Un peligroso narcotraficante escapa de prisión y pone en jaque al Gobierno y a su política de seguridad, mientras la ola de violencia crece y el pánico se apodera de los ciudadanos, quienes ven establecer otro estado de excepción como respuesta a una crisis de inseguridad que no parece tener fin.
Lo narrado antes bien podría parecer la sinopsis de alguna película de acción al estilo de Hollywood.
Desgraciadamente, no se trata de una trama ficcional, sino de la dura realidad que se vive actualmente en Ecuador, donde la fuga del cabecilla criminal José Adolfo Macías, alias “Fito”, desató renovados capítulos de caos en la nación sudamericana.
CRISIS CRECIENTE
Mucho antes de tomar posesión el pasado 23 de noviembre, era conocido que el nuevo presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, tendría en la seguridad el mayor desafío para su Gobierno, pues bajo los mandatos de los predecesores Lenín Moreno (2017-2021) y Guillermo Lasso (2021-2023), el territorio latinoamericano se vio envuelto en una espiral de violencia sin límites.
De acuerdo con datos difundidos por el portal digital Primicias, en mayo de 2021 Lasso recibió de Moreno un país que ya experimentaba crisis de inseguridad, con una tasa de 14 muertos por cada 100 mil habitantes y una primera masacre carcelaria con 79 víctimas.
Sin embargo, en lugar de recomponer el camino, “el régimen de Lasso abonó para que la crisis recrudeciera. El Gabinete de Seguridad de Lasso enfrentó varias crisis y fue el más inestable de todos”, advirtió el medio ecuatoriano, y los números del final de su administración parecen confirmar tal criterio.
Cifras divulgadas recientemente por el diario El Universo mostraron que 2023 fue el año con más muertes violentas en la historia de la nación, con siete mil 878 asesinatos, para una tasa de 46,5 homicidios por cada 100 mil habitantes, muy superior al valor de 5,8 por cada 100 mil habitantes registrado al inicio del periodo de Moreno.
La situación es todavía más complicada si se toma en cuenta el alto nivel de impunidad predominante, porque de todos los asesinatos reportados en esos 12 meses, solamente 584, un nueve por ciento del total, habían sido resueltos.
De ese modo, 2024 no se avizoraba nada alentador, y así quedó demostrado el primer día, cuando Ecuador registró 50 muertes violentas.
Entonces, la ciudanía incrementó sus demandas de acciones concretas y urgentes a Noboa, quien durante su campaña electoral presentó el denominado Plan Fénix para mejorar la situación.
Según la agencia Prensa Latina, aunque las autoridades afirmaban que ya la estrategia mostraba efectividad, en la práctica persistían los hechos delictivos, y los acontecimientos de esta semana son una evidencia de lo lejos que está el Gobierno de recuperar el control y devolver la tranquilidad a las calles.
El 7 de enero, como parte del Plan Fénix, el presidente movilizó a cientos de militares y policías que ingresaron a la cárcel Regional de Guayaquil, tras difundirse los primeros rumores acerca de la fuga de José Adolfo Macías.
“Fito” es el líder principal del cartel de narcotráfico Los Choneros, una organización dedicada a la extorsión, los asesinatos y el robo, y de la cual se considera que controla las principales prisiones del país, escenarios de disturbios en los que han muerto más de 450 reos desde 2020.
Tras los rumores iniciales, el secretario general de Comunicación de la Presidencia, Roberto Izurieta; el comandante general de la Policía Nacional, César Zapata; y el director del Servicio de Atención a Personas Privadas de la Libertad, Luis Zaldumbide, confirmaron que se desconocía el paradero del cabecilla.
Los informes de prensa apuntan que “Fito” se habría escapado en algún momento antes de la tarde del domingo en respuesta a un posible traslado al penal de máxima seguridad de La Roca, donde ya había estado en agosto de 2023.
NUEVO ESTADO DE EXCEPCIÓN
Después de conocida la noticia de la fuga, se produjeron amotinamientos en diferentes centros penitenciarios, donde los prisioneros secuestraron oficiales y enviaron mensajes amenazantes al Ejecutivo para exigirle a Noboa que se abstuviera de enviar tropas a las cárceles.
En medio de ese clima caótico, el presidente anunció el 8 de enero que decretó el estado de excepción para todo el país, incluido el sistema penitenciario, al argumentar que existía una “grave conmoción interna” tras varios hechos, entre ellos el escape del líder de Los Choneros, quien está condenado a 34 años de privación de libertad.
