Muy pocas encuestas sobre el posible vencedor de los últimos comicios de República Dominicana ofrecieron dudas y los vaticinios se hicieron realidad con el nuevo triunfo del presidente Luis Abinader, cuya permanencia en el poder puede prolongarse hasta 2028.
Tras conservar la condición de amplio favorito al éxito durante la campaña electoral, el mandatario consiguió la reelección el pasado 19 de mayo y de esa forma el Partido Revolucionario Moderno, bajo su liderazgo, seguirá siendo la principal fuerza política en el país caribeño de unos 11 millones de habitantes.
Desde la llegada en agosto de 2020 al Palacio Nacional, sede del Ejecutivo, Abinader ha mantenido un elevado índice de aceptación entre los dominicanos y, según diversas voces, los resultados económicos y las políticas relacionadas con la migración fortalecieron su imagen.
Gracias al 57 por ciento del apoyo de los votantes, suficiente para impedir una segunda consulta en las urnas, el jefe de Estado dejó relegados a los otros ocho contendientes, incluido al tres veces gobernante Leonel Fernández (1996-2000, 2004-2008 y 2008-2012), de Fuerza del Pueblo y ahora el segundo aspirante de mayor respaldo (29 por ciento).
La tercera posición de la pugna correspondió a Abel Martínez (10 por ciento), exalcalde de Santiago de los Caballeros, la ciudad más importante después de la capitalina Santo Domingo, y en busca de dicho cargo por el Partido de la Liberación Dominicana, de acuerdo con datos preliminares de la Junta Central Electoral.

CRITERIOS DE ABINADER
El pueblo ha hablado con claridad y lo que quiere es seguir profundizando el cambio. Hemos obtenido mejores resultados que en 2020. Se ha aprobado el esfuerzo que hemos hecho hasta hora con eficacia y transparencia, manifestó Abinader poco después de declarar la victoria, reconocida casi inmediatamente por sus principales rivales.
Hemos recorrido una parte y ahora toca seguir profundizando los cambios y reformas para seguir la línea de desarrollo que hemos emprendido, agregó el empresario convertido en político, de 56 años de edad e integrante de una rica familia de origen libanés.
Por otra parte, el licenciado en Economía y con estudios de postgrado en universidades de Estados Unidos, aseguró que respetará los límites de la Constitución y no buscará un tercer mandato como parte de su legado al país, que esta vez tuvo una abstención del 46 por ciento de los más de ocho millones con derecho al sufragio.
A juicio de Abinader, quien optó por la presidencia por primera vez en 2016 y perdió ante el entonces mandatario Danilo Medina, él ha recibido un voto de confianza, de esperanza con la mirada puesta en el futuro.
Recalcó que el mensaje de las urnas es claro, las transformaciones realizadas resultan irreversibles, y “República Dominicana ha cambiado y ha cambiado para siempre”.
DESAFÍOS DE LA PRÓXIMA ADMINISTRACIÓN
Tanto Abel Martínez como Leonel Fernández se comunicaron con Abinader el propio día de las elecciones para trasmitir felicitaciones y desear una buena gestión, lo cual el ganador agradeció y calificó como muestra de democracia.
Posteriormente, el mandatario reiteró que retomará el diálogo con los líderes de la oposición y la ciudadanía en aras de conciliar el Pacto Nacional, el cual abarcará todas las áreas de políticas públicas.
También comentó que puede haber cambios en su gabinete de Gobierno con el fin de avanzar y señaló que en una etapa inicial se trabajará en la planificación del relanzamiento del Ejecutivo.
Mencionó acciones a impulsar para aplicar las reformas pendientes durante el primer mandato, incluida la fiscal, la cual, puntualizó, debe realizarse con el consenso de los sectores sociales.
Los próximos cuatro años de Abinader, señaló al canal de televisión France 24 el antropólogo social dominicano Bernardo Matías, estarán enfocados en continuar con el crecimiento económico, el fortalecimiento del turismo (recibió más de 10 millones de visitantes foráneos en 2023), pero incluiría una reforma fiscal que, a su criterio, es necesaria.
Ese incremento y las transformaciones deben traducirse en igualdad y equidad social y económica. La prioridad es combatir la pobreza, recalcó.
Matías lamentó que contradictoriamente al referido auge “República Dominicana está entre los países con más bajos indicadores de calidad de educación y entre los países con mayor tasa de mortalidad materna y de embarazo adolescente”.
Sin dudas, la economía será fundamental en la agenda del presidente, quien tratará, según exteriorizó, de poner en marcha nuevas iniciativas que fomenten más empleos, sin olvidar la lucha contra la corrupción como una de sus promesas desde 2020, bajo los estragos de la pandemia de la Covid-19.
Las remesas enviadas desde el extranjero ascendieron en 2023 a casi 11 mil millones de dólares, un 3,1 por ciento más en comparación con el año precedente, y la inversión extranjera directa tuvo un récord de cuatro mil 300 millones del billete verde, destinada en especial a la construcción hotelera, expuso la agencia de noticias Prensa Latina.
Más allá de esos altos índices, agregó, la generación de empleos no cubre las expectativas, la tasa de desocupación se situó en cinco por ciento en el trimestre final de 2023 y la mitad de la población económicamente activa se mueve en la informalidad, en muchos casos en situaciones precarias.
Criterios de analistas sostienen que las políticas sociales implementadas en los últimos cuatro años solo han sido un paliativo en el cruento escenario en que subsisten la mayoría de los dominicanos. Por tanto, el presidente debería solucionar problemas estructurales de una economía de servicios.
Abinader catapultó la importante industria turística de República Dominicana a la recuperación en un tiempo récord, devolviendo a su país un crecimiento previsto del cinco por ciento del Producto Interno Bruto en 2024, según cifras del Banco Mundial, apuntó el BBC Mundo.
Sin embargo, expuso ese medio, los desafíos persisten, y la delincuencia figura en las encuestas como un problema importante para los dominicanos, muchos de ellos preocupados por los inmigrantes que llegan desde el vecino Haití como causantes de hacer crecer los niveles de inseguridad.
Críticos del mandatario apuntan que tiene gran trabajo por delante para controlar la persistente inflación y la desigualdad que han dejado a muchos atrás.

OTRO ASUNTO RECURRENTE
Para la analista política dominicana Rosario Espinal, el gobernante podría haber ganado la reelección simplemente enfocándose en la batalla contra la corrupción, como lo hizo en 2020, “pero no iba a ser con los márgenes que él quiere”.
En cambio, precisó la experta, Abinader aceptó con beneplácito las políticas nativistas migratorias que tradicionalmente son impulsadas por la extrema derecha dominicana.
“Necesitaba encontrar un tema nuevo que convocara a toda la sociedad”, afirmó Espinal, “y eso él lo encontró en el asunto migratorio”, subrayó.
La explotación de las actitudes antihaitianas no es nada nuevo en República Dominicana, recordó el diario estadounidense The New York Times.
Rafael Trujillo, el dictador al frente del país de 1930 a 1961, institucionalizó una campaña que mostraba a los haitianos como racialmente inferiores y en 1937 ordenó la masacre de miles de ellos y de dominicanos de ascendencia haitiana.
Casi todos los demás países de la región ofrecen la nacionalidad por nacimiento, pero una enmienda constitucional de 2010 y un fallo judicial de 2013 excluyeron de esa condición a los hijos nacidos en República Dominicana de migrantes indocumentados, amplió el rotativo norteamericano.
Tal iniciativa significa que unos 130 mil descendientes de migrantes haitianos están viviendo en República Dominicana sin tener la nacionalidad aunque nacieron allí, según organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Abinader se apoyó en las medidas antiinmigrantes ya consagradas en la ley dominicana, suspendió la emisión de visas para haitianos en 2023, y luego clausuró la frontera común durante casi un mes, en una disputa sobre la construcción de un canal en la vecina nación que utiliza agua de un río compartido por ambos países.
En opinión de Pablo Mella, director académico del Instituto Superior Pedro Francisco Bonó, las políticas de Abinader hacia Haití son “una vergüenza pública, una vergüenza internacional”, en particular el trato a las mujeres embarazadas.
“Lo que pasa es que eso es lo que da voto”, añadió Mella, y “los candidatos jugaban a ver cuál es el más antihaitiano de todos”.
Otros analistas se refieren de manera positiva a la postura de Abinader frente a la crisis de Haití y reciben bien las decisiones de impulsar la construcción de un muro fronterizo, rechazar la llegada de refugiados y aumentar las deportaciones de haitianos y de ciudadanos en situación irregular.
Citado por el diario español El País, el sociólogo Juan Miguel Pérez consideró que en cuatro años Abinader pasó de ser un dirigente a convertirse en un líder político. Y así zafarse, continuó, de esa crítica que recibía de la sociedad de ser una tayota (un fruto insípido).
Le querían decir con eso que era insulso; que, como la fruta, cogía el sabor que tú le pongas. Eso ya no es así. Las elecciones han sido claras, aseveró.
De su lado, el mandatario reiteró que para República Dominicana, en los próximos cuatro años, “lo mejor está por venir, pues tiene el valor de seguir trabajando”. Quizás, muchos observen primero y opinen después, sin apresuramientos.