La tendencia se mantuvo por octavo año consecutivo: el gasto militar del mundo continuó su aumento sostenido en 2022, nuevamente con Estados Unidos a la cabeza, y alcanzó la cifra histórica de 2,24 billones (millones de millones) de dólares.
De acuerdo con el nuevo informe del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés), el monto destinado por el país norteamericano a dicho fin ascendió a 877 mil millones de unidades del billete verde.
En otras palabras, esa última suma representó el 39 por ciento de la cantidad global, o casi dos de cada cinco dólares para el sector castrense a nivel internacional pertenecieron a Estados Unidos.
A juicio de la citada entidad, que desde 1966 se dedica a la investigación de conflictos, control de armas y desarme, el ascenso del 0,7 por ciento en términos reales del gasto estadounidense pudo ser incluso superior si no hubieran existido los guarismos más elevados de inflación desde 1981.
Nan Tian, investigador del Programa de Gasto Militar y Producción de Armamento del Sipri, expuso que la subida norteamericana estuvo motivada en parte por la asistencia financiera con propósitos bélicos de Washington a Ucrania, en el contexto de la conflagración desde febrero de 2022, entre esa nación y Rusia.
El apoyo fue estimado en 19,9 mil millones de dólares, y desde el final de la Guerra Fría, precisó el instituto sueco, ningún país entregó ese monto a un solo destinatario en un mismo año, aunque solo significó el 2,3 por ciento de todo el gasto militar estadounidense.
Además de ese aporte a la nación europea, Washington asignó 295 mil millones de dólares a operaciones y mantenimiento militares, 264 mil millones a adquisición e investigación y desarrollo, y 167 mil millones al personal uniformado.
Los números en contexto
Las cifras antes expuestas resultan más ilustrativas teniendo en cuenta que el desembolso de Estados Unidos, por sí solo, es superior a 849 mil millones de dólares, suma combinada de los 10 países que le siguen en dicho indicador.
Si se mira en específico a la región de las Américas, el monto correspondiente a la nación norteña representó el 91 por ciento de todo lo invertido en defensa en esta área geográfica en 2022.
Al analizar los datos difundidos por el Sipri, el medio digital Business Insider llamó la atención sobre el hecho de que durante el pasado año el Gobierno federal solamente asignó 76,4 mil millones de dólares en gastos discrecionales para educación, lo cual significa que ese sector recibió 10 veces menos fondos que el destinado al plano castrense.
Asimismo, un artículo publicado a inicios de 2022 en la revista Science advirtió que el incremento del gasto militar aprobado por el Congreso significaba un menor aumento para la ciencia en el presupuesto de la nación.
La publicación lamentó que, en el empeño de reforzar el Ejército, los legisladores redujeron en más de la mitad una subida de 110 mil millones de dólares propuesta por el Gobierno del presidente Joe Biden para programas civiles, la cual incluía una serie de iniciativas nuevas y ampliadas de investigación.
Criterios contrapuestos
El pasado 18 de marzo, con motivo del vigésimo aniversario de la invasión lanzada por Estados Unidos en Iraq, representantes de decenas de organizaciones se congregaron frente a la Casa Blanca para demandar el fin de las guerras con el sello de Washington.
Como parte de su mensaje pacifista, varios de los oradores de esa jornada criticaron el alto volumen de la inversión castrense, entre ellos Afeni Evans, activista de la organización Life after Release y veterana del Ejército.
William D. Hartung, investigador del Instituto Quincy de Gobernanza Responsable, manifestó en un artículo de opinión en el periódico The Hill que a medida que se incrementa el gasto militar, el Legislativo norteamericano debe analizar críticamente el presupuesto del Departamento de Defensa.
Desde su punto de vista, el monto solicitado para ese ramo correspondiente al año fiscal 2024 (comienza el próximo 1 de octubre) de 842 mil millones de dólares es mucho más de lo que se precisa para lograr una protección efectiva del país y de sus aliados.
La referida cantidad supera en 26 mil millones de dólares el nivel demandado para 2023, precisó la sección de gastos del Pentágono.
Con el fin de constrarrestar lo que Washington denomina la maligna influencia rusa, se planifica la entrega a Ucrania de 753 millones de dólares, y en el mismo sentido para financiar operaciones antichinas aparecen otros 400 millones de dólares.
