Nuevamente Canadá regresa a las urnas para, a través de un ejercicio democrático, decidir el futuro inmediato del país. Esta vez en medio de condiciones difíciles: con la pandemia de la COVID 19 incrementando la cifra de enfermos y fallecidos a la par de situaciones económicas y sociales que parecen no encontrar su cauce.
Sin embargo, no debemos de olvidar que tenemos derechos y responsabilidades como ciudadanos y que involucrarnos activamente en la vida política del país que nos recibió es una garantía y una necesidad.
Muchos llegamos a esta nación buscando un mejor futuro y nuevas oportunidades. En varios lugares del mundo, incluidos algunos países latinoamericanos, decidir nuestro camino como sociedad es poco menos que una utopía: sin democracia, sin claridad, el poder controlado por unos pocos.
Tenemos ahora la oportinidad de darle un giro a nuestra vida y comenzar a decidir por lo que queremos, lo que necesitamos, lo que aspiramos para el futuro de nuestros hijos y nietos.
Acudir a las urnas es expresión de que, como individuos y comunidad, estamos implicados en la construcción de una sociedad más justa, más accesible y más coherente con las necesidades del ciudadano común, de los cuales formamos parte.
Debemos de darle voz a la comunidad latina e hispana en Canadá, una voz que se logra con cada voto que damos. Estamos haciendo historia. Nos puede parecer hoy un simple paso en el camino, pero debemos de pensar que estamos decidiendo también el rumbo de esta nación en los próximos años.
Votemos entonces por las nuevas generaciones, por nosotros y nuestro padres, muchos de los cuáles no gozaron de estas oportunidades.
Ejerzamos de manera consciente nuestro derecho ciudadano a involucrarnos en este proyecto país y, más allá de las diferencias políticas, comencemos a pensar como una sólida comunidad que va a alzar su voz por sus derechos, por sus raíces, por su visibilidad, por su trabajo y por su vida.