Uno de los lugares más famosos del estado de la Florida, en la ciudad de Miami, es una majestuosa edificación que no se levantó allí, sino que fue trasladada ladrillo por ladrillo entre continentes, desde España. Eso sucedió con el Ancient Spanish Monastery, el monasterio español más imponente del siglo XII.
Según reportes históricos, el claustro original del monasterio de Santa María la Real de Sacramenia fue un pequeño pueblo de la provincia de Segovia, en España, el cual se estima fue construido en el año 114.
De acuerdo con la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, en 1925 el periodista William Randolph Hearst, un multimillonario norteamericano, compró el monasterio de Santa María la Real de Sacramenia. Luego de tener el poder económico en sus manos para cumplir dicho capricho, desmontó la estructura ladrillo por ladrillo y la trasladó a su país, un viaje entre Europa y Estados Unidos.
Toda la infraestructura se transportó por mar con un total de 11.000 cajas de madera, las cuales no solo contaban con la cantidad de 35 mil bloques, sino que llevaban consigo un gran valor histórico.
Aunque parecía un proyecto llamativamente lucrativo, todas las planeaciones futuras de Hearst comenzaron a desmoronarse en consecuencia a una epidemia que, en aquel entonces, azotaba a España: la de la fiebre aftosa.
Para evitar que la fiebre aftosa se propagara por todos los estados del país americano, el Departamento de Agricultura tomó la decisión de abrir caja por caja e incinerar lo que allí hubiera. Aunque los ladrillos quedaron intactos, llegaron completamente desordenados, por lo que volver a construir el monasterio se tornaba casi que imposible.
El proyecto que tenía en mente el magnate tuvo varias trabas, empezando por el virus y terminando con una crisis económica que llevó a Hearst a la depresión y, posteriormente, a vender la infraestructura en una subasta. Luego de que la edificación española fuera promocionada en subasta, permaneció 26 años en un almacén de Brooklyn, en Nueva York, sin que nadie pudiera ver su esplendor, el color de sus jardines y las imponentes rocas que la formaban.
En 1952, los emprendedores William Edgemon y Raymond Moss compraron las partes del monasterio para construir una atracción turística en Florida.
De acuerdo con la revista ‘Time’, los sujetos pagaron por la estructura alrededor de 500.000 dólares. Luego de que llegaran a Miami, los obreros tardaron 19 meses en reconstruir dicho rompecabezas. Tan pronto se logró la construcción total, el medio estadounidense citado la catalogó como el ‘rompecabezas más grande de la historia’.
Sin embargo, en 1964 volvió a ser vendida, en esta ocasión, al multimillonario filantrópico Robert Pentland Jr., brindándola como obsequio a la diócesis episcopal de Florida.
Y así es como se llama actualmente: Iglesia de St. Bernard de Clairvaux, aunque también se lo conoce como “Ancient Spanish Monastery”.
Y ese claustro, esa sala capitular y ese refectorio se han convertido en una atracción turística visitada por unas 50.000 personas al año, la mayoría desconocedoras de la historia del magnífico monasterio español.
Actualmente, está ubicado en North Miami Beach y es una de las atracciones turísticas más llamativas para las personas que llegan desde todas partes del mundo y está abierto para el público durante todo el año.
El costo para poder apreciar dicha infraestructura clásica y llena de historia es de 10 dólares para adultos y cinco dólares para los niños, como se lee en su página web.
José Luis Perelló Cabrera
Investigador. Cátedra de Estudios del Caribe «Norman Girvan»
Universidad de La Habana