Abundantes lluvias, crecidas de ríos, inundaciones, deslizamientos de tierras…, en resumen, una gran catástrofe por las inclemencias del clima marca desde finales de abril el panorama en la parte meridional de Brasil, donde autoridades han descrito la situación como un drama sin fin.
El problema natural, con las mayores incidencias negativas en el estado de Rio Grande do Soul como nunca antes en la historia de ese lugar, también se extiende a territorios fronterizos de Uruguay y Argentina, que reportan cifras significativas de personas evacuadas.
Según cifras de la Defensa Civil brasileña, las cuales pueden aumentar en medio de las actuales circunstancias, la suma de las cantidades de muertos, desaparecidos y heridos supera el millar, y el último grupo, con más de ocho centenas, es el más numeroso.
Aunque las precipitaciones disminuyeron el último lunes, el gobernador de Rio Grande do Soul, Eduardo Leite, instó a los evacuados a no regresar a sus viviendas, en especial en Porto Alegre, la capital del estado, y sus alrededores.
Todavía no es momento de volver a las casas en las zonas de riesgo, alertó en alusión a los pronósticos relacionados con el río Guaíba, en cuyas riberas están varias ciudades afectadas.
Hasta 5,35 metros llegó el nivel de las aguas de ese afluente el 5 de mayo para marcar un pico histórico, divulgaron medios locales de prensa, que se refirieron, además, a las posibilidades de sobrepasar tal registro.
Los reportes expusieron que a la compleja situación se sumaron, a inicios de semana, bajas temperaturas y fuertes vientos.

VARIADOS PERJUICIOS
Desde el comienzo de estas lluvias torrenciales, estamos viviendo la continuación de un drama sin fin en Rio Grande do Sul, puntualizó el vicegobernador, Gabriel Souza, a la cadena de televisión Globo.
Tal tragedia, la cual a juicio de especialistas está vinculada al cambio climático y el fenómeno El Niño, llevó a más de 600 mil personas a abandonar sus hogares, y de ellas casi 81 mil se encuentran en refugios montados en escuelas, clubes deportivos y otros establecimientos.
Casi 360 mil estudiantes están sin clases, la atención a la salud ocurre en hospitales de campaña, importantes vías y carreteras continúan total o parcialmente cortadas, y el aeropuerto internacional de Porto Alegre quedó bajo agua, agregaron las informaciones periodísticas.
Por su parte, el Consejo Indigenista Misionario de Brasil señaló que las lluvias e inundaciones sin precedentes afectaron al menos a 80 comunidades indígenas, algunas de forma extremadamente grave.
Un comunicado de la Defensa Civil se refirió a la entrega de alimentos y agua potable a esas poblaciones del Valle de Taquari en beneficio de unas 240 familias.
En este contexto, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva suspendió el lunes una visita de Estado a Chile, prevista para el 17 y el 18 de mayo.
La declaración oficial al respecto subrayó la necesidad de monitorear la situación de las inundaciones en Rio Grande do Sul y coordinar la atención a la población afectada (más de dos millones de damnificados) y las tareas de reconstrucción.
De acuerdo con el Gobierno regional, los perjuicios ocasionados por el evento climatológico se estiman en unos 18 mil 839 millones de reales, unos tres mil 700 millones de dólares.

ACCIONES DE RESCATE, AYUDA Y SOLIDARIDAD
Como respuesta, Lula anunció un paquete de ayudas de 50 mil millones de reales, nueve mil 800 millones de dólares, entre créditos y medidas asistenciales directas para ese estado, con 446 municipios dañados, el 90 por ciento de su totalidad.
Es una catástrofe para cuya magnitud no estábamos preparados, reconoció el mandatario en una reunión el lunes con el ministro de Finanzas, Fernando Haddad, y el gobernador Leite, quien participó por videoconferencia.
Durante ese encuentro, el Gobierno federal confirmó la suspensión, por tres años, del pago de la deuda de Rio Grande do Sul con la Unión. Dicha iniciativa seguirá para el análisis en el Congreso como un proyecto de ley complementario.
Más allá de la alerta máxima por las condiciones del clima, los cuerpos de rescate aprovechan los pocos espacios que ofrecen los temporales para realizar los trabajos de búsqueda de desaparecidos y socorrer a los necesitados.
La prioridad es salvar vidas, instó Lula el 2 de mayo en el estado afectado tras reunirse con Leite.
En el segundo momento, vamos a tener que cuidar de hacer una evaluación de los daños y, a partir de ahí, empezar a pensar en cómo encontrar el dinero para que la gente pueda reparar esos perjuicios, señaló entonces.