“El presupuesto proporciona más de seis mil millones de dólares para respaldar a Ucrania, la alianza de Estados Unidos con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y otros estados socios europeos al priorizar la financiación destinada a mejorar las capacidades y la preparación de las fuerzas norteamericanas y aliados ante la continua agresión rusa”, apuntó un documento de la mansión ejecutiva.
Además, la iniciativa del presidente Joe Biden solicita 37,7 mil millones de dólares con el objetivo de mantener una fuerte disuasión nuclear.
Desafortunadamente, existe el peligro de que el Congreso, una vez más, agregue decenas de miles de millones de dólares al total del Pentágono en función de intereses financieros particulares, en lugar de una evaluación cuidadosa de lo que se necesita, subrayó Hartung.
El investigador se refirió al papel que desempeñan en esa maquinaria los principales contratistas de armas, quienes entregan a los miembros del Capitolio cuantiosas contribuciones de campaña (82 millones de dólares solo en los dos últimos ciclos electorales), en particular a aquellos con mayor autoridad sobre los volúmenes de gastos castrenses.
A criterio de Hartung, en lugar de agregar fondos que beneficien a los grandes contratistas, el Congreso debería dedicarse a determinar si la propuesta del Pentágono está alineada con una estrategia sensata.
Por su parte, 62 organizaciones religiosas enviaron en marzo último una carta a los integrantes del Legislativo para pedir una reducción de los fondos militares, con vistas a que haya mayores inversiones en educación, vivienda, atención médica y otras áreas del bienestar humano.
El país se dirige hacia un presupuesto de un billón de dólares en armas y guerra, apuntalando una política exterior militarizada costosa y dañina, mientras la gente lucha por satisfacer sus necesidades más básicas. No podemos seguir por ese camino moralmente en bancarrota, escribieron los grupos de fe, incluidos Alliance of Baptists, American Friends Service Committee, Adrian Dominican Sisters y The United Methodist Church-General Board of Church and Society.
Más allá de esos criterios, todo parece indicar que el gasto en defensa continuará su camino ascendente, cuando miembros republicanos del Congreso consideraron que incluso la subida de 3,2 por ciento propuesta para el venidero año fiscal resulta “irresponsablemente pequeña”, sobre todo al compararla con el anuncio de China de expandir su presupuesto en el sector 7,2 por ciento.
Tal es el caso del senador Roger Wicker, de Mississippi, quien consideró los planes de Biden en la materia como lamentablemente inadecuados y decepcionantes, y al igual que otros miembros del llamado partido rojo insistió en un aumento de al menos un cinco por ciento por encima de la inflación.
Una reciente encuesta de la agencia Associated Press reflejó que los estadounidenses están divididos en sus criterios con respecto a la inversión en defensa: mientras casi un tercio de los adultos estiman que los niveles actuales son demasiado elevados, un 34 por ciento los considera correctos e igual cantidad los encuentra insuficientes.
Cifras de otros países
Después de Estados Unidos, las naciones que más desembolsaron para el sector de marras fueron China, con 292 mil millones de dólares y 4,2 por ciento de crecimiento en relación con 2021, Rusia (86,4 mil millones y 9,2 por ciento), India (81,4 mil millones y seis por ciento) y Arabia Saudita (75 mil millones y 16 por ciento).
La lista de los primeros 10 países se completa con Reino Unido, Alemania, Francia, Corea del Sur, cuyos 46,4 mil millones de dólares representan una caída de 2,5 por ciento, y Japón.
En términos reales, el gasto global creció 3,7 por ciento, y Europa (13 por ciento) tuvo su expansión más pronunciada en las últimas tres décadas. Algunos de los grandes saltos se registraron en países cerca de Rusia como Finlandia (36 por ciento), Lituania (27), Suecia (12) y Polonia (11).
Reportes de prensa recordaron que Suecia y Finlandia solicitaron de manera conjunta formar parte de la OTAN en mayo de 2022, luego de mantener durante décadas una postura de no alineación.
Aunque Finlandia fue admitida, el pedido de Suecia para integrar el bloque militar sigue estancado por la oposición de Turquía y Hungría, agregaron las informaciones.
El documento del Sipri también mostró la subida en Asia y Oceanía, mientras que en América Central y el Caribe y en América del Sur ocurrieron descensos de 6,2 y 6,1 por ciento, respectivamente.
Las estadísticas evidencian cómo los estados refuerzan su capacidad castrense en respuesta a un ambiente de seguridad en deterioro, que no parece que vaya a experimentar mejoría en el futuro cercano, opinó al respecto Tian.