La ciencia explica porque fallan las resoluciones de Enero

La ciencia explica porque fallan las resoluciones de Enero
La ciencia explica porque fallan las resoluciones de Enero

MONICA PERCIVALE*

La mayoría de los lectores estarán de acuerdo conmigo de que proponernos mejorar es una iniciativa no solo buena sino también inspiradora.
Los números que no mienten nos dicen que el 50% de los habitantes de América del Norte se plantean resoluciones cada primer día de Enero. Los mismos números sin embargo nos dicen que 88% de esas resoluciones quedan abandonadas a mitad de camino.
La verdad es que esos números no son producto de falta de compromiso con nosotros mismos sino de una realidad científica: Nuestro cerebro no está programado para manejar resoluciones de año nuevo.
Para poder mantener nuestras resoluciones se necesita fuerza de voluntad. Las células del cerebro que operan la fuerza de voluntad están ubicadas en la corteza pre frontal, el área ubicada detrás de nuestra frente. Dicha área es responsable por mantenernos enfocados, por el manejo de la memoria inmediata y se encarga de las tareas abstractas.
La fuerza de voluntad que se requiere para materializar una resolución de año nuevo es una función cerebral que nuestro cerebro no está preparado para realizar.
Este fenómeno se entiende mejor si vemos lo sucedido en un experimento realizado por la Profesora Bava Shif en la Universidad de Stanford, Connecticut. Allí se crearon dos grupos de estudiantes de la misma edad. Un grupo recibió un número de dos dígitos para memorizar, mientras que al otro grupo le fue asignado uno de siete dígitos. Luego de una pequeña caminata por los corredores de la Universidad, se les dio a elegir entre dos colaciones diferentes, una porción de torta de chocolate y un tazón de frutas. Los estudiantes asignados un numero de siete dígitos prefirieron la porción de torta.
La conclusión del estudio fue que los números extra que estos estudiantes tuvieron que memorizar, utilizaron un valioso espacio en el cerebro, lo cual hizo muy difícil resistirse a un postre suculento.
El área de la corteza pre frontal es como un musculo, que necesita ser entrenado. Si al comienzo del año lo entrenamos con resoluciones como dejar de fumar, ir al gimnasio o perder peso, es como pretender levantar una barra de 300 libras sin previo entrenamiento.
El problema es claro, para el cerebro es casi imposible enfocarse en cualquier meta abstracta que no esté ligada a un comportamiento específico. La clave esta entonces en convertir primero esas metas en hábitos, y más importante aún, en pequeños hábitos. Por ejemplo, si queremos dejar de fumar, empecemos por crearnos el habito de no fumar el primer cigarrillo de la mañana; o si queremos bajar de peso, habituémonos a caminar antes de ir a dormir.
Cuando convertimos cada gran resolución en un pequeño hábito nos ofrecemos a nosotros mismos la posibilidad de crear un cambio pequeño, fácil de mantener, lo que hace prácticamente imposible que fallemos.
La idea es entonces mantener esos hábitos nuevos y a medida que los incorporamos a la rutina diaria es estableciendo nuevos hábitos que nos permitan acercarnos a la meta gigante que queríamos alcanzar.
En la próxima semana hablaremos de que pasos seguir para asegurarnos llegar a la meta exitosamente.
* Periodista, trabajadora social, uruguaya, radicada en Toronto

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