Cambio climático, guerras, conflictos, pobreza, desigualdad…, esos y otros temas alarmantes marcan a diario las vidas de millones de personas en todo el orbe y llevaron al secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, a manifestar que “el estado de nuestro mundo es insostenible”.
La alerta del Guterres, realizada esta semana en el segmento de alto nivel del debate de la Asamblea General del organismo, no constituye un pronunciamiento exagerado o una mera visión catastrófica del escenario internacional, sino una reflexión sobre los numerosos problemas que siguen golpeando al planeta y que mantienen en vilo a buena parte de los países.
Ante decenas de jefes de Estado y de Gobierno, y otros líderes de las naciones miembros de la ONU, manifestó que esa insostenibilidad está basada en tres factores principales: la impunidad, la desigualdad y la incertidumbre imperantes en la actual coyuntura mundial.
En el caso de la impunidad, señaló que cada vez son más los gobiernos que transgreden el derecho internacional. Se refirió, en específico, a la guerra en Gaza, al caracterizarla como “una pesadilla que no cesa y amenaza con arrastrar consigo a toda la región”. Aunque sostuvo que nada justifica ataques como los cometidos por Hamas el 7 de octubre en Israel, recalcó que el castigo colectivo del pueblo palestino es injustificable.
Con respecto a la desigualdad, Guterres expresó que es una cuestión de poder que se acentúa con el tiempo y las crisis, la cual tiene raíces históricas muy profundas y se refleja en hechos como que el uno por ciento de las personas más ricas posee un 43 por ciento de los activos financieros del planeta.
Acerca de la incertidumbre, se refirió a los altos niveles de ansiedad generados por la crisis climática, con eventos como sequías, inundaciones e incendios forestales cada vez más extremos; y también hizo alusión al avance de la inteligencia artificial, al cuestionar si llevará a más libertad o a más conflicto, a estar mejor informados o a ser manipulados con mayor facilidad, cuando unas pocas compañías acumulan gran poder en ese campo sin supervisión.
ENTRE CONFLICTOS Y CRISIS CLIMÁTICA
Las alarmas no fueron encendidas solamente por Guterres. Varios de los líderes participantes en el debate en la sede de la ONU en Nueva York, incluidos mandatarios latinoamericanos, realizaron pronunciamientos similares.
Uno de ellos fue el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien advirtió de forma enérgica sobre la amenaza global del cambio climático, llamó a defender la democracia, a luchar contra las desigualdades y el hambre, y calificó a la guerra en Gaza como una de las mayores crisis humanitarias de la historia reciente.
Su homólogo de Guatemala, Bernardo Arévalo, catalogó al cambio climático como una realidad devastadora que afecta a la humanidad, y lo vinculó con uno de los asuntos más apremiantes para América Latina, al apuntar que los conflictos y la migración en Centroamérica son alimentados por ese fenómeno.
A su vez, el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, reiteró la necesidad de descarbonizar la economía como única salida posible para atajar la crisis climática, y también criticó el actual orden mundial, que privilegia la voz de los países con capacidad de destruir la humanidad.
“Por eso, no nos escuchan cuando votamos que se detenga el genocidio en Gaza, aunque seamos la mayoría de los presidentes del mundo”, apuntó.
Pese a estas y otras arremetidas contra el estado actual de las cosas y contra el papel de la propia ONU como organismo multilateral, Guterres dejó ver una luz al final del túnel, cuando afirmó estar convencido de que los desafíos enfrentados por el orbe pueden solucionarse si se logra que funcionen los mecanismos de resolución de problemas.
La pregunta que queda entonces es si realmente estaremos, como humanidad, a tiempo de revertir este escenario considerado insostenible.