La capital de Haití sigue igual de peligrosa, las pandillas juegan a replegarse y aparecer una y otra vez, una estrategia que mantiene a la policía nacional y a las tropas extranjeras en jaque.
De los ataques de las bandas armadas en Puerto Príncipe poco se escuchaba, pero del 16 de octubre en adelante las balaceras volvierona ser noticia, y la primera de ellas fue un asalto en la calle Maglorire Ambroise, donde incendiaron casas e hicieron que los vecinos huyeran de sus hogares.
Cuando apostaban por el respeto hacia una efeméride patria, los malhechores con sus armas automáticas interrumpieron la ceremonia de conmemoración del 218 aniversario del asesinato de Jean-Jacques Dessalines el 17 de octubre.
La balacera fue tan intensa que los miembros del Consejo Presidencial de Transición y altos funcionarios del Estado debieron abandonar con premura el sitio tras depositar una ofrenda floral en el Museo del Panteón Nacional Haitiano.
Durante esa misma jornada, miembros de la banda de Bel-Air lanzaron un ataque contra los barrios de Solino y Delmas 24, precisó el diario Le Nouvelliste.
Los bandidos aprovecharon la ausencia de los agentes de policía apostados regularmente en la zona para arremeter contra los residentes locales.
El 18 de octubre los pandilleros obligaron a trasladar del Tribunal de Casación a la Escuela de la Magistratura la ceremonia de juramento de los miembros del Consejo Electoral Provisional por el peligro que corrían los participantes en esa zona de Puerto Príncipe.
Mientras tanto, la Policía Nacional de Haití y la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad prosiguen las operaciones para recuperar las barriadas tomadas por las pandillas que castigan al 80 por ciento de la capital.
Hasta el momento, esa fuerza uniformada y las tropas extranjeras solo hicieron retroceder a los malhechores de las áreas de Saint-Michel, Paul Lauchard, Sylvio Cator, Anglade, Corridor Bastia y sus alrededores.