
La condición del senderismo radica en disfrutar de la naturaleza, la exploración del hábitat y el ejercicio físico moderado. Los senderistas pueden elegir entre una variedad de rutas, desde caminatas suaves en terreno llano hasta ascensiones más desafiantes en montañas. La duración de una caminata puede variar desde cortas excursiones de medio día hasta travesías de varios días con pernoctaciones en campamentos o glamping. Este último es una nueva forma de alojamiento en un entorno natural que se empezó a imponer en los últimos años. Es ideal para aquellos viajeros que disfrutan de la naturaleza, pero prefieren conservar ciertas comodidades en su estancia.
El senderismo también proporciona oportunidades para la relajación, la conexión con la naturaleza y las relaciones sociales. Con su enfoque en la exploración tranquila y la apreciación del entorno natural, el senderismo se ha convertido en una actividad popular en todo el mundo para aquellos que buscan escapar del estrés y bullicio urbano para disfrutar de la belleza y sensación del aire libre.
El contacto con la naturaleza y la actividad física durante el senderismo tienen efectos positivos en la salud mental. La exposición al aire libre y la luz solar, combinada con la liberación de endorfinas, reduce el estrés, la ansiedad y mejora el estado de ánimo en general. Al ser una actividad placentera y menos intensiva que otras formas de ejercicio, es más probable que las personas mantengan el hábito del senderismo a lo largo del tiempo.
También proporciona una serie de ventajas, como la mejora de la salud cardiovascular y musculoesquelética, logrando un mayor equilibrio y coordinación, mejoras incomparables con otras formas de ejercicio. “Tanto si se trata de un sendero local como de una exigente excursión de montaña, hay un sendero para cada persona: cada uno ofrece una aventura personalizable para cualquier nivel de forma física y horario”, opina Rami Hashish, fisioterapeuta y asesor de rendimiento corporal del Instituto Nacional de Biomecánica de Los Ángeles, en Estados Unidos. El uso de bastones de trekking también puede ejercitar los músculos de la parte superior del cuerpo, como brazos y hombros, y las caminatas más empinadas pueden intensificar el entrenamiento de muchos músculos.
Numerosos estudios han verificado que caminar durante periodos más largos y con mayor frecuencia mejora los parámetros fisiológicos asociados al estrés agudo, según el investigador Martin Niedermeier, científico deportivo de la Universidad de Innsbruck (Austria), La actividad también puede reducir la ansiedad y la depresión, además de mejorar la cognición, la función de la memoria y la capacidad para resolver problemas. El senderismo exige que el lóbulo frontal del cerebro preste atención constante para procesar el campo visual en constante cambio e identificar los peligros secuenciales de tropiezos y resbalones a medida que aparecen en el camino, explica James Ashton-Miller de la Universidad de Michigan
Otro factor que contribuye a la salud mental, es que la actividad potencia la capacidad del sistema nervioso para reorganizarse y establecer nuevas conexiones funcionales. Esta neuroplasticidad del cerebro es vital porque nos permite aprender y evolucionar a lo largo de la vida y potencia los centros de pensamiento y memoria del cerebro.
También se ha demostrado que ir de excursión por senderos con otras personas es bueno para la vida social, lo que puede reducir la sensación de soledad y aislamiento. Pero muchos de los mejores beneficios para la salud mental asociados al senderismo proceden de la cadencia rítmica de la marcha combinada con los efectos calmantes de las vistas, los sonidos y los olores de la naturaleza. Los estudios demuestran que las personas que practican senderismo en la naturaleza mejoran hasta en un 20% su capacidad de atención.
Otros análisis muestran cómo hacer ejercicio en la naturaleza puede producir una mayor sensación de revitalización, un aumento de la energía y una disminución de la tensión, la confusión y la ira.
El senderismo puede incluso mejorar la actitud hacia el ejercicio en general. Es probable que esta sea la razón por la que los senderistas expulsan más energía que los corredores o los caminantes, ya que tienden a pasar períodos de actividad más largos, que si hicieran ejercicio en un entorno diferente.
José Luis Perelló Cabrera
Investigador. Cátedra de Estudios del Caribe «Norman Girvan»
Universidad de La Habana