La medida, estimada como controversial por muchas fuentes y empleada varias veces por Lasso, establece la movilización de la Policía y las Fuerzas Armadas para que controlen las alteraciones del orden, e implica la suspensión de los derechos a la libertad de asociación, la inviolabilidad de domicilio, la inviolabilidad de correspondencia en las cárceles y un toque de queda entre las 23:00 y las 05:00 horas, durante 60 días.
“Se acabó el tiempo en el que los condenados por narcotráfico, sicariato y el crimen organizado le dictaban al gobierno de turno qué hacer. Lo que estamos viendo en las cárceles del país es el resultado de la decisión de enfrentarlos”, expresó Noboa en un mensaje al país.
Agregó que grupos “narcoterroristas” pretenden amedrentar a su administración y que ordenó a los mandos policiales y militares intervenir en el control de las cárceles. “Nosotros no vamos a negociar con terroristas ni descansaremos hasta devolverles la paz a los ecuatorianos”, enfatizó.
Tal anuncio no tuvo el efecto, al menos inmediato, de calmar la situación, pues tras el comienzo del nuevo estado de excepción se vivió una noche de terror en varias regiones del país, con bandas criminales que secuestraron policías, detonaron coches bomba y quemaron vehículos en lugares como Esmeraldas, Cuenca, Loja, Guayaquil y Quito, la capital.
Gran conmoción se vivió en el país cuando en la tarde del 9 de enero un grupo de hombres encapuchados interrumpió una transmisión en vivo en las instalaciones del canal TC en Guayaquil, donde secuestraron y amenazaron con armas y explosivos al personal del medio.
Aunque la Policía Nacional informó posteriormente que controló la situación y capturó a los delincuentes, el hecho es un reflejo claro del ambiente de inseguridad y tensión.
También, la prensa local reportó problemas en la Universidad de Guayaquil, donde criminales ingresaron al campus e intentaron secuestrar personas, y desde varias ciudades informaron sobre disparos en lugares públicos y comerciales, aunque sin muchos detalles, mientras circularon en redes sociales imágenes de presuntos saqueos a negocios.
CONFLICTO ARMADO INTERNO
En medio de este acrecentamiento de la violencia, Noboa decretó en la tarde del martes la existencia de un conflicto armado interno y dispuso que se identifiquen 22 grupos del crimen organizado transnacional como entidades terroristas y actores no estatales beligerantes.
Los designados de tal modo son Águilas, ÁguilasKiller, Ak47, Caballeros Oscuros, ChoneKiller, Choneros, Covicheros, Cuartel de las Feas, Cubanos, Fatales, Gánster, Kater Piler, Lagartos, Latin Kings, Lobos, Los p.27, Los Tiburones, Mafia 18, Mafia Trébol, Patrones, R7, Tiguerones, precisó el gobernante en su cuenta de la red social X.
He ordenado a las Fuerzas Armadas ejecutar operaciones militares para neutralizar a estos grupos, añadió Noboa, en tanto el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Jaime Vela, afirmó que toda organización terrorista identificada en ese decreto “se ha convertido en un objetivo militar”.
A criterio de Vela, los sucesos del 9 de enero “son la muestra de que las acciones y decisiones emprendidas por el Gobierno Nacional afectan gravemente a las estructuras criminales y como respuesta han desatado una ola de violencia para atemorizar a la población”.
Ecuador es señalado actualmente como un importante centro regional de almacenamiento, procesamiento y distribución de drogas, lo que ha permitido el fortalecimiento de las bandas criminales, muchas con sus centros de mando y operaciones en las cárceles y vinculadas a los grandes carteles de México y Colombia.
Aunque todavía no es posible conocer el alcance y los efectos que tendrá el decreto ejecutivo, el portal ecuatoriano Primicias explicó que la declaración de un conflicto armado interno implica una movilización total de las Fuerzas Armadas para dar control al país, y la realización de operaciones militares sostenidas en el enfrentamiento con grupos organizados.
Frente a esta crisis, gobiernos como los de Argentina, Colombia, Chile y Estados Unidos, y organismos como la Comunidad Andina de Naciones, dieron muestras de solidaridad y respaldo a Ecuador contra las operaciones de las bandas criminales.
Incluso el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, líder del movimiento Revolución Ciudadana, apoyó la decisión de Noboa de decretar la existencia de un conflicto interno armado y le pidió no ceder ni cometer ningún error en las actuales circunstancias.
“Hoy es momento de la unidad nacional, el crimen organizado le ha declarado la guerra al Estado y el Estado debe prevalecer, el Estado debe vencer”, puntualizó el otrora gobernante en sus redes sociales.