Tsunami arancelario de Trump

   Afectaciones para casi el mundo entero, ruptura del orden comercial, inflación acentuada, posible recesión global y otras descripciones similares resumen la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles a productos importados por su país.

    Divulgada el 2 abril desde la Casa Blanca y en vigor tres días y una semana después, según el caso, la medida estremeció los mercados y desató la incertidumbre a  nivel universal, a la cual no escapa América Latina con países estrechamente vinculados a los designios económicos de Washington.

    La mayoría de los productos latinoamericanos tendrá que pagar un arancel de 10 por ciento, el mínimo decretado por la administración norteamericana en estos nuevos  tiempos de comercio internacional, que provocan incesantes críticas contra Trump.

    Voces de diversas ideologías apuntan que el Gobierno de Estados Unidos despreció las reglas y unilateralmente dio paso a una guerra arancelaria, con China en el centro de los ataques, pese a las advertencias sobre los resultados de tal proceder.

    JUSTIFICACIONES

    Trump expuso que se trata de una acción “recíproca” después de décadas de abusos contra su país por parte de aliados y competidores, cuyas medidas proteccionistas están dañando las exportaciones estadounidenses.

    En el discurso en el que denominó “Día de la Liberación”, el mandatario mostró un cartel con dos columnas: aranceles y barreras de las naciones impuestas a Estados Unidos y las nuevas tarifas a aplicar como respuesta.

    Apoyamos al trabajador estadounidense y ponemos a Estados Unidos en primer lugar, subrayó el gobernante tras manifestar que en muchos casos el amigo es peor que el enemigo en materia de comercio.

    También anunció que en mayo se eliminará el tratamiento libre de impuestos para pequeños paquetes procedentes de China, lo que afectará a plataformas de comercio electrónico como Shein, y confirmó la entrada en vigor de un arancel de 25 por ciento a los automóviles fabricados fuera de Estados Unidos.

    Ese país, recordaron reportes periodísticos, registró en 2024 un déficit comercial de 918 mil millones de dólares, un 17 por ciento más que el año precedente, y para Trump tal situación es “una emergencia nacional que amenaza la seguridad”.

    IMPACTO EN AMÉRICA LATINA

    Medios de prensa como los británicos BBC y Reuters comentaron que la ofensiva norteamericana es gigantesca, pero Latinoamérica está entre las regiones menos dañadas pues aparte del gravamen mencionado solo los productos de Venezuela y Nicaragua tendrán que pagar un 15 y un 18 por ciento (el más alto del área), respectivamente.    

    Sin embargo, alertaron las fuentes, la preocupación de los exportadores latinoamericanos radica en que, como el precio de sus mercancías será mayor al cruzar la frontera estadounidense, venderán menos y eso terminará perjudicando la inversión, el empleo y el crecimiento.

    A juicio de analistas, si disminuye el avance en Estados Unidos o se produce una recesión, Latinoamérica lo va a sentir, debido a la estrecha interconexión de las economías de ambas partes.

    Citado por Bloomberg Economics, el experto Felipe Hernández precisó que el arancel para las naciones de esta área geográfica, excluida Cuba (víctima de un bloqueo económico hace más de 60 años), significa un retroceso con respecto a la situación en la que estaban antes.

    Por otra parte, BBC señaló que entre los productos latinoamericanos que por ahora no pagarán impuestos están el cobre, los bienes farmacéuticos, los semiconductores, los artículos de madera, los lingotes de oro, la energía y otros minerales no disponibles en Estados Unidos.

    Si el petróleo y otros recursos energéticos, agregó, permanecen exentos de los nuevos gravámenes, los efectos en la región estarían más focalizados en sectores como la agroindustria, aunque todo depende de cada país.

   A diferencia de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y Nicaragua, una nación latinoamericana que quedó fuera de esta ronda de aranceles fue México.

    En su caso, al igual que Canadá, pertenece a un tratado con Estados Unidos (T-MEC)  que estable condiciones preferenciales de comercio.  

    Según Washington, los productos que cumplan con los requisitos del acuerdo seguirán exentos de tarifas y aquellos que no lo hagan continuarán sujetos a las vigentes: 25 por ciento para bienes no incluidos en el convenio y 10 por ciento para productos específicos como energía y potasa.

     Como opuesta a la decisión de Trump, entre otras opiniones de líderes de América Latina, se alzó la voz del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien afirmó que su Gobierno enfrentará “todo intento de imponer un proteccionismo que no cabe más en este mundo” y “defendemos el multilateralismo y el libre comercio”.

José Oscar Fuentes
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