Tres días después, el presidente regresó a dicho territorio con el fin de acompañar las labores de su administración en la asistencia humanitaria y reiteró que no faltarán recursos en la recuperación.
El Gobierno federal está en diálogo permanente con el Gobierno de Rio Grande do Sul y con las alcaldías para apoyar a la región en lo que sea necesario. No mediremos esfuerzos para auxiliar a los municipios que sufren con las lluvias y salvar vidas, recalcó el fundador del Partido de los Trabajadores.
Lula rindió homenaje por el Día de las Madres el domingo 12 de mayo y evidenció también apoyo a las progenitoras de la sureña región.
Quiero dejar un mensaje de solidaridad a las madres de Rio Grande do Sul, víctima de una de las mayores tragedias ambientales de la historia de Brasil, ustedes no están solas, afirmó en un comunicado oficial publicado en plataformas digitales.
A juicio del ministro de Integración y Desarrollo Regional, Waldez Góes, solamente reconstruir las carreteras destruidas por las inundaciones deberá costar al menos unos mil millones de reales, casi 200 millones de dólares.
Por su lado, celebridades como la supermodelo Gisele Bündchen y la estrella del pop Anitta compartieron enlaces e información acerca de dónde y cómo donar para ayudar a los damnificados. También, empresas, iglesias, centros docentes y ciudadanos comunes de todo el país se han movilizado para cooperar.
La agencia de refugiados de Naciones Unidas distribuyó mantas, colchones, utensilios de cocina, lámparas solares y kits de higiene, desde sus reservas en el norte de Brasil y otros sitios.
Dos mil toneladas de donaciones fueron enviadas a Rio Grande do Sul, una marca histórica para el país en respuesta a desastres, expuso a reporteros el ministro de la Casa Civil, Rui Costa.
Tales suministros, que incluyen agua y medicinas, están siendo operados por entes federales y tienen como destino, explicó el titular, las áreas más perjudicadas.
Como novedad en las operaciones de asistencia resaltan los lanzamientos aéreos de las cargas mediante paracaídas, lo cual, en opinión de Costa, muestra la gravedad de la situación y la dificultad logística para llegar a zonas aisladas.
SUGERENCIAS PARA LA RECONSTRUCCIÓN
Según Marcelo Dutra da Silva, profesor de Ecología de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, las variaciones climáticas extremas llegaron para quedarse y por eso Brasil debe planificar la reconstrucción de este estado teniendo en cuenta cuáles son las zonas más seguras y resistentes.
Ciudades enteras tendrán que cambiar de ubicación, es necesario alejar las infraestructuras urbanas de los entornos de mayor riesgo, que son las áreas más bajas, planas y húmedas, de ladera, las riberas de los ríos y las urbes dentro de los valles, comentó el docente a BBC Brasil.
Debido al calentamiento global, los desastres climáticos se van convirtiendo en rutina, ocurren con mayor frecuencia, son más intensos y dañinos, y tienen la agravante, como en este caso, de que hay muchas ciudades construidas junto a cuerpos de agua sin ninguna preparación para afrontar eventos extremos relacionados con la lluvia, opinó Karina Bruno Lima, quien realiza un doctorado en Climatología en el referido centro de estudios superiores.
Además, subrayó al diario español El País que este desastre ocurrió por una conjunción de factores: El Niño, que trae más lluvias; una corriente con humedad desde la Amazonia; y un bloqueo atmosférico junto a una masa de aire caliente sobre el centro de Brasil.
Esa inestabilidad quedó atrapada sobre Rio Grande do Sul, pero ahí está también la influencia humana. Una atmósfera y unos océanos más calientes generan energía para los eventos extremos, precisó.
Diversas voces recordaron que el clima en Sudamérica se ve afectado por El Niño, que también calienta periódicamente las aguas superficiales del Pacífico ecuatorial, y en Brasil ha causado sequías en el norte e intensas lluvias en el sur. Este año sus efectos han sido especialmente severos.
Para los científicos, los fenómenos climáticos extremos tienen una mayor frecuencia debido al cambio climático, provocado por la quema de combustibles fósiles que emiten gases de efecto invernadero. Casi todos sugieren disminuir de manera considerable el consumo de carbón, gas y petróleo en aras de limitar el calentamiento.
A la par se demandan respuestas de política social, comentó a la agencia estadounidense de noticias AP Natalie Unterstell, presidenta del Instituto Talanoa en Río de Janeiro, dedicado a estudios sobre estrategias en beneficio del medio ambiente.
Con el fin de ofrecer una alternativa eficaz al cambio climático en Brasil, consideró, resulta necesario combatir las desigualdades.