Brasil comenzó a restringir desde el 26 de agosto la entrada a su territorio de inmigrantes sin visas, después de que la Policía Federal identificara que el país se convirtió en una ruta para redes de tráfico de personas.
Según informó el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública el día que comenzó a implementarse la medida, el pasajero en tránsito que llegue al gigante sudamericano sin el mencionado permiso y tenga como destino final otra nación deberá seguir viaje o regresar al lugar de origen.
“Los pasajeros que, por casualidad, permanezcan en la zona de tránsito internacional del aeropuerto de Guarulhos, en Sao Paulo, o en otros aeropuertos con conexiones internacionales, si no poseen visa de entrada en territorio brasileño, serán rechazados”, indica un comunicado de la cartera.
Dicha medida fue adoptada después de que las autoridades identificaron que migrantes indocumentados están siendo utilizados por organizaciones criminales de tráfico de personas, pues la facilidad para pedir refugio sería atractiva para tales grupos.
Investigaciones demuestran que los viajeros compran billetes con destino a países de América del Sur. Cuando llegan a Brasil para una escala, solicitan refugio, renuncian a seguir hacia el destino final o regresar a los países de origen y permanecen de forma irregular en las áreas restringidas de los aeropuertos.
De acuerdo con las autoridades, la mayoría de quienes piden refugio en ese país no tienen motivaciones que justifiquen tal condición. En su totalidad, los emigrados (originarios del sur de Asia y de África) tienen como objetivo final entrar de forma ilegal en Estados Unidos o Canadá.
En una década, de 2013 a 2023, el número de solicitudes de refugio en la terminal aérea de Guarulhos aumentó 61 veces, pasando de 69 a cuatro mil 239.