Haití. Conflicto fronterizo y misión multinacional

   El panorama tradicionalmente convulso de Haití podría tener nuevas sacudidas a partir de dos acontecimientos significativos: por un lado, la decisión de República Dominicana de cerrar la frontera común y, por otro, la aprobación en la ONU del despliegue de una misión multinacional de seguridad.

   Tales hechos forman parte del contexto de una nación que vive una profunda crisis sociopolítica, económica y de seguridad, acrecentada tras el asesinato en julio de 2021 del entonces presidente, Jovenel Moïse.

   En este escenario, el cierre de la línea divisoria con República Dominicana a causa de la disputa por la construcción de un canal de riego en el río Masacre o Dajabón puede agravar todavía más el caos que enfrentan los haitianos.

   Al mismo tiempo, la luz verde de dicho organismo multilateral para el envío de fuerzas encargadas de prestar apoyo operativo a la Policía en su lucha contra las pandillas fue recibida con beneplácito por el Gobierno del primer ministro Ariel Henry y otros sectores del país.

   Paralelamente, la iniciativa enfrenta críticas de fuerzas progresistas y opositoras, las cuales recuerdan que iniciativas de ese tipo implementadas en el pasado trajeron consecuencias negativas.

EL CANAL DE LA DISCORDIA

   El pasado 14 de septiembre el presidente dominicano, Luis Abinader, anunció el cierre total de la frontera entre su nación y el territorio vecino por vía marítima, terrestre y aérea, a partir del conflicto creado por la construcción en suelo haitiano del mencionado canal.

   La decisión del mandatario se produjo después de varias jornadas de reuniones entre funcionarios de ambos países para alcanzar un acuerdo en torno al uso del río, una corriente de 55 kilómetros de longitud que limita República Dominicana y Haití en el norte.

   El canal en cuestión comenzó a prepararse en agosto de 2018 con el objetivo de abastecer de agua a más de 30 mil hectáreas de tierra en la llanura de Maribaroux, afectada por una severa sequía, pero su construcción fue suspendida luego del asesinato de Moïse.

   Según el medio británico BBC Mundo, ante la inacción de las autoridades haitianas en la zona, los trabajos del proyecto fueron retomados de forma privada por grupos agrícolas, y de inmediato el Ejecutivo de Abinader cuestionó esas labores, al señalar que la obra desviará el agua del río y amenazará tanto la seguridad como la soberanía de República Dominicana.

   Posteriormente el dignatario procedió con el cierre fronterizo, al considerar que se trata de una edificación ilegal dirigida a irrigar grandes plantaciones y vender el líquido a pequeños productores.

   Durante una conferencia de prensa ofrecida el 15 de septiembre en Cuba, en el contexto de la Cumbre del Grupo de los 77 y China, Abinader manifestó que hay un tema que les preocupa incluso más que el curso del río, y es la existencia de “agentes disociadores y anarquistas que están llevando esa anarquía al interior de Haití y que incluso quieren afectar al Gobierno del primer ministro Ariel Henry”.

   Entonces están creando esta situación con una decisión unilateral, cuando nuestro convenio de 1929 dice que cualquier disposición de la infraestructura hídrica fronteriza debe ser abordada y coordinada entre ambas partes, agregó en referencia al Tratado de Paz, Amistad y Arbitraje firmado entre los dos países en ese año.

   Dos días después, en un mensaje transmitido por radio y televisión, el dignatario defendió la postura de su Gobierno para buscar que se frene la obra, al expresar que quieren garantizar la seguridad y el interés nacional, así como proteger los ríos, el medio ambiente y la producción agrícola.

   Por su parte, las autoridades de Puerto Príncipe dijeron en un comunicado que su país “puede decidir soberanamente sobre la explotación de sus recursos naturales”.

   “Al igual que República Dominicana, tiene pleno derecho a realizar tomas de agua allí, de conformidad con el acuerdo de 1929. El Gobierno de la República de Haití adoptará todas las medidas necesarias para proteger los intereses del pueblo haitiano”, afirmó la declaración.

   El Ejecutivo también instó a su población a mantener la calma y aseguró que tomará las acciones precisas para que la irrigación de la llanura de Maribaroux se lleve a cabo conforme a las normas, bajo la supervisión de varios ministerios.

CONSECUENCIAS DEL CIERRE

   Más allá de las consideraciones acerca de si el cierre era necesario o no, son variados los cuestionamientos que han surgido en torno a la decisión y a sus consecuencias negativas para las dos partes, al tratarse de Estados con estrechos vínculos comerciales, económicos y sociales.

   Un reporte de la agencia de noticias Associated Press (AP) recordó que Haití es el tercer mayor socio comercial de República Dominicana, país que tuvo un volumen de exportaciones de mil millones de dólares a su vecino occidental en 2022, periodo en el cual importó 11 millones de dólares desde ese territorio, en tanto el comercio fronterizo informal alcanza casi 500 millones de dólares.

   A su vez, para el diario estadounidense The Boston Globe, puede que Abinader tenga varias razones para haber cerrado la frontera, pero últimamente es contraproducente para ambos países, y es lo último que Haití necesita ahora.

   En esa misma línea, Diego Da Rin, consultor de la organización International Crisis Group, declaró a la AP que se trata de una medida muy drástica que no tiene sentido desde el punto de vista económico. “Está claro que tendrá consecuencias económicas muy negativas en República Dominicana, y es muy probable que empeore la situación humanitaria sobre todo en las zonas cercanas a la frontera”.

   Asimismo, el experto de la ONU en derechos humanos en Haití, William O’Neill, mostró una enorme alarma por lo ocurrido e instó al Gobierno dominicano a reconsiderar su posición en vista de que tendrá serias repercusiones para ambos lados.

   Explicó en un comunicado que muchas empresas dominicanas dependen del comercio transfronterizo para subsistir, por lo que miles de trabajos están en peligro, además de que numerosos negocios precisan en gran medida de los jornaleros haitianos.

   “Pero el impacto en Haití será aún más grave”, alertó O’Neill al recordar que a causa de la inseguridad y la violencia de las pandillas, muchos productos esenciales como alimentos, equipos médicos y medicamentos se importan de República Dominicana.  

LUZ VERDE EN LA ONU

   En medio de ese conflicto, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el 2 de octubre el despliegue de una misión multinacional para apoyar a la seguridad en Haití, un paso que se da luego de que el primer ministro Henry llamara en septiembre pasado en la Asamblea General del organismo a instaurar esa iniciativa para hacer frente a una “crisis estructural y multidimensional”.

   Tal paso se da cuando el organismo multilateral calcula que del 1 de enero al 9 de septiembre de 2023 al menos tres mil personas resultaron asesinadas y mil 500 fueron secuestradas en esa nación.

   Henry instó a la comunidad internacional a actuar rápidamente frente a la violencia de las bandas, al señalar que “pone en peligro no solo al país, sino a toda la región”.

   La resolución aprobada al respecto autoriza el despliegue de la misión durante 12 meses bajo el liderazgo de otro Estado (labor que asumirá Kenya, tras expresar su disposición en julio pasado) y en colaboración cercana con el Gobierno nacional.

   Según el documento, la iniciativa deberá proveer apoyo operacional a la Policía, facilitará la entrega de ayuda humanitaria y será financiada por contribuciones de organizaciones regionales y países miembros, a los que se pide también aportar personal, equipos y otros recursos.  

   De acuerdo con el diario británico The Guardian, las organizaciones no gubernamentales y grupos de ayuda en Haití dieron una bienvenida provisional a la votación, conscientes del historial de las intervenciones internacionales en Haití, pues la anterior misión de la ONU se vio empañada por acusaciones de conducta sexual inapropiada y los vínculos de un campo del organismo con un brote de cólera que mató a casi 10 mil personas.

   Queda por ver si estas fuerzas policiales serán agentes ordinarios o miembros de unidades especiales que estén realmente entrenados para hacer frente a este tipo tan particular de amenaza a la seguridad, manifestó a ese medio el consultor Da Rin.

   Mientras tanto, el presidente dominicano calificó de positiva la determinación del Consejo de Seguridad y la consideró un significativo avance para la pacificación de Haití, pero dejó ver que continuará el cierre fronterizo.

    Precisó que aunque se suavicen algunas acciones de tipo comercial, no cree que haya flexibilización importante en la parte migratoria en los próximos meses, al argumentar que ante el despliegue de la fuerza multinacional, “debemos tomar una protección especial” para garantizar “la seguridad nacional”.

   “A los miembros de grupos armados que actúan en Haití les conviene entregarse a las tropas de Kenya y no intentar cruzar la frontera, porque no les irá muy bien”, advirtió Abinader, en momentos en los que abundan las interrogantes acerca del futuro del territorio vecino y las relaciones bilaterales.

José Oscar Fuentes